El Ministerio de Economía amenazó con cerrar y no dejar funcionar en la Argentina al tradicional banco estadounidense Citibank. Todo fue hecho por escrito y el ministro Axel Kicillof encabezó la ofensiva con la intención de que la corporación de Wall Street se convierta en aliada de su combate contra el juez Thomas Griesa.
En una breve, pero contundente nota dirigida a la cúpula del banco en Buenos Aires, el Palacio de Hacienda la amenaza con cerrar al Citibank de no acompañar la posición de la Casa Rosada en la crisis de la deuda externa.
El texto reclama primero que la entidad cumpla con el pago retenido y por vencer a los bonistas con legislación argentina.
Se trata de un emplazamiento similar al que hizo con el Bank of New York. Y después, Economía lanza el ultimátum. Advierte en forma taxativa lo siguiente: que si el Citibank sigue –como hasta ahora– cumpliendo la orden judicial de Griesa, el gobierno argentino le va a revocar la autorización para funcionar como banco comercial en todo el territorio del país.
La advertencia fue firmada por el secretario de Finanzas, Pablo López, siguiendo una instrucción política precisa de Kicillof.
Clarín confirmó que la nota secreta con la intimación fue dirigida al presidente del Citibank, el banquero Gabriel Ribisich. La carta tiene sólo una carilla de extensión y fue enviada el pasado 6 de agosto.
Unos días después, Ribisich habría respondido la misiva al Palacio de Hacienda. Utiliza términos diplomáticos, pero intenta deslindar responsabilidades porque los involucra la sentencia firme de la Justicia de los Estados Unidos. En ese texto el banco intenta frenar el arrebato de Kicillof y se compromete a tomar todas las medidas necesarias para cumplir con el vencimiento del próximo 30 de septiembre de los bonos canje que se encuentran bajo ley argentina.
Un vocero del Citibank le dijo a Clarín: “No podemos hacer comentarios porque hay un conflicto en trámite, pero desde ya no se va a alterar en absoluto el compromiso del Citi con sus actividades en el país y sus clientes.” Ribisich habría hecho consultas políticas en la Embajada de Estados Unidos y pedido instrucciones a su casa matriz de Manhattan. El Citibank tiene una traumática relación con la Argentina, desde el endeudamiento de los 90. La acción de Ribisich obedece a que la inédita amenaza generó un cimbronazo en el Citibank. El Gobierno revocó la autorización para funcionar en la Argentina al Bank of New York, pero el BoNY tiene en Buenos Aires una oficina y sólo un representante.
El Citibank ocupa a miles de personas, cuenta con muchas sucursales en todo el país y con innumerables ahorristas que le confiaron millonarios depósitos.
Hace 100 años que opera aquí y se encuentra entre los diez bancos privados locales más importantes. La versión del ataque del ministro de Economía ya provocó inquietud entre clientes calificados.
El ultimátum no habría sido avalado por Juan Carlos Fábrega, a pesar de que el Banco Central es la autoridad de aplicación del sistema financiero. Fue por eso que Kicillof debió recurrir al inexperto López. En los últimos días se agudizó la pelea entre Fábrega y Kicillof, lo cual se refleja en la desorientación que domina la política cambiaria y monetaria.
Pero la iniciativa de avanzar contra el Citibank cuenta con el apoyo de la Presidenta. Cristina hizo alusión al Citibank en varios discursos por cadena nacional, con frases poco entendibles, pero que eran mensajes cifrados a su cúpula.
La crisis también irrumpió en los tribunales de Manhattan. Karen Wagner el abogado del Citigroup, admitió que el Citibank recibió la amenaza y podría ser cerrado en la Argentina.
Así lo dijo: “ Estamos en una situación insostenible y extremadamente peligrosa que podría derivar en consecuencias tan serias como la pérdida de licencia que Citibank Argentina tiene para operar.” The New York Post confirmó que esa definición se encuentra en un escrito que el Citibank entregó a la Corte de Apelaciones de Nueva York. Fue el viernes 15 de agosto y ahora el tribunal citó al banco el 18 de septiembre.
La acción contra el Citibank forma parte de la estrategia de Kicillof de confrontar con los empresarios para encubrir la pobrísima política económica que lleva adelante. Tiene la lógica del apriete y de buscar culpables. En su breve gestión, emula a Guillermo Moreno y se convirtió en un verdadero “coleccionista de fracasos.” Por eso tuvo que hacer concesiones con la ley de abastecimiento. Miguel Pichetto le advirtió que era imposible aprobar el texto original. Kicillof aceptó una propuesta de CAME de Osvaldo Cornide y exceptuó de la legislación intervencionista a las pequeñas y medianas empresas. Por primera vez los comercios quedarían excluidos de las clausuras. Pero la estrategia de corte chavista se concentró en las grandes firmas. El Grupo de los 6 ya decidió preparar una demanda por inconstitucionalidad y para eso consultó a tres juristas: Alberto García Lema, Juan Cassagne y Jorge Vanossi.
Entre los hombres de negocios existe mucha preocupación por el deterioro económico y la ausencia de rumbo de Cristina. Dólar sin techo, inflación acelerada y recesión son un cóctel explosivo. Por eso, un millar de hombres de negocios se congregarán el lunes en el Día de la Industria para escuchar a todos los candidatos presidenciales.
Hablarán Mauricio Macri, Sergio Massa y Daniel Scioli, así como los líderes de UNEN.
Los empresarios están ansiosos y reconocen una cuestión: Cristina ya no puede dar solución a los serios problemas que generó su propia gestión.