En el encuentro secreto utilizó la inflexión de voz para pedir colaboración y –a cambio– se comprometió a resolver los reclamos empresarios. Después, se quejó de las internas en el gabinete que le hacen la vida imposible y lanzó dardos contra Julio De Vido.
Clarín confirmó que Kicillof maldijo esas luchas de poder y pidió ayuda para contener los precios, nada menos que a los jefes de los grandes holdings de alimentos. Se trata de los mismos empresarios que critica y zamarrea en público para construir el doble discurso y el relato del Gobierno, en el intento de disimular el fuerte ajuste.
La reunión fue el martes y, junto al ministro, estuvieron los jefes de la Copal, la poderosa entidad que aglutina a los “CEO” de las grandes firmas y las multis de la alimentación. Daniel Funes de Rioja le prometió que colaborarían con su gestión, pero antes aclaró: “¿Cómo íbamos a apoyar la devaluación, si el Gobierno siempre la criticó?”. Funes asistió con Guillermo Padilla y Osvaldo Cappellini. El titular de Copal agregó: “Además, nadie nos avisó, ni nos dijo nada, de que vos querías un aval a esa medida.” Axel se mostró comprensivo y volvió a pedir respaldo para contener los precios.
Pero encontró frialdad en la delegación de Copal.
Los empresarios fueron a pedir que terminara la política de escraches contra las alimenticias y los supermercados. Funes lo precisó: “No vamos a permitir los ataques que le hacen a Arcor”.
Para los hombres de negocios, esa estrategia fue elaborada por el Gobierno para culpar a los empresarios de la inflación y disimular la cadena de errores acumulada por Cristina Kirchner, que terminaron con la devaluación y la remarcación. La frialdad de los hombres de negocios obedece, también, a otra ofensiva que los caciques industriales reciben desde la Casa Rosada.
En la Unión Industrial Argentina existe la información confidencial de que uno de sus dirigentes sufre un acoso despiadado contra sus negocios, sólo por hacer comentarios críticos en privado sobre la Presidenta.
Héctor Méndez tuvo un fuerte encontronazo con Oscar Parrilli por la embestida oficial. Así le dijo: “Terminala con la persecución extorsiva.
” La conversación tomó un tono subido y reflejó la impaciencia que tienen los empresarios por los métodos oficiales. Méndez es un moderado, pero se le soltó la cadena por los atropellos de Parrilli. Los hombres de negocios están pagando sus errores políticos, porque nadie quiso escuchar las advertencias que unos pocos empresarios hicieron, en 2011, después de la reelección de Cristina Kirchner. En la Asociación Empresaria y en la UIA prefirieron mirar para otro lado.
Ahora, hasta los jefes de los supermercados están en la picota.
Se trata de figuras como Alfredo Coto, Matías Videla Solá, Daniel Fernández y Horacio Barbeito, que fueron funcionales a Guillermo Moreno para tapar la inflación y atacar medios de comunicación no adictos a la Casa Rosada.
Ayer, se habló de la política de escraches en la cumbre del Grupo de los 6. Banqueros, industriales, comerciantes y ruralistas concluyeron en: - que la actividad va a caer. En la industria un 2 %, fuerte en la construcción, y ya existe desaceleración en las ventas;-que el severo ajuste económico aplicado por el Gobierno está pésimamente conducido por Kicillof; -que a pesar del costo político de las medidas, el Gobierno no pudo restablecer la confianza; -y que será difícil bajar la inflación, aunque haya recesión.
Jorge Brito no anduvo con vueltas: “V an a seguir emitiendo a lo loco”.
El encuentro fue la contracara de otro organizado por la CGT oficial y Adimra para elaborar un documento de apoyo a la Casa Rosada. Gustavo Weiss, jefe de la Cámara de la Construcción, confió ayer que la movida política fue impulsada por De Vido.
Weiss, que estuvo en las dos reuniones, admitió que hubo entidades que no quisieron participar. Una fue la UIA. Ayer, tres delegados de la central fabril fueron al encuentro que lidera Luis Etchevehere y Jaime Campos y que se realizó en la Sociedad Rural Argentina. En representación formal de la UIA estuvieron Luis Betnaza, Cristiano Ratazzi y Luis Ureta.
En la central fabril existe un debate interno sobre la conveniencia política de participar en este frente crítico. La discusión se debe a que temen que los encuentros en la Rural sean funcionales para que Cristina los acuse de conspiradores y los responsabilice de los traspiés. La intención del Foro de la Convergencia sería elaborar un duro documento advirtiendo por el rumbo económico y la desorientación política de la Casa Rosada. El miércoles, la Quinta de Olivos profundizó su giro ortodoxo y aprobó el acuerdo con Repsol. El bono tendrá un rendimiento financiero extraordinario para Antonio Brufau y, además, una garantía de pago políticamente explosiva: hablan de reservas de petróleo.
Pero Kicillof se “traga el sapo” porque quiere salir a endeudar a la Argentina.
La cuestión volvió a activarse, ante una información confidencial que conocen en el Palacio de Hacienda. Se trata de lo siguiente: la “propuesta Gramercy” para salvar el conflicto con los fondos buitre capotó. El grupo internacional, amigo de Amado Boudou, lo oculta a través de operaciones mediáticas y de la complicidad del Gobierno. Pero la noticia ya se conoce en Wall Street: el fondo Black Rock –principal tenedor de bonos argentinos– que participaba de la iniciativa, comunicó que ya no acompaña más, por inviable, la propuesta a Gramercy.