El kirchnerismo impuso su mayoría en la Cámara de Diputados y convirtió en ley, a las 5:30 de la madrugada, el “Pago Soberano de la Deuda”, que establece el cambio del “trustee” o agente de pago de los bonos reestructurados en 2005 y 2010 y les permite a los bonistas canjear sus bonos con ley Nueva York por otros de jurisdicción Buenos Aires o París.

La medida, que aún debe ser promulgada y publicada en el Boletín Oficial, busca un modo en el que el país pueda sortear los problemas que tiene por el bloqueo del juez norteamericano Thomas Griesa, que aunque no embargó los fondos que la Argentina depositó para pagar los bonos del canje, si impidió que el pago se concretara y desató un nuevo default debido a que un grupo de bonistas aún no cobró los intereses que vencían el 30 de junio.

El apuro del oficialismo es porque a fin de septiembre hay un nuevo vencimiento. Con esta ley, el Gobierno intenta que no entren en default también esos bonos, a pesar de que la postura del Ejecutivo es que no hay ningún default porque el pago fue depositado y si los bonistas no cobraron es debido a Griesa y a los fondos buitre y no por un incumplimiento de la Argentina.

El debate en Diputados arrancó ayer pasado el mediodía con una demostración de fuerza del kirchnerismo que sentó a 138 diputados en sus bancas. Es decir, nueve más que el quórum. La votación en general terminó con 134 votos a favor 99 en contra y 5 abstenciones.

A los propios y los aliados habituales se sumaron la ex socia de Raúl Castells, Ramona Pucheta; los dos diputados del Movimiento Popular Neuquino que responden al moyanista Guillermo Pereyra, María Villar Molina y Adrián San Martín; la fueguina Graciela Boyadjian; y Facundo Moyano, de estrecha sintonía con Sergio Massa.

Otro diputado de buena relación con Massa, Martín Insaurralde, estuvo en el recinto junto a su bloque para iniciar la sesión y apoyar la iniciativa. El líder del Frente Renovador, en cambio, llegó al recinto sobre la noche, con el debate largamente iniciado. La UCR, el Frente Renovador, el PRO, el Frente de Izquierda y parte del Frente Amplio Progresista rechazaron la ley y parte de la oposición se abstuvo o se ausentó.

La extensa sesión tuvo momentos ásperos por las acusaciones cruzadas entre el oficialismo y la oposición por la actitud de cada uno respecto a cómo lograr que el país resuelva la situación judicial que mantiene con los fondos buitre. Uno de los enfrentamientos casi derivó en trompadas entre Facundo Moyano y el kirchnerista Carlos Kunkel, y, en otro momento, el diputado del FIT Nicolás del Caño fue agredido por un grupo de gremialistas del SMATA.

Las gradas, llenas de militantes de La Cámpora y la JP Descamisados, entre otras agrupaciones oficialistas, tensaron el debate con abucheos a los discursos opositores y ovaciones para los del Frente Para la Victoria. No faltó tampoco el cancionero kirchnerista. “Dicen que venimos a votar por seguidismo. Venimos a votar y a ganar el debate político como lo hacemos siempre”, los arengó el mendocino Guillermo Carmona.

Al anunciar el rechazo de la su bloque, el radical Enrique Vaquié sostuvo que “la Argentina ya tiene instrumentos para cambiar la sede de pago” y sugirió “convocar a la asamblea de bonistas y militarlos” para lograr el cambio de jurisdicción. La postura de que el Ejecutivo no necesita esta ley para dejar de pagar en Nueva York fue compartida también por el ex ministro y diputado de UNEN Martín Lousteau.

El oficialismo reclamaba acompañamiento. “Es necesario un voto masivo, como lo hubo en la ONU”, pidió el titular de la comisión de Presupuesto, Roberto Feletti. No tuvo éxito.

Por el Frente Renovador, Felipe Solá criticó el proyecto. “Acá se hace como que se paga, pero hasta que no cobren efectivamente los bonistas no está solucionado el problema”, señaló. El bonaerense expuso por qué su sector desconfía de la capacidad de Nación Fideicomisos de instrumentar el pago.

Se le sumó Claudio Lozano. “No existe el tiempo material para que Nación Fideicomisos cumpla”, advirtió. Su bloque, sin embargo, al igual que el Frente Renovador y el PRO, prometió apoyo para el artículo que crea la comisión investigadora de la deuda.

En desacuerdo con el proyecto pero sin intenciones de rechazarlo, la fundadora de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, había anunciado que se ausentaría a la hora de votar. “Yo no quiero votar en contra y no quiero estar cuando se aplauda esto. Decidí como acto político no estar. Ustedes no tienen derecho a hacernos pasar vergüenza todos los días de su vida”, le reclamó al oficialismo. De las galerías bajaron abucheos.