El área sembrada se consolidó en 20,3 millones ha tras el patrón seco del inicio del verano, que resignó la siembra de cuadros en la zona bonaerense y en el noroeste del país. Tras los intensos eventos pluviales de febrero en el este de la región centro, se estima que la superficie que no entraría a cosecha rondaría las 440 mil ha.

La condición actual de los cultivos de maíz permiten estimar el rinde promedio nacional en 66,1 qq/ha, por lo que se estaría ante una producción de 22,7 millones de toneladas. La campaña 2013/14 estuvo signada por condiciones fuera de lo normal: sin lluvias en los meses claves de siembra, una abrupta interrupción de las lluvias a partir de la primera quincena de diciembre con una ola de calor sin precedentes, justo cuando los maíces entraban en floración. El calor hizo una segunda visita en enero; duró menos pero fue un evento muy intenso y volvió a afectar los maíces de primera siembra. La recuperación hídrica de febrero y el notable aumento de siembras en fechas tardías evitaron estar frente a una producción inferior a 20 millones de toneladas.

  • Maíz 2012/2013

Se ha ajustado la superficie maicera y el volumen producido en la campaña 2012/2013. Los ajustes realizados en la región núcleo con imágenes satelitales Modis y zonas aledañas permitieron ajustar el área cultivada con el cereal en Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires. La nueva configuración eleva el número de área sembrada nacional a 4,9 millones de ha respecto de las 4,4 millones que se consideró con anterioridad. De esta manera, la producción final del ciclo maicero 2012/2013 ha quedado en 27,9 millones de toneladas.

  • Maíz 2013/2014

Desde la segunda quincena de diciembre hasta casi la tercera semana de enero se restringió notablemente la oferta de agua sobre las principales áreas productoras de Argentina. Sólo las áreas del norte nacional recibieron buenas lluvias con acumulados que en algunos casos estuvieron por encima de los valores normales.

Pero, la caracterización de dicho período estuvo dada por la variable temperatura que mostró comportamientos extremos. Las olas de calor se extendieron sobre la región pampeana y dominaron en gran parte de este período expresando valores records. La primera ola de calor ocupó 16 días del mes de diciembre en la región núcleo superando al evento que mantenía el registro máximo en diciembre de 1971 que había durado 11 días.

Fueron las zona del oeste bonaerense y centro de la provincia de Buenos Aires las que se vieron notablemente sacudida por este comportamiento, que son áreas que ya desde noviembre quedaron marginadas con los totales mensuales de lluvias.

De esta manera se configuró el panorama que queda plasmado en la imagen de las reservas de agua en el suelo para diciembre y enero (ver al final). Para ver claramente los problemas que se focalizaron entre la segunda quincena y la primera quincena de enero y afectaron directamente el período crítico del maíz, se agrega la imagen que muestra la anomalía de lluvias, respecto de los valores normales para dicho periodo, confeccionado por CCA – Consultora de Climatología Aplicada.


Es destacable que en ese período hubo lluvias y tormentas en las provincias de Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe y en el norte bonaerense que ocurrieron en la semana del 27 de diciembre. Si bien cortaron la ola de calor, las descargas fueron muy intensas pero sólo alcanzaron zonas particulares de la franja central del país. Gran parte de la provincia de Buenos Aires quedó sin recibir precipitaciones y se consolidaron los problemas del centro y oeste de la provincia, los sectores donde el cultivo recibió más daño.

Otra característica de esta campaña es la marcada tendencia a la opción de segunda, aunque más que opción fue la acción obligada ante la falta de oportunidad de implantación durante los meses de setiembre y noviembre sobre todo en la región núcleo y en la provincia de Córdoba. Se calcula que en esta campaña se ha sembrado casi un 45% de maíz total en siembras tardías.

El nuevo giro que dio el clima en febrero, con lluvias sobreabundantes que alcanzaron a gran parte de la región pampeana y tuvieron epicentro en la región núcleo, recuperaron notablemente a las siembras realizadas fuera de las fechas tradicionales. Esto quedó plasmado en la imagen de las reservas de agua en el suelo para febrero y en la imagen de las anomalías de lluvias para el mes de febrero que realiza la consultora CCA. En ambas puede observarse la extensión e intensidad que tuvo este cambio pluvial.


Hoy los maíces de segunda de la región pampeana, con la excepción del sudoeste, que quedó relegado, mantienen expectativas que están por encima de los de primera y se han transformado en el sostén de la producción nacional maicera.

Para la provincia de Buenos Aires se estima un rinde provincial de 64,5 qq/ha. Bajo condiciones normales, son esperables 80 qq/ha, pero Buenos Aires es la provincia más relegada en la recuperación hídrica, más acentuado cuanto más al sur y al oeste se dirige el análisis. Las malas condiciones del maíz se extendieron a La Pampa, donde el promedio quedó por debajo de los 40 qq/ha.

El maíz de primera de la región núcleo también acusó el golpe pero el 48% se sembró tardíamente y pese a la limitante de radiación solar se espera que se expresen rindes cercanos a los 100 quintales por hectárea.

Se ajustó la estimación de producción a 22,7 millones de toneladas, partiendo de una superficie sembrada de 4,3 millones de hectáreas, 880 mil ha destinadas a uso forrajero y un rinde nacional de 66,1 qq/ha. Considerando que los datos de la provincia de Entre Ríos se toman del SIBER de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos, para el resto de las provincias la estimación queda configurada con el siguiente detalle:


  • Soja 2013/2014

Malas condiciones de siembra limitaron la conclusión de las labores en tiempo y forma en Buenos Aires, y en el norte del país, quedando finalmente implantadas 20,3 millones de ha con la oleaginosa en Argentina.

Hay que destacar las importantes lluvias que desde la última semana de enero se desarrollaron y alcanzaron oportunamente zonas claves del cultivo de soja. La oleaginosa protagonizó una recuperación notable tras los períodos de falta de agua y olas de calor que desecaron rápidamente las reservas de agua en el suelo durante diciembre (2013) y enero (2014). Es notable el contraste con lo que sucedió en la campaña 2012/2013 cuando en enero y febrero del 2013, la escasez de eventos pluviométricos caracterizó las etapas claves de fructificación y llenado de grano y el cultivo se hizo con las reservas de agua que dejó un diciembre de 2012 extremadamente lluvioso.

En este ciclo, sólo los grupos cortos sembrados temprano fueron afectados por las condiciones de estrés termo hídrico en estas etapas. El cambio del patrón pluviométrico que comenzó la última semana de enero se profundizó con violentas tormentas que visitaron la región núcleo en forma reiterativa y que paulatinamente fueron extendiéndose hacia el oeste y norte del país durante el resto del ciclo de la oleaginosa.

Quedaron excluidos de esta recuperación el sudoeste bonaerense y la provincia de La Pampa con muchos lotes en condiciones regulares y malas. Pero en el resto de la región pampeana, los sembradíos implantados más tarde se recuperaron y cumplieron sus etapas críticas sin limitaciones hídricas significativas. De hecho, la frecuencia e intensidad de las lluvias dificultaron el control de enfermedades que fueron tomando protagonismo y que en algunos casos han producido mermas en el rinde potencial. Fusarium, septoria y cercospora kikuchii, mancha ojo de rana y la nueva aparición de roya mantiene los monitoreos y los controles aún activos.

Antes del arribo de las lluvias, el panorama era muy desalentador en la oleaginosa de segunda. Los cuadros mostraban muy bajo crecimiento, imposibilidad de cerrar el entresurco y alta presencia de plagas como trips, arañuelas y bolillera, propias del panorama de sequía reinante. Las lluvias cambiaron de carril el ciclo de cultivo que pasó a desarrollarse de ahí en más sin limitantes hídricas de consideración.

En base a las observaciones en las distintas áreas productivas, es posible estimar sus rendimientos y ubicar a la producción de soja nacional cerca de los 55 millones de toneladas. Se estimó el rinde promedio en 27,5 quintales por hectárea a escala nacional. Sobre la base de una superficie no cosechable de 440.000 hectáreas, la producción de soja 2013/2014 ascendería a 54,7 millones de toneladas.