No demos vueltas y…vayamos derecho a los precios. El gráfico que sigue es claro. Arranca en marzo de 2012 y finaliza prácticamente en la actualidad.
Datos de la BCR
Como resultado de lo que pasa en el mundo, los valores, con sus naturales altibajos, han emprendido una visible tendencia a la suba.
El conflicto en Ucrania, la baja de stocks en EE.UU. y el cambio de expectativas sobre la cosecha de América del Sur recrean una tendencia positiva.
En la primavera de 2012, tanto los precios internacionales como los domésticos llegaron a un nivel máximo y luego se inició la pendiente hacia abajo.
Recién en agosto del año pasado la tendencia se quiebra y así comienza una nueva a la suba.
Pero la correspondiente al mercado local, en pesos argentinos, toma un vigor especial en diciembre de 2013 dado por la resistencia a desprenderse de mercadería por parte de la producción, en un contexto de elevada incertidumbre y con una demanda -por parte del sector industrial doméstico- muy firme.
En lo referente al mercado local, la devaluación incentivó visiblemente la suba de precios puesto que el tipo de cambio para la soja se elevó.
Si usted tiene la esperanza de una nueva depreciación de nuestra moneda, habría que decirle que analice el cuadro local. Seguramente, el período al que hemos ingresado será algo así como una placentera primavera. ¿Por qué? Es que empezarán a entrar a la economía nacional los soja-dólares y ello contribuirá a que los próximos días se beneficien con un dólar estable.
Las mejoras del mercado internacional responden a otra causa. ¿Cuáles? Decididamente y tal como lo hemos comentado en anteriores ocasiones, a la baja de la producción respecto a las expectativas creadas durante enero y febrero.
La realidad es que los operadores y consecuentemente los inversionistas no saben con un mínimo de certeza de qué magnitud será la caída de producción en Sudamérica respecto a lo que se aguardaba.
Según una relevamiento sobre los operadores, efectuado por Reuters, se aguarda que la producción argentina llegue a 53,5 millones de toneladas y la brasileña a poco más de 88 millones. Tanto para el nuestro como para el vecino país, tales números quedan por debajo de lo esperado hasta hace poco.
Si la oferta baja, como ahora se prevé, la situación mundial se complicará y el balance quedaría con existencias para el fin de la campaña muy comprometidas.
Nosotros creemos que la Argentina ni siquiera llegará a 53,5 millones. Calculamos un volumen próximo a 51 millones de toneladas, fundamentalmente por problemas acarreados por las lluvias.
De esta forma, es posible que los inventarios a nivel global de soja queden en tan sólo 69 millones de toneladas. Este es un número muy inferior al que calculaba el USDA cuando publicaba un carry-over cercano a 73 millones de toneladas.
Así las cosas, no es descartable que los stocks finales queden en niveles relativamente similares a los de mediados del año pasado, y consecuentemente con precios internacionales parecidos a los de ese período.