En el marco de la jornada de apertura del 22° Congreso Aapresid, que este año
se organiza bajo el lema “La Misión”, se desarrolló el Simposio de Bio economía.
En primer término, Nicola Cenacchi disertó sobre “Más y mejores alimentos:
¿podremos lograrlo sin tecnologías? En el segundo turno, Martín Lema y Claudio
Dunnan avanzaron sobre “¿Qué misión tiene la Biotecnología para el desarrollo
sustentable?”
Frente al auditorio de la sala Rizobacter, Nicola Cenacchi, investigador de
la División de Tecnología del Ambiente en el Instituto Internacional de
Investigación sobre Políticas Alimentarias de Estado Unidos (IFPRI, por su sigla
en inglés), reveló detalles del estudio de modelación global realizado en 2013 y
publicado el último febrero. En el mismo, se articularon distintas variables con
la intención de potenciar y estudiar las posibilidades de las nuevas tecnologías
en tren de aumentar los rindes, contemplando su relación con los precios y la
producción de alimentos en un escenario de cambio climático.
Cenacchi presentó primero el fundamento de “Food Security in a World of Natural
Resource Scarcity” (Política alimentaria en un mundo con escasez de recursos
naturales): cómo “alimentar a una población creciente”, “hacer frente a la
presión que se establece sobre el sistema agrícola mundial” y “al aumento de
precios de los alimentos” en un escenario de cambio climático.
En tren delinear respuestas, el modelo presentado propone estrategias
distintas –según las zonas– entre las que se destacó la siembra directa.
En el marco de la disertación, el especialista abundó en valores y estadísticas
para explicar las respuestas de los dos escenarios planteados para el estudio
que contemplan el plazo que va desde 2010 a 2050: uno, con productores que no
aplican ninguna de las tecnologías sugeridas en el modelo; el otro, en el que sí
son implementadas.
Si bien las cifras arrojadas responden a una proyección –se trata de un modelo–, los cambios en la productividad, los precios y las calorías en los alimentos (fundamental para hacer frente a la demanda de alimentos y las poblaciones malnutridas), mostraron notorios beneficios del segundo escenario sobre el primero.
“Los precios bajan cuando no se aplica siembra directa”, fue una de las conclusiones que demostró Cenacchi en su desarrollo.
El dato alentador también se trasladó a la productividad a igual porción de tierra, tanto en condiciones de secado como de riego.
El investigador destacó que se trata de un estudio global preliminar y alentó futuras inversiones para nuevas investigaciones.
A su turno, Martín Lema, director de Biotecnología del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina, y Claudio Dunnan, ingeniero Agrónomo recibido en la Universidad Nacional de Buenos Aires y doctorado en Agroecología en la Universidad del Estado de Colorado (Estados Unidos) discurrieron “¿Qué misión tiene la Biotecnología para el desarrollo sustentable?”
En el comienzo, Lema brindó un panorama sobre los desarrollos en biotecnología en uso y aquellos que están en proceso de trabajo en torno a cultivos transgénicos e insumos agropecuarios.
El funcionario manifestó con optimismo los avances –“la diversificación”– hacia otros cultivos por fuera la soja y el maíz, tales como la papa, el trigo y la caña de azúcar.
Si bien durante la disertación las referencias a la Bio economía fueron constantes, Lema destacó que un camino en el sentido trazado “contribuye a un mayor valor agregado de la producción” –citó como ejemplo “la desmaterialización de otros agentes”– con la mirada puesta en una “agricultura sustentable”.
A su tiempo, el ingeniero Claudio Dunnan disertó sobre los beneficios de la bioenergía y alentó un recorrido “del petróleo a la biomasa”.
“Es un largo y sinuoso camino, pero en Argentina están dadas las condiciones para que se empiece a acelerar”, dijo y bregó por el “aprovechamiento de la fotosíntesis del día”.
Su disertación señaló los beneficios de la biomasa, tanto en la sustitución de combustibles (energía) como su papel a la hora de avanzar sobre “moléculas de alto valor agregado que hoy provienen de la petroquímica” (química verde).
También expresó las preocupaciones existentes en torno al “abuso del planeta”, y “al cambio climático” (olas de calor, sequías, inundaciones). Sobre este último punto, señaló que en los últimos veinte años se duplicaron los eventos climáticos catastróficos.
A la hora de graficar la influencia directa del C02, reveló que cuando se comenzó la discusión sobre la injerencia del gas, la relación era de 50 partes por millón en tanto que se espera que en la cumbre climática de París (2015) se establezca un parámetro que “no supere las 250 partes por millón”.
Para él, la Bioeconomía, a través de la biomasa, ofrece ventajas como “mitigar” el avance del cambio climático, “está altamente basada en la innovación” y “baja la dependencia del petróleo”, además de un “impacto positivo en la salud”.
¿Y de dónde se obtiene la biomasa no alimenticia? “De los residuos agrícolas y alimenticios, la gramínea y los residuos forestales”, señaló el especialista.