Que los números no cierran por el derrumbe del precio. Que se queda afuera de la cancha frente al aumento de los costos. Que es inviable en gran parte de las regiones debido a las retenciones. Detrás de esas causas está la baja que se aguarda para la superficie con maíz en 2014/2015. El área para grano comercial disminuirá, por ahora, un 16%, según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Y será el tercer año consecutivo de caída.

Con esas variables adversas, encontrar productores que hayan hecho planes de siembra para mantener o aumentar el área es como remar contra la corriente. Pero existen. Y entre los argumentos que sostienen su decisión anotan continuar una rotación, ver el resultado a largo plazo y no sólo de una campaña, mejorar el control de malezas, aprovechar consumos a nivel zonal y complementar el negocio con la ganadería.

En Coronel Dorrego, en una zona "nueva" para el cultivo, José Javier Irastorza incrementará la superficie un 6 por ciento. "Esta decisión es por dos razones. La primera, para tener un cultivo más en la rotación, lo que nos ayuda a mejorar el control de malezas ya que se puede usar una gama más amplia de fitosanitarios y bajar la presión de malezas resistentes. La segunda razón es que, como es una zona triguera y cebadera, nos da un cultivo más para comercializar", dijo.

El maíz allí se hace con un costo de implantación bajo (en total, US$ 288), con menor densidad. En la siembra se apunta a entre 20.000 y 30.000 semillas por hectárea.

"La baja densidad en zonas como la nuestra, de veranos calurosos y precipitaciones bajas y erráticas, hace que el cultivo nos de una cierta seguridad en la cosecha, ya que hay menos competencia entre plantas", explicó el productor, que también es presidente de la regional Bahía Blanca de Aapresid.

Por el lado del fertilizante, realiza una fertilización de base con fósforo. En materia de rindes, se buscan de 45 a 50 quintales.

En la zona de Pergamino, Michael Dover, miembro del CREA Arroyo del Medio, pasará de 515 a 605 hectáreas la superficie con maíz. Su objetivo es mantener una rotación por tercios, con soja, trigo/soja y maíz y sorgo en el verano.

Como el campo, ubicado hacia Rosario, tiene limitantes, con suelos muy pesados y un horizonte B textural con una capa de arcilla a 30 a 40 cm, que limita la exploración de las raíces, necesita mejorar la estructura del suelo y para ello apunta a las gramíneas.

¿Y cómo mantiene las gramíneas en el actual contexto? Porque no cierra por precio, este año sacó el sorgo. En tanto, en maíz decidió hacer una parte con semilleros que le alquilan y producen con riego. Además, realiza maíz pisingallo con convenio, lo que le permite repartir los gastos.

Al sorgo lo reemplazará con maíz tardío, con menor densidad y fertilización. Por menor densidad se ahorra 50 dólares en semilla (se baja de 75.000 a 60.000 semillas y en algunos lotes a 55.000 plantas) y por lo menos otros US$ 50 en fertilización. Al sembrarse más tarde hay más mineralización y se termina aplicando menos. El total de ahorro suele ir de 100 a 150 dólares. "Estamos tratando de ser creativos para no bajar el maíz ya que lo miramos con un objetivo de tener un tercio de gramínea en el verano", expresó.

Dover usa más de la mitad de ese maíz tardío para su hacienda en el campo (20% es ganadero) y para otro establecimiento que alquila en Saladillo también para vacas.

Agustín Dranovsky es CEO de Grupo Bermejo. En un campo entre Pehuajó y Bolívar, la empresa posee un feedlot con capacidad instantánea para 12.000 cabezas. Presta el servicio de hotelería. En ese mismo establecimiento hará 3700 hectáreas con el cereal, un 5% más que el año pasado. "Nuestro objetivo es respetar la rotación y abastecer el consumo del feedlot", precisó Dranovsky sobre los motivos de la suba del área.

También siembran en Gualeguaychú, entre Ríos. Allí tienen en un campo un plan de recuperación del suelo y el maíz es protagonista. Hicieron 1500 hectáreas el año pasado y ahora apuntan a 2200. Para la venta, se aprovecha su comercialización en la zona, donde hay avícolas.

En la zona de Las Lajitas, Salta, a 1250 kilómetros de los puertos de Rosario, a Ignacio Pisani el número económico del maíz no le cierra por ningún lado. Allí, con un precio a cosecha de US$ 118 por tonelada, restando un flete de US$ 65 quedan sólo 53 dólares. Hacen falta 8600 kilos para pagar los costos, pero se presupuesta el logro de 6000 kilos con un maíz sin fertilización. Es decir, se va a pérdida en más de 2000 kilos.

Pero Pisani este año va a mantener la superficie, con unas 2000 hectáreas. "Acá al maíz lo necesitamos para después hacer otros cultivos, tener cobertura y conservar humedad frente a los fuertes calores. Lo veo como un sistema de producción, no por la rentabilidad de un año o una campaña. Lo evaluamos a diez años", contó el productor.

En rigor, según dice, va a perder plata con el maíz, pero este año va a buscar la rentabilidad haciendo otros cultivos, como chía, poroto y sésamo.

Al margen de su caso, Pisani, que también es presidente de Prograno, señala que en Salta caerá la siembra de maíz. De unas 230.000 a 250.000 hectáreas del ciclo pasado este año se reducirá a 120.000/150.000 hectáreas.

José Javier Irastorza

Productor Coronel Dorrego

"Hace diez años sembramos maíz. Fuimos bajando densidad con resultados cada vez mejores y con un muy bajo costo"

Ignacio Pisani

Productor Salta

"A la rentabilidad la vamos a buscar con otras alternativas, como chía, poroto y sésamo, mientras el maíz sigue por su rol en la sustentabilidad".