Los empresarios estamos dejando atrás los tiempos del silencio y la división -tengan su origen en razones políticas o coyunturales- que nos han generado una situación incómoda e inaceptable ante la sociedad, para iniciar una etapa de unión en la diversidad y consenso a partir del diálogo con el objetivo de contribuir a alcanzar el desarrollo y progreso que exige el país. Todo, en un marco de armonía, respeto y prosperidad.
La conformación del Foro de Convergencia Empresarial, que congrega en un mismo espacio a más de 30 entidades clave del sector, busca retomar el rol natural que tiene el empresariado en el conjunto de cualquier país, que es el de crear valor, organizar ideas, generar trabajo y capital, e impulsar actividades que signifiquen progreso para las comunidades en las que se desenvuelven.
Es parte también de esta misión empresarial tener rentabilidad para los propietarios de las empresas que ponen su capital a riesgo y generar recursos que se traducirán en impuestos en el nivel nacional, provincial y municipal para que el Estado pueda financiar y proveer educación, salud, seguridad e invertir en infraestructura.
Resulta claro que a veces los empresarios acertamos y ganamos y nuestras empresas crecen y otras nos equivocamos y nuestras empresas se achican o hasta quiebran. Es el riesgo empresario y lo asumimos como tal. Pero hemos aprendido que, para que nuestras empresas funcionen y generen progreso y beneficios a la sociedad, es imprescindible que existan condiciones y reglas que eviten que todo esfuerzo termine siendo inútil. En este sentido, el respeto a la propiedad privada y a la búsqueda del beneficio son objetivos genuinos y válidos que forman parte del mismo engranaje del desarrollo sostenible.
Con este marco de referencia, el Foro de Convergencia Empresarial viene trabajando en una serie de iniciativas que deseamos compartir con los principales partidos políticos para que, en un diálogo abierto y franco, podamos consensuarlas y convertirlas en políticas de Estado. Son propuestas reconocidas y aplicadas con éxito por gobiernos de diferente signo ideológico de países del mundo tanto desarrollado como emergente. El compromiso con los partidos políticos debe incluir, gobierne quien gobierne, la decisión de mantener la institucionalidad, previsibilidad y certidumbre política y económica.
Las políticas que propiciamos abarcan tres vectores principales. El institucional, en el que es fundamental el fortalecimiento del régimen republicano representativo federal; la plena vigencia de las garantías, derechos y libertades constitucionales; la libertad de prensa y el libre acceso a la información pública; la independencia de jueces, fiscales y entes reguladores y de control, y una nueva ley de coparticipación federal consensuada entre fuerzas políticas nacionales y provincial.
El económico, en el que incluimos la necesidad urgente de una baja de la tasa de inflación, similar a la de la mayoría de los países de la región y el mundo; previsibilidad, estabilidad y formalidad de las reglas de juego para promover la inversión privada; libertad de precios y mercados transparentes en un régimen de libre competencia; reducción de la elevada presión tributaria sobre el sector formal de la economía; reforma tributaria en el nivel nacional, provincial y municipal que elimine impuestos distorsivos y coadyuve a la formalización de la economía; integración al mundo y eliminación de factores que desalienten las exportaciones.
En el campo social, consideramos que debe avanzarse en mejorar la calidad educativa según estándares internacionales; promover una fuerte vinculación entre educación y actividad productiva; disminución de la pobreza y la exclusión a través de la promoción del primer empleo formal y el arraigo de los jóvenes en el interior; el incentivo a la generación del empleo formal en la actividad privada; una reforma de salud que articule jurisdicciones del sistema, y el desarrollo de una política criminal integral que permita combatir la inseguridad y el narcotráfico.
Lo que nos impulsa en esta iniciativa es una aspiración más fuerte que anima a cada entidad integrante del foro y es que los empresarios, cualquiera que sea su origen, pertenencia o tamaño, tenemos nuestras familias, criamos y educamos a nuestros hijos en este país, y por ello soñamos con una Argentina que le vaya bien y que ofrezca igualdad de oportunidades para que cada ciudadano pueda desarrollarse y progresar.
El autor es Coordinador del Foro de Convergencia Empresarial