Es cierto que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner experimentó en diciembre, tras los conflictos policiales y los saqueos registrados en varias provincias, una de las mayores caídas en su nivel de imagen positiva y de valoración de su gestión gubernamental. Esa disminución es elevada si se la compara con el mes anterior, pero no con respecto a un año atrás, cuando las encuestas ya le daban un nivel de aprobación y de rechazo muy parecido al actual.
De acuerdo con el último sondeo de la consultora Management & Fit, efectuado a nivel nacional entre 1600 personas desde el 9 hasta el 12 de este mes, en coincidencia con los episodios de violencia producidos en distintos lugares del país, la Presidenta vio caer su imagen positiva al 27,9% desde el 42,3% que ostentaba en noviembre, cuando se hallaba con licencia médica. Su imagen negativa, en tanto, subió en el mismo período de un mes del 30,7% al 37,8%.
La percepción acerca de la gestión del gobierno nacional también sufrió una importante caída entre noviembre y diciembre. El nivel de aprobación bajó del 42,4% al 30,6%, mientras que la desaprobación aumentó del 47,8% al 58,4%.
Si bien nadie puede predecir si la imagen presidencial y la de su gestión de gobierno continuarán descendiendo, hasta ahora la noticia es que la jefa del Estado ha retornado a sus niveles de aprobación y rechazo previos a la intervención quirúrgica a la cual debió someterse el 8 de octubre por un hematoma craneal.
¿Puede plantearse la hipótesis de que Cristina Kirchner mejora su imagen en la opinión pública cuando está recluida y callada, en tanto que desmejora cuando se expone públicamente? ¿Y puede ser esa interpretación la que ha llevado a la Presidenta a decidir refugiarse durante estas fiestas y parte de enero en El Calafate
Más allá de las respuestas que puedan merecer esos interrogantes, hay algo cierto y es que, desde la tragedia ferroviaria ocurrida en febrero de 2012 en la estación Once, la tendencia a la caída de la imagen de la Presidenta ha sido constante, con la excepción de los meses de octubre y noviembre últimos. Antes de aquel accidente, en el que murieron 51 personas, Cristina Kirchner ostentaba una imagen positiva que rondaba el 60%; tras ese hecho, cayó alrededor de 20 puntos en un mes y, desde entonces, osciló entre el 30 y el 35% hasta que se produjo un inesperado salto al 43,9% cuando debió ser internada por razones de salud, dos meses atrás.
Puede decirse que la tragedia de Once marcó un hito en la evolución de la imagen presidencial. Nada indica que pueda regresar a los niveles de aprobación previos a ese acontecimiento, si bien entre octubre de 2009 y enero de 2010, Cristina Kirchner sufrió su peor momento, con un piso de imagen positiva levemente inferior al 20%, del cual se recuperó sorprendentemente, subiendo más de 40 puntos hacia las elecciones presidenciales de octubre de 2011.
Según Mariel Fornoni, directora de Management & Fit, el dato de la evolución de la imagen de Cristina Kirchner no es la fuerte baja de diciembre, sino la llamativa suba de octubre y noviembre, asociada a una situación de empatía y acompañamiento de la sociedad frente a su estado de salud.
"Esta adhesión pudo haberse prolongado por unas semanas, a partir de las expectativas favorables que generaron los cambios en el gabinete, pero se terminó súbitamente de la mano de tres factores: la percepción de un Estado ausente, en el que no está claro quién toma las decisiones; la idea de que en la faz económica se está haciendo más de lo mismo y los nulos avances en materia de seguridad", declaró Fornoni a LA NACION.
Las imágenes de la Presidenta bailando al compás de tambores y cacerolas en la noche del 10 de diciembre, en los festejos por el aniversario de la reapertura democrática, mientras los muertos en los saqueos rondaban la decena, pudo haber profundizado su caída en la opinión pública.
No puede descartarse que los actuales niveles de percepción de la Presidenta se desmoronen algo más en estos días, de la mano de los cortes de luz y de los aumentos de precios registrados en este diciembre que podría marcar un récord en términos de inflación.
Del mismo modo, habrá que tener en cuenta que la encuesta concluida el 12 de diciembre, que le otorga a la primera mandataria 27,9 puntos de imagen positiva y 37,8 de negativa, no tomó en cuenta las noticias sobre los escandalosos negocios entre Lázaro Báez y la familia Kirchner en el rubro hotelero ni la suspensión del fiscal José María Campagnoli, hechos que volvieron a poner sobre el tapete el problema de la corrupción. Una cuestión que figura muy lejos de las dos preocupaciones centrales de la sociedad (inseguridad e inflación), pero que en momentos de estrechez económica potencia el malhumor social.