Las condiciones estaban dadas para un anuncio que incentivara a los
productores a sembrar más trigo de lo que tienen pensado, unas 4,1 millones de
hectáreas. Pero la presidenta Cristina Fernández de Kirchner prefirió ratificar
la política agropecuaria y volvió a fustigar a los productores.
Desde la Casa Rosada, en cadena nacional, con teleconferencias con Necochea
(Buenos Aires); Leones (Córdoba) y Venado Tuerto (Santa Fe), y en la semana en
la que el ingreso de agrodólares fue récord (ver F&M Tapa), la jefa del Estado
anunció la devolución de poco más de $ 200 millones a unos 10.000 productores,
en concepto de las retenciones que se pagaron por la exportación de trigo
2013/14.
Ratificó ese instrumento para la campaña que vendrá, instó a los productores
a producir más para ganar más y reafirmó a las retenciones como elemento para
desacoplar los precios internos de los internacionales, algo que al menos está
en duda (ver aparte). Nada hubo de créditos blandos ni tampoco de cambios de
fondo en el esquema de comercio del cereal, ese que desde el sector productivo
se advirtió como el principal problema dado que los cupos a cuenta gotas para
exportación generan nula competencia entre la molinería y las exportadoras, lo
que termina tirando para abajo los precios al productor. Anunció que se liberan
otras 500.000 toneladas para venderle al mundo, que completan el cupo exportable
para el año, calculado por el Gobierno en 1,5 millón de toneladas. Y descartó
que, como indican varios análisis privados, existan 2, 3 o 4 millones más de
trigo excedente, porque puntualizó Cristina la producción fue de 9,2 millones
de toneladas, y se necesitan 6,5 millones para el mercado interno.
Tras el acto, desde el Ministerio de Agricultura y la propia Presidenta vía
twitter informaron que habrá un nuevo sistema de permisos de exportación (ROEs),
a través de la Web que permitirá realizar la reserva, con aprobación automática
de permisos para el trigo.
En su alocución, Cristina, además, acusó a los productores de quejarse de las
retenciones cuando, cuanto más alta eran ganaban y producían más. Las
condiciones para que uno tenga mayor rentabilidad no dependen de los derechos de
exportación, sino de condiciones macroeconómicas como el tipo de cambio y ayudas
a la inversión, puntualizó. Reseñó que en 1976 con derecho de exportación
triguera de 50%, se logró un récord de 11 millones de toneladas del cereal
producidas. Y enfatizó que lo mismo sucedió en 2007, cuando la alícuota pasó de
23% a 28%: Hubo récord de producción: 16 millones de toneladas. Pero omitió
decir que el trigo ya estaba sembrado cuando cambió la alícuota (ver aparte).
Apenas un par de horas después del discurso presidencial, dos de las cuatro
gremiales del campo salieron a fijar posición.
Sociedad Rural (SRA), en un comunicado, dijo que las medidas no revertirán
la situación del trigo y desafió: Hacemos responsable al gobierno por la
brusca caída de la producción de trigo de los últimos años. Estas medidas son
más de lo mismo y hoy se perdió la oportunidad de quitar las trabas que hicieron
que la cosecha de trigo cayera de 16 millones de toneladas, en 2007, a 9
millones, el año pasado.
Por su parte, Federación Agraria (FAA) recalcó que haciendo las mismas cosas, nunca se pueden obtener resultados distintos. El gran responsable de que el pan valga 30 pesos ha sido el gobierno nacional. De esa producción récord de 2007 a la fecha se perdió trigo, porque se otorgaron discrecionalmente ROE, que permitieron a las grandes multinacionales embolsar u$s 7.000 millones adicionales de ganancia, remarcó la entidad que preside Eduardo Buzzi.