Desde Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), emitieron un comunicado expresando su preocupación con el trigo: “el problema para nuestro país parece no tener fin. La distorsión del mercado como consecuencia de la intervención del gobierno continua sin pausa, mientras el precio del trigo sigue bajando, y el precio del pan sube”, emitió la entidad.

Asimismo, agrega: “La decisión de Argentina de restringir las exportaciones ha causado la pérdida de mercados en el exterior, como Brasil, y coloca a la producción triguera en una difícil encrucijada. La fallida estrategia del gobierno nacional de inundar el mercado interno con trigo para que los molinos harineros compren barato y financiados por los productores, convalido como una mentira harto comprobada que haya protegido la mesa de los argentinos”.

Respecto del desánimo para sembrar trigo, Carbap advirtió que “le llegó a los productores, y a veces los factores se combinan agravando el desinterés por este cereal. Tal es el caso de lo que está ocurriendo en la zona de producción, las grandes lluvias han hecho que baje aún más el área de siembra y de lo que se ha sembrado, gran parte ha sido sembrado en forma tardía o se ha inundado”.

La entidad presidida por Horacio Salaverri, afirma que el año próximo “es esperable que la producción de trigo sea pobre, lo que contribuirá a que el productor siga agravando su situación ya que le faltarán los ingresos con que normalmente cuenta para transcurrir los primeros meses de cada año. Pero este mal se extenderá a los demás actores que intervienen en el proceso productivo: los comercios venderán menos, los contratistas tendrán menos hectáreas para cosechar, los camioneros trasladarán menos cereal, en fin serán menos ingresos y trabajo para todos los argentinos agravando la ya deteriorada economía de las localidades del interior”.

Por último, Carbap dispara: “La responsabilidad de lo ocurrido tiene nombre y apellido, y es el Gobierno Nacional. Un gobierno con funcionarios que hacen oídos sordos a los reclamos justificados de quienes año tras año enterramos nuestra esperanza bajo tierra, producimos y arriesgamos en zonas duramente castigadas por el clima. Aunque este comprobado que el clima no es nuestro mayor problema”.