Por encima de esa pelea de las papeleras se divisa hacia el futuro inmediato una profundización de los enfrentamientos diplomáticos en toda la agenda de Montevideo y Buenos Aires.
El último párrafo del comunicado que el canciller Héctor Timerman emitió ayer a su par uruguayo, Luis Almagro, es el prólogo de esta jugada.
Allí se plantea que "el gobierno argentino procederá a reevaluar todas las políticas de relacionamiento bilateral con el Uruguay".
Dicho de otro modo: Timerman dejó minada la relación bilateral en relación con los acuerdos comerciales, energéticos y de dragado del río Uruguay.
Todo esto se volverá a discutir. Y la fecha probable será después de las elecciones presidenciales de octubre de Uruguay, cuando se conozca el nuevo mando oriental.
El gesto de Cristina Kirchner hacia José Mujica no parece corresponder a los esfuerzos que siempre hizo el presidente uruguayo por mantener una buena relación con la Argentina.
Esto le generó incluso un fuerte cuestionamiento en el Frente Amplio, que lidera, ya que muchos dirigentes, incluido el actual candidato presidencial Tabaré Vázquez, entendían que Mujica fue demasiado blando con Cristina Kirchner.
Las reuniones a solas que mantuvieron los presidentes de Uruguay y la Argentina en Cuba en enero pasado y los intentos de ambas partes por lograr nuevos encuentros fracasaron.
Cristina Kirchner vislumbra a partir de diciembre próximo, que es cuando se hará el recambio de poder en Montevideo, un escenario más complicado y hostil que el que tuvo con Mujica.
Sencillo: tanto Tabaré Vázquez como su oponente en las urnas, Luis Lacalle Pou, tienen una postura muy dura hacia la Argentina. Ambos coinciden en que es más lo que perdió Uruguay que lo que ganó tratando de alinearse con Buenos Aires.
Desde la proyección uruguaya ayer entreveían una jugada política de Cristina Kirchner destinada a mandar un mensaje al frente interno. Por un lado, para potenciar la imagen del gobernador Sergio Urribarri en Entre Ríos a partir del lógico apoyo de los asambleístas. Por el otro, para apoyar al ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo , quien si se congela la relación con Uruguay apaciguaría los ánimos de los gremios portuarios, que estaban preocupados por las facilidades que se le iban a dar a Uruguay. También interpretaban la jugada como un modo de opacar el escándalo Boudou.
Es probable que Cristina Kirchner y Mujica intenten hoy en la cumbre del G-77 en Bolivia un acercamiento formal. Pero no pasará de ello.
Algo similar ocurrió en Chile en marzo pasado para la asunción de Michelle Bachelet .
El daño en las relaciones de la Argentina y Uruguay ya es muy profundo como para que quede resuelto entre dos presidentes que están en retirada.
La adhesión de Urribarri
"Suscribimos totalmente la decisión del gobierno nacional de denunciar ante La Haya el incumplimiento de Uruguay de la sentencia del Tribunal, ya que Uruguay ha autorizado el incremento de la producción de la planta de UPM sin respetar el protocolo conjunto para implementar esas decisiones", dijo ayer el gobernador Sergio Urribarri.