No solo nada va a cambiar, sino que tenemos más de lo mismo. Más inflación, más déficit fiscal, más cepo al dólar, más restricciones a las importaciones, más controles, etc.

Esta continuidad y profundización en la política económica ha logrado un cambio muy favorable de expectativas. Todo aquel que en algún momento pensó que se podía ir resolviendo algún desequilibrio macroeconómico, ya cambió de opinión.

La culpa es del otro

Por supuesto toda la política económica tiene la misma onda de siempre. El gobierno es víctima de una conspiración de corporaciones que defienden su poder y que, por eso, generan inflación, en tanto que la falta de dólares se debe a inescrupulosos especuladores.

El gobierno hace todo bien: solo algunos pequeños detalles: El déficit fiscal ya va a llegar a 5% del PBI, uno de los más importantes de las últimas décadas. Por supuesto esto se debe a que no se quieren pagar impuestos, a pesar que tenemos la mayor presión fiscal de la historia (superior al 41% del PBI), es decir, la mayor presión fiscal de América Latina.

Por supuesto no es responsable el gasto público, que está todo bien asignado, con $ 140.000 millones en subsidios a los servicios públicos concentrados en más de un 75% en el AMBA, de manera de preservar el federalismo. Es por ello que no se puede ni siquiera pensar en la baja del gasto. La eficiencia en la asignación del gasto nos impide hacerle recortes significativos. Así tenemos más impuestos o más déficit. O mejor aún, un poco más de los dos.

La emisión monetaria

El gobierno ha descubierto un mecanismo excepcional de financiamiento del déficit público. Ante la alternativa de tomar deuda, o vender activos, que son caros o desventajosos, lo mejor es emitir dinero. Tiene muchas ventajas, la primera da trabajo nacional. Recuerden que el circulante desde el 1 de noviembre del 2011 subió en $ 110.000 millones, unos 1.100 millones de billetes de $ 100, por lo que eso es muchas imprentas con el papel, tinta y sobre todo traslado a los bancos, a los cajeros, etc.

Pero lo mejor de este brillante mecanismo es que no tiene costo, porque ya todos sabemos que emitir no genera inflación. Entonces lo mejor es financiar el déficit fiscal así da empleo y no genera inflación. Por lo tanto seguiremos imprimiendo más.

Las reservas y el cepo

Las reservas siguen cayendo, para que disminuya su baja, hay que hacer una de las dos cosas: incrementamos la entrada de dólares o restringimos la salida.
La entrada de dólares es muy complicada. Hay que convencer a gente o empresas o, peor aún, a fondos internacionales que traigan dólares a la Argentina.

Esto implicaría resolver el INDEC, ofrecer garantías, dar tasa de interés (que va a ser usuraria)... Bueno, algo vamos a inventar con YPF (u$s unos 500 millones a más del 8% no está mal) y si agarramos a los chinos con más mega proyectos que ellos financien, sería genial. Pero esto es muy lento y hay que hacer reuniones. Mejor vamos por otro camino.

La salida de dólares. vamos a dificultarles a la gente y a las empresas que saquen dólares. Un 35% de impuesto al consumo al exterior, un impuesto a los autos de alta gama, una restricción de dólares a las industrias de electrónica y de autos. A la falta de dólares no hay nada mejor que poner más cepo. Eso estimula mucho la entrada de inversores internacionales y hace que los argentinos estén pensando seriamente en traer sus dólares del exterior dado este nuevo contexto.

Hasta ahora, mientras más cepo hubo, menos reservas se conservaron. Ahora pondremos más cepo y lograremos más/menos reservas (tache lo que crea que va a pasar)

Inflación

No podemos hablar de este tema porque no existe. Y en caso de que existiera es un problema de la expectativa del peluquero que tiene que cobrar más caro el corte porque le aumenta la leche. Yo, que soy pelado, sabía que la culpa de mi pelada la tienen los tamberos.

Pero como no es un problema y, en caso de que lo sea, la culpa es de los empresarios concentrados, que evidentemente como la inflación sube será porque se concentran cada vez más . Pero la peor concentración está en el sector energético. Hay una empresa que tiene más del 55% de la venta de nafta y que, aprovechándose de su poder monopólico, ha aumentado las naftas este año más del 31%. El gobierno no puede hacer nada contra este supermonopolio que nos aplasta con sus aumentos. Ese monopolio tiene nombre y apellido: YPF. Ya la vamos a estatizar y terminaremos con su poder dominante.

El resultado distinto

Así todas las medidas que se van tomando solo logran agravar los problemas, sin embargo, lo bueno es que la culpa siempre es de otro. Por lo tanto, no hay nada que perder. Seguiremos haciendo más de lo mismo. Con otros modales y, si Dios quiere, los resultados serán distintos.