Hace cuarenta años, Juan Carlos Latour fundó una pequeña empresa en su Trenque Lauquen natal. Empezó como contratista, después tuvo una veterinaria y luego comenzó a vender insumos y a acopiar granos. Hoy, aunque le cueste asimilarlo, se encuentra en plena etapa de transición, cediendo a sus cuatro hijos varones las riendas de una empresa que vende insumos para el campo, produce granos y semillas, engorda bovinos y acopia y comercializa 50.000 toneladas anuales de granos.

Con un modelo de trabajo moderno y dinámico, la compañía de Latour diversifica el riesgo en diferentes actividades y zonas productivas, y multiplica sus oportunidades por estar en ambos lados del mostrador y siempre a la búsqueda del valor agregado.

Clarín Rural visitó las oficinas de los Latour ubicadas sobre la ruta 5, en el lejano oeste bonaerense, y recorrió la gigantesca planta que funciona como su base de operaciones. Allí Rafael Latour, el segundo de los hermanos, resumió: “El objetivo que tenemos es integrar; producir en el campo y agregarle valor en la planta”. Su hermano Juan Manuel, el tercero del cuarteto, agregó: “Funcionamos con diferentes unidades de negocio que todas aportan a la firma. La diversidad de actividades te da un poco más de cintura para aguantar años malos”.

La parte productiva de los Latour abarca 2.500 hectáreas propias y otras 500 que comenzaron a arrendar este año. En un campo de 1.300 hectáreas ubicado a pocos kilómetros de Trenque Lauquen, al norte de la ruta 5, los lotes se reparten entre la soja y el maíz. A pesar de las escasas lluvias que hubo en los últimos dos meses, los cultivos se ven bien.

“En los campos de acá tenemos dos lagunas gracias a las cuales los cultivos están muy buenos. Están viviendo de las reservas de la napa”, explicó Víctor Latour, el mayor de los hermanos, quien se ocupa de la parte agrícola.

La rotación habitual se completa principalmente con cebada y girasol. El cereal lo hacen para semilla en sociedad con una maltería de la zona, y reemplazó completamente al trigo en las últimas dos campañas. El año pasado ocupó unas 330 hectáreas y los resultados fueron flojos porque hubo apenas 440 milímetros de lluvias, cuando lo habitual son 700. Los rindes rondaron los 2.800 kilos.

En invierno también hicieron algo de garbanzo, que no anduvo muy bien, y arveja, dijo Víctor, y remarcó: “Este año tenemos más girasol que soja”. Luego aclaró que esto se debe a una decisión coyuntural. “El girasol es un cultivo que en esta zona es más seguro y responde mejor ante una seca. El año pasado, que fue muy bueno para el girasol, sacamos 3.000 kilos. Uno arma las rotaciones y después se inunda todo, o no llueve, y hay que cambiar los planes”.

Trenque Lauquen se encuentra en una zona que a pesar de tener muy buenos suelos y un alto potencial de rindes, puede ser vista como marginal debido a la inestabilidad climática. Allí se suelen alternar, cada vez con más frecuencia, años de intensa sequía con años de inundación. Por eso, los Latour tienen una gran ventaja al contar con dos zonas productivas diferentes. ”El año pasado, que hubo exceso de lluvias, en el campo donde está la hacienda pudimos sembrar todo lo que en este no pudimos”, dijo Juan Manuel.

Unos 50 kilómetros al sur de la base de operaciones, cerca de la localidad de Tres Lomas, la empresa maneja el establecimiento La Porteña, de 1.200 hectáreas, de las cuales 50 son ocupadas por corrales de engorde con capacidad de encierre para unas 2.000 cabezas. Los Latour compran terneros de 180-200 kilos y los llevan a 480 kilos para la exportación.

Al lado de los corrales hay un maíz de primera que viene muy golpeado por la falta de agua, pero decidieron que no lo van a picar: lo van a dejar para cosecha porque ya tienen suficientes reservas y porque el picado está muy caro. La mayoría del maíz producido por la empresa es consumido por la hacienda en grano o en silo, y se lo puede ver bien guardado al costado de los corrales en una enorme montaña blanca. Un poco más allá comienza un lote de alfalfa cortado recientemente. Esa pastura ocupa unas 120 hectáreas en las que solo entra el tractor para hacer rollos que, por la calidad, según describió Rafael, “son como bombones”.

La soja, por su parte, es usada íntegramente como semillas para dos grandes marcas. Se trata de una actividad que los Latour comenzaron a desarrollar en 2007 y que implica grandes esfuerzos de logística pero que les da muy buenos resultados y perspectivas hacia el futuro. ”Acá multiplicamos las semillas, las limpiamos y las embolsamos, y desde 2012 también hacemos tratamiento profesional. Le ponemos inoculantes larga vida y fungicidas”, explicó Rafael.

El girasol es el único cultivo propio que va directamente a la planta de acopio de los Latour, inaugurada en 2006, y allí se reune con los granos de otros productores que la firma reune para luego comercializar. En total, el acopio suma unas 50.000 toneladas anuales de granos, entre soja, maíz, girasol y cebada. Para completar la logística de esta unidad de negocios los Latour participan de una pequeña empresa de transportes dotada de siete camiones. “Hoy, gracias al silo bolsa hay actividad todo el año, hay un mejor flujo de trabajo”, comentó Juan Manuel al respecto.

En el centro logístico de la empresa, equipado con amplios silos y galpones y modernas máquinas para el tratamiento y embolsado de semillas, parecen estar las mayores posibilidades de crecimiento. Allí comenzaron hace dos años a procesar y embolsar para la exportación maíz pisingallo producido por empresas de la zona, y ese negocio hoy representa el 50% del trabajo del área semillera. Este año, la colza se sumará a ese tren.

La locomotora está en marcha, y hay vagones de sobra.

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Trabajo en familia

Juan Carlos Latour dice que ya está cerca de soltar las riendas de su empresa. “En agosto, cuando termine este ejercicio, me bajo del caballo”, dice, aunque sus hijos saben que tras cuarenta años de actividad, siempre estará dando vueltas por las oficinas. La empresa de los Latour cuenta actualmente con un plantel de treinta personas -algunas de las cuales ya llevan allí entre veinte y treinta años-, pero en su esencia sigue siendo una empresa familiar. Entre las claves para un buen funcionamiento, los cuatro hermanos varones que forman parte de la compañía destacan la importancia de que los roles estén bien definidos.

Víctor, el mayor, se encarga de la producción, Juan Manuel es contador y está al tanto de todos los números, Rafael está al mando de la planta de semillas y Juan Carlos hijo, el menor de los cuatro, es el encargado de planta. “Yo le veo muchas ventajas al trabajo en familia. En general estamos en comunicación permanente”, dijo Juan Manuel. Por su parte Rafael destacó la importancia de las buenas relaciones y habló de los meses que se vienen. “El desafío nuestro en este momento es completar exitosamente esta etapa de transición que hemos comenzado ya hace unos años atrás”. Juan Manuel agregó: “El es muy abierto para adoptar novedades. Al principio, por ejemplo, le costaba entender la idea de sacar la hacienda del campo, y ahora ve los resultados y lo entiende. Para adoptar un software de gestión no tuvo ningún problema, lo entendió y le dimos para adelante”.

Las ventajas de la siembra variable

Los Latour tercerizan la mayoría de las labores agrícolas, pero lo único que hacen ellos mismos es la siembra, y la hacen con la mayor precisión posible. Esta es la segunda campaña que la empresa hace siembra y fertilización variable en maíz. “Como siempre nos cosecha el mismo contratista, él ya tenía los mapas de rendimiento de nuestros campos de las últimas campañas, entonces fue más simple”, explicó Víctor Latour. Dependiendo de los lotes, se divide el terreno en tres o cuatro ambientes, y de acuerdo a eso, según indicaron, se puede pasar de sembrar 70.000 semillas de maíz en los bajos a 45.000 en las lomas. “Pero cada lote tiene su historia.

Lo mismo pasa con los kilos de fertilizante”, aclaró Latour. En soja no hacen siembra variable, pero afirman que utilizando las semillas previamente tratadas con inoculantes e insecticidas logran pasar de 80 a 50 kilos de semillas por hectárea. “La semilla que se trata tiene desde el vamos un mínimo de calidad, y además el tratamiento le da mayor seguridad”, afirmaron.