Cuando me pidieron que preparara el discurso que dará hoy Cristina en el Congreso , les propuse mirar hacia adelante y que no hubiera ninguna referencia a lo que dijo ahí el año pasado, porque lamentablemente muchas de las promesas no se cumplieron. Les gustó la idea, pero ella la bochó. "Que Roberts siga escribiendo columnitas, que de esto me ocupo yo", dijo, hiriente y despectiva.

No hay caso. Está empeñada en decir que todo está bien. Como siempre, pidió informes a los ministerios, se recluyó en el Sur y le dio forma a lo que acá les adelanto. Agrego instrucciones sobre el acto y la graduación de reacciones que deben tener nuestros legisladores y barras: aplauso sostenido, ovación, aclamación con gritos. ¡Qué buenos somos para organizar estas cosas!

1) La señora entra al Congreso y las cámaras la muestran en su caminata triunfal. 2) Llega al recinto y estalla una ovación; lluvia de papelitos y elogios ("genia", "única", "líder suprema"). 3) Pide silencio, pero Boudou, que lleva varios minutos aplaudiendo, hace ademanes a las barras para que siga el frenesí. 5) La señora empieza su discurso.

"Buenos días a todos y a todas [ovación]. Legisladores y legisladoras, Madres y Abuelas, queridos jóvenes de La Cámpora y de otras organizaciones rentadas, cuerpo diplomático [silbidos], pueblo de mi Patria, vengo a dar cuenta del estado de la Nación, porque así lo manda la Constitución o lo que va quedando de ella [aplausos sostenidos].

"El año pasado anuncié aquí los proyectos para democratizar la Justicia. Pues bien, en eso han quedado, en proyectos. La corporación judicial se confabuló para frenarlos. Lo logró, pero vamos por más. Me propongo ahora democratizar las encuestas, las casas de cambio, las agencias de viaje y las góndolas de los supermercados [ovación].

"También prometí defender las reservas del Banco Central. Lo hice. Cuando las reservas querían fugarse, salí en su defensa: ordené que las dejaran ir. Desde entonces se han fugado unos 20.000 millones -ésa es la cifra, Axel, ¿no? Dónde estás, Axel, ah, ahí te veo, no te escondas, picarón-, una sangría maravillosa porque era plata que estaba enmoheciéndose. Detesto cuando los dólares pierden su verde original.

"Sigamos con la economía, que me encanta. Pensar que cuando vivía Néstor yo no sabía nada de números. ¡Lo que he aprendido! Bueno, les cuento. Lo sacamos a Moreno porque no les caía bien a los del FMI y para protegerlo: ¿se lo imaginan teniendo que blanquear el 3,7% de inflación del mes pasado? Pobre Guille, se moría. Eso ahora está encaminado: vamos camino de alcanzar a Venezuela, la inflación más alta del mundo. Otro triunfo es que le vamos a pagar a Repsol 6000 millones de dólares. Una cifra muy razonable, y más razonable es que no vamos a pagar nosotros, sino los próximos gobiernos [aplausos sostenidos]. También es razonable el ajuste ortodoxo que estamos haciendo. El mundo se nos cayó encima. He ordenado que se democratice la próxima baja de subsidios a la electricidad: que todo el mundo pague más. Gracias a Dios, pese a las dificultades hemos seguido creciendo: crecen los precios, la fuga de divisas, la desinversión, el déficit fiscal, el rojo de las provincias, las villas. También crece el narcotráfico, una industria basada en cultivos y que emplea mucha mano de obra, además del impulso que supone a sectores como el químico, el financiero y la aeronavegación.

"El año pasado también dije que íbamos a luchar contra la inseguridad. Cumplí: hemos luchado. ¿Cuándo nos van a reconocer el mérito de perder una y otra vez y seguir luchando, eh? Es asombroso el esfuerzo de Berni, un rayo para llegar cuando las desgracias ya han pasado, siempre acusando a alguien, siempre con una cámara de TV que lo sigue. Gracias, Sergio: a la inseguridad le estaba faltando un relator de tu talla.

"¿Otros éxitos? La devaluación salió muy bien: rapidita, de un saque, sin que nos temblara el pulso. Nos clasificamos para el Mundial de Brasil. Tinelli se comió el amague de Fútbol para Todos. En las permanentes peleas con nuestros vecinos mantuvimos la argentinidad en alto. Lanzamos a Capitanich al estrellato, y se ha estrellado con enorme profesionalidad. Obtuvimos una gran victoria en el campo científico: expertos de todo el mundo vienen a estudiar a Kicillof y a Timerman, casos extraordinarios de adaptación a los cambios. Otra victoria se logró en el campo educativo: logré que los docentes no anunciaran el paro antes de esta asamblea. Y otra, en el campo de la salud: gracias a Dios, me siento mucho mejor [ovación].

"Argentinos, argentinas, les confieso que en mi posoperatorio se me pasó por la cabeza dar un paso al costado. En las elecciones había habido un corrimiento de votantes, después hubo un corrimiento de precios y la corrida cambiaria, y muchos de los nuestros huían corriendo. ¿Tenía que correrme también yo? Me sumí en profundas cavilaciones, hasta que gente que me quiere, gente desinteresada -Boudou, Lázaro Báez, Cristóbal López-, me convenció de que todavía tengo mucho por hacer y, sobre todo, por decir. Son dos años -digamos, unas 150 cadenas- que no puedo ni debo desaprovechar. En fin, tranquilos, despreocúpense, no tengan miedo: ¡hay Cristina para rato!" [aclamación, gritos y llantos, muchos llantos].