La industria de biodiésel argentina espera incrementar este año un 30 por ciento sus embarques al exterior y volver a ser el primer exportador mundial del combustible, gracias a la reducción de impuestos que aplicó el Gobierno para alentar a un sector en crisis.
El Ministerio de Economía redujo la semana pasada a la mitad el impuesto a la exportación de biodiésel para ayudar a los productores que quedaron contra las cuerdas luego de que la Unión Europea (UE), su principal cliente, restringió el año pasado las importaciones de Argentina por un supuesto dumping.
El Gobierno argentino llevó el caso a la Organización Mundial de Comercio (OMC), que en abril aceptó conformar un panel que investigue las medidas arancelarias impuestas por el bloque europeo.
Luego de los airados reclamos de la industria, las autoridades decidieron este mes aliviar la pesada carga tributaria sobre el sector con una serie de bajas impositivas, que también incluyeron la exención de pagar gravámenes para el uso local del biocombustible.
Los menores tributos hicieron más competitivo al precio del biodiésel, que en Argentina se elabora en base al aceite de soja.
"Con todas estas medidas tiene que haber (este año) una mejora importante en el nivel de producción, que no va a ser inferior a lo que fue en el 2012, de 2,4 millones de toneladas aproximadamente", dijo a Reuters Claudio Molina, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno (AABH)
La cifra representa un incremento interanual del 20 por ciento y está muy por encima de los 1,6 millones de toneladas que se esperaban antes de las bajas de impuestos, sostuvo Molina.
Con el recorte de los impuestos a la exportación del 21 al 11 por ciento, los embarques de biodiésel podrían trepar un 30 por ciento interanual en 2014, a 1,5 millones de toneladas, un nivel cercano al récord de 1,7 millones de toneladas de tres años atrás.
"Si no estuviera la baja de retenciones (tributo de exportación), se exportaría la mitad de lo que se va a terminar exportando este año", dijo Molina.
No obstante, la cuestión decisiva para el sector es por cuánto tiempo se mantendrá el recorte de los impuestos a la exportación, que son móviles y pueden ser modificados en cualquier momento por el Gobierno.
En los distintos organismos estatales consultados no pudieron dar precisiones de forma inmediata.
"La esperanza es que esto haya llegado para quedarse, pero no sabemos", dijo Víctor Castro, director ejecutivo de La Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio), que representa a las principales empresas del sector.
"El tema es que las retenciones móviles, que cambian las reglas de juego constantemente, son difíciles de sostener para la industria", añadió.
Antes de la rebaja impositiva, Carbio había estimado para el 2014 una caída interanual en la producción de biodiésel del 11,5 por ciento a 1,8 millones de toneladas, y una baja del 39 por ciento en sus exportaciones a unas 700.000 toneladas.
La crisis del sector, que está operando con una capacidad ociosa del 40 por ciento, resulta paradójica en momentos en que los agricultores de Argentina están terminando de recolectar una cosecha récord de unos 55 millones de toneladas de soja.
Algunas de las principales empresas elaboradoras de biodiésel en el país son Cargill, Bunge y Louis Dreyfus. Argentina es el mayor exportador mundial de aceite y harina de soja, y el tercero del poroto sin procesar.
Precios y destinos
La fuerte baja del impuesto a la exportación del biodiésel ya ha mejorado los precios del aceite de soja -al aumentar su demanda para el biocombustible- y ahora abre el camino a la industria local para buscar nuevos compradores, con un valor más competitivo.
"Estados Unidos es el destino principal sobre el que se está trabajando. Pero es muy lenta la aprobación de la EPA (el organismo de control ambiental estadounidense)", señaló Molina.
Actualmente, el biocombustible se envía a Perú y Australia y, principalmente, a intermediarios internacionales que lo mezclan con diésel para volver a venderlo a otros destinos. Indonesia destronó el año pasado a Argentina como mayor proveedor global de biodiésel, que el país asiático elabora en base a aceite de palma.
Tras conocerse la baja del impuesto a las exportaciones la semana pasada, las empresas de biodiésel argentino cerraron en un solo día ventas por 100.000 toneladas.
"Desde que se anunció esto hasta la fecha ha recuperado casi 50 dólares el precio del aceite (de soja), con lo que repercute en el margen de molienda y por lo tanto en el precio de la soja", señaló Castro, de Carbio.
A su vez, la exención de impuestos en el mercado doméstico, que pone en igualdad de condiciones al biodiésel frente al diésel importado, permitirá que sea rentable el uso del biocombustible en la generación de energía eléctrica."Se van a meter unos cuantos miles de toneladas de acá a fin de año. Yo calculo que no menos de 100.000 (toneladas)", afirmó Molina.