Las fábricas operan hoy, nuevamente en torno a $ 2.600/ton por el poroto con descarga inmediata.

A su vez, un comprador estuvo interesado por el maíz inmediato a un nivel $ 1.390/ton. En tanto el girasol y el trigo siguen en la misma posición.

A nivel internacional, la soja cerró con subas por falta de mercadería disponible.

En lo referente a futuros, en el Mercado a Término de Rosario (ROFEX), el contrato de soja fábrica Junio ya llega a $ 2.624/ton y a u$s 327/ton, el contrato Julio.

¿Pero qué tiene que ver todo esto con la paridad de nuestra moneda?

Vamos a ver

Un poco de aire fresco ha comenzado a entrar en la economía argentina.

Las autoridades acordaron un plan de repago de la deuda en mora con los países miembros del Club de París. Se trata de una deuda cercana a 10 mil millones de dólares al 30 de abril de 2014.

El plan contempla pagos por 1150 millones de dólares hasta las elecciones; el monto restante -cerca de 8500 millones de dólares- será problema del próximo gobierno.

Si bien no se trata de una noticia que cambiará radicalmente el cuadro, la realidad es viene a poner algunos paños fríos sobre la recalentada economía.

¿Por qué? Pues porque levanta el veto del el Banco Mundial y, simultáneamente, vuelve a poner en acción la posibilidad de inversiones mediante préstamos bilaterales.

El acuerdo debería así liberar créditos en moneda extranjera y, consecuentemente, reducir el problema de escasez de divisas

Pero fundamentalmente, lo que viene a enfriar la crisis en ciernes es la posibilidad de menores tasas de interés por fondos del exterior, que tanto necesitan las provincias y las empresas, privadas y públicas. En otras palabras, se reduciría el costo de los préstamos.

Como vemos se trata del vuelco de unos cuantos baldes de agua al comienzo de un incendio. Se retrasa, así, el avance del fuego pero no se lo detiene por completo. El nerviosismo de las plazas financieras baja y el riesgo de un inminente default cae abruptamente.

Además, el acuerdo marca un cambio de rumbo por parte del Gobierno en su presuntuosa política de desendeudamiento y es un indicio que revelaría cierta disposición de pagar a los holdouts.

En suma, una buena parte de las piedras en el camino hacia el nuevo gobierno desaparecen.

Ahora bien… es lógico que el lector se pregunte para qué explicamos esto.

Respuesta: prevemos una menor posibilidad –para lo inmediato- de una devaluación de nuestra moneda. Eso sí, como la inflación sigue su derrotero –está en el orden del 35% anual- el tipo de cambio deberá ir elevándose para no perder competitividad.

Lo más probable, entonces, es que para los próximos días veamos un constante proceso de depreciación del peso, pero sin sobresaltos. Ello implica que el valor de los granos -de no haber una caída internacional- debería seguir, al menos, el recorrido de la inflación.