Para que los productores dejen de "amarrocar" los granos, la senadora rionegrina Silvina García Larraburu (FPV) presentó un proyecto de ley para la creación de una Junta Nacional de Granos. Por su parte, el secretario de Comercio, Augusto Costa, dejó flotando la advertencia de "intervenir el mercado de carnes para restablecer la racionalidad en materia de precios". Y para precisar sus dichos agregó que podrían duplicar las retenciones a las exportaciones de carne. ¿Alguien le habrá comentado que esta iniciativa entra en contradicción con el Ministerio de Agricultura, que se fijó como objetivo aumentar las exportaciones de carne vacuna para que la participación en la faena total que actualmente está en el 6% pasé al 20%? Parece que no.
Augusto Costa copia el reflejo imperante en el Gobierno desde hace una década y que Guillermo Moreno llevó a su máxima expresión: correr detrás de los acontecimientos rompiendo todo lo que estaba en pie.
En definitiva, lejos de despejar la actual incertidumbre, las posibilidades de estatizar el comercio de granos o aumentar la intervención de los mercados logran inquietar aún más el ánimo de los productores.
Pero así como en el corto plazo todo se volvió crítico y confuso, hay que rescatar algunas iniciativas de mediano plazo que rescatan algo olvidado en estos días: son pensadas a lo grande. Una de ellas es el lanzamiento para los próximos meses de una Mesa de las Carnes, donde se sentarían las tres cadenas, en la que viene trabajando Jorge Dillon, subsecretario de Ganadería, y participa activamente Roberto Domenech, presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA). Se parte de la base de que llegó la hora de analizar la producción de carnes como un conjunto y ya no de forma separada como si la carne vacuna, la aviar y la porcina fueran compartimentos estancos. En forma académica se podría decir que funcionan con vasos comunicantes y que un aumento de la oferta de una de ellas tiene necesariamente impacto en el conjunto. Pero teniendo en cuenta que con los 115 kilos que actualmente consume por año cada argentino se llegó a un límite de la demanda interna.
Sería más conveniente decir que están encadenados a una misma suerte. Porque un aumento de la producción en cualquiera de las carnes que no pueda ser exportada presionará aún más al mercado interno y erosionará la base de todos los precios. La actual matriz del consumo argentino que compone los 115 kilos de carne (65 kilos de carne vacuna, 40 kilos de aves y 10 kilos de porcinos) debería cambiar si se privilegiara la exportación de la carne más cara, los cortes vacunos de alto valor.
Hay todavía márgenes para que los argentinos consuman algo menos de carne vacuna y la reemplacen por las otras carnes. Entre algunos de los dirigentes de las tres cadenas que están hablando el tema, hay un fuerte consenso en aceptar que "la carne vacuna barata nos cuesta cara".
Por este motivo, se viene insistiendo en la necesidad de lanzar una Mesa de Carnes, donde se pueda compartir la información de cada sector. "El peor escenario es la ignorancia. Además serviría para concertar la salida de las carnes al exterior, una necesidad imperiosa para un mercado interno que ya está abastecido", afirma Domenech, que es un convencido de la necesidad de pensar en grande, como alguna vez se lo enseñó en Arkansas, Estados Unidos, un gerente de marketing de Tyson Foods, multinacional estadounidense que es el mayor procesador de proteína animal del mundo. Intrigado por las razones que tenían para trabajar con una diversidad de carnes tan grande, que va desde la vacuna hasta la de ciervo, Domenech recibió por respuesta: "Nuestro objetivo es ganar con nuestros productos el centro del plato de millones de consumidores en el mundo. Ubicar allí una de nuestras carnes, no importa cuál".
Resumen
20,35
millones de hectáreas
Es la superficie sembrada al finalizar la siembra de soja de este ciclo, la
mayor de la historia.
La frase
"Éste es un país libre, así que venderemos cuando sea necesario"
Pedro Apaolaza , vicepresidente de Cra