Pequeña fortuna. Ese es el término, benévolo por cierto, que usa The Wall Street Journal (WSJ) para calificar la evolución patrimonial del matrimonio Kirchner, desde que Néstor accedió a la presidencia en 2003. El periódico estadounidense, uno de los más importantes del país, publicó en su versión en español un extenso artículo firmado por los periodistas Santiago Pérez y Taos Turner, desde Río Gallegos. La nota, reproducida en la edición impresa de hoy del diario La Nación, está ilustrada con una foto del empresario Lázaro Báez.
Según se detalla, desde que asumió la presidencia Néstor Kirchner hasta que murió, en 2010, el patromonio presidencial "aumentó de US$2,5 millones a US$17,7 millones, según sus declaraciones juradas anuales ante la Oficina Anticorrupción". El WSJ asegura también que "muchos argentinos quieren saber de dónde provino ese dinero".
La nota, titulada "El vínculo entre el dinero y la política, una sombra que persigue a los Kirchner", amplía las dudas sobre la década K y recuerda también el procesamiento del vicepresidente Amado Boudou por el caso de la imprenta Ciccone; y el del ex secretario de Transporte Ricardo Jaime "bajo cargos de enriquecimiento ilícito". Además, suma el caso de la ex ministra de Economía Felisa Miceli, "condenada por los delitos de encubrimiento agravado y sustracción de documento público en una investigación sobre una bolsa con efectivo hallada en el baño de su oficina". A ninguno de los dos ex funcionario menciona por su nombre, sólo recuerda su cargo.
Enseguida, el artículo cuenta el vínculo del empresario Lázaro Báez con el matrimonio presidencial y cómo creció su fortuna desde que los Kirchner accedieron al poder nacional. "Un fiscal en Buenos Aires --dice el periódico-- acusó a Lázaro Báez de lavar cerca de US$65 millones a través de una red global de empresas fantasma. El fiscal, José María Campagnoli, dijo en una entrevista que el dinero habría sido desviado de fondos del gobierno destinados a obras públicas y que Báez era testaferro de los Kirchner". Luego se contraponen dichos de Báez: "La cuestión judicial nos ha hecho un daño gigantesco. (El escándalo) Nos quita a nosotros mucho nivel de participación en la obra pública, es una manera elegante de sacarnos de la cancha".
The Wall Street Journal hace hincapié no sólo en las relaciones K con los empresarios y su afán por eludir la Justicia. También cuentan cómo buscaron evitar hablar de la polémica sobre su patrimonio. "Funcionarios del gobierno de Kirchner no respondieron a pedidos de comentarios sobre la riqueza de la presidenta o las investigaciones de corrupción. En su única declaración pública sobre su patrimonio —un intercambio tenso y escueto con estudiantes de la Universidad de Harvard en 2012— Kirchner, de 61 años, dijo: Teníamos y tengo una determinada posición económica que ha sido producto de que he trabajado toda mi vida y he sido una muy exitosa abogada. Ahora soy una exitosa presidenta también, gracias".
La nota, que es básicamente un recuento variado de informaciones ya publicadas en medios locales, se amplía al escenario económico y detalla la pelea con los fondos buitre. Y hasta hace lugar a la polémica sobre "el relato" y las denuncias de Jorge Lanata en su programa Periodismo para Todos.