La menor incertidumbre productiva que se ha vislumbrado en trigo desde los últimos días de octubre, en un contexto en el que las lluvias abundantes en el sur de Buenos Aires (responsable de algo más del 40% del output a nivel nacional) le ponían por aquél entonces un piso a las proyecciones de oferta, ha contraído notablemente la demanda preventiva e inexorablemente ha reducido el interés abierto (menor liquidez).
No obstante, el ajuste del 20% (U$S 60, tal como se advierte en el gráfico 1) observado en los últimos dos meses en los precios de la posición enero en el mercado local no sólo debe vincularse con lo mencionado en el párrafo anterior sino también con la elevada regulación que una vez más recae sobre este cultivo.
La decisión de no permitir embarques en diciembre ha calado hondo, tomando como referencia que es un hecho atípico que no se registraba desde finales de los 80’. En efecto, de acuerdo a datos oficiales, la exportación solamente compró hasta el momento 1 mill tt, lo que equivale a prácticamente la quinta parte si lo contrastamos con el volumen de hace doce meses.
Asumiendo que este sector tiene una capacidad de pago cercana a U$S 240 (más de U$S 10 por encima de los valores actuales), una eventual reapertura de las exportaciones generaría una recuperación automática en la plaza doméstica.
Gráfico 1-Trigo enero en Matba
Tomando como base los datos de la Bolsa de Cereales de Buenos, y habiéndose cosechado aproximadamente el 75% de la superficie nacional, las estimaciones de producción se mantienen por encima de 10 mill tt (ver gráfico 2).
En función de esto el período 13/14 se asemejaría al ciclo 12/13, a partir de lo cual resulta inexplicable que por ahora se prohíban los envíos de trigo al mundo, considerando que lo destinado a molinería se mantiene estable con el correr de los años levemente por encima de 6 mill tt. Si se habilitaran 3 mill tt las existencias serían de aproximarían a 1 mill tt, tal como hemos visto en las últimas campañas.
Gráfico 2
Con relación a los incentivos por el lado de la oferta para comercializar la mercadería, y más allá de que las expectativas devaluatorias se erigen como un factor crucial para postergar ventas, las condiciones vigentes siguen alentando la concreción de negocios varios meses después de la recolección.
El gráfico 3 es un reflejo de esta situación; las barras negras y el eje izquierdo expresan el diferencial entre los vencimientos enero y julio (habiendo llegado a finales de noviembre a niveles mayores a U$S 40, mientras que ahora se acerca a U$S 30), en tanto que la línea roja y el eje derecho indican la tasa implícita que existe entre ambos meses.
Esto último resulta sustancial, ya que a pesar de haber alcanzado en forma reciente niveles de 18% en dólares para esos seis meses, el 12% actual evidencia un claro atractivo para trasladar ventas en caso de no tener restricciones financieras o de acopio.
Gráfico 3
Nuestra impresión es que la caída que está exhibiendo el trigo doméstico, frente a un panorama regulatorio nunca antes visto bajo esta administración por el lado del saldo exportable, no va a generar pánico entre los productores y por ende será incapaz de acelerar el farmer selling en el corto plazo.
Por el contrario, tanto las señales macroeconómicas (tipo de cambio en franco ascenso) como las inherentes a este mercado (carry atractivo con un horizonte de 6 meses) claramente son las que se imponen, y como resultado el ritmo de comercialización seguirá mostrándose muy pesado.
Esto refuerza la idea de que este cultivo tiene margen para recuperarse en los primeros meses de 2014.
Por Iván Barbero - Analista Granario