La semana pasada, el USDA efectuó nuevos cálculos para el maíz en el mundo. Nos referimos a la oferta y la demanda del cereal.
En tal sentido, ahora mira con gran expectativa la demanda mundial que, desde hace unas semanas, viene creciendo notablemente.
Sus estimaciones revelan una llamativa caída en el nivel de stocks de maíz para EE.UU.
El organismo prevé, con atinado razonamiento, que el comercio internacional del cereal crecerá. Ahora prevé 119,4 millones de toneladas cuando en marzo pensaba tan sólo en 114,5 millones. Casi 5 millones adicionales.
En tal aumento, la figura de EE.UU. -como primer exportador mundial - resulta clave. Por ello, calcula una visible baja en sus stocks. El hecho no es poco cosa en la previsión de precios.
Dada la sostenida demanda mundial, la pregunta que uno podría hacerse es por qué no se advierten mejoras en los precios. ¿Qué está pasando?
La respuesta debería encontrarse en la cosecha de la Argentina y Brasil que, en el primer caso, está promediando y en el segundo, finalizando.
Para acentuar tal respuesta, la predicción del USDA para ambos países es demasiado optimista. En buen romance: es muy probable que al finalizar la trilla y al hacer el recuento final, la región no aporte lo que espera este organismo.
De hecho, los cálculos realizados por distintas cámaras y consultoras privadas tienden a estimar un volumen inferior al del organismo norteamericano.
Así están las cosas: por un lado muchos prevén –equivocadamente- que el volumen será elevado.
Y por otro, el conflicto entre Ucrania y Rusia aún no ha terminado. Es más: resulta muy probable que se agudice.
En este cuadro, las expectativas sobre el normal suministro de la región del este de Europa podrían ir tomando un cariz alarmante.
Vale, entonces, contemplar un escenario de mejora en los valores del cereal.
Vamos a ver…