Por más que la renuncia del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, fue recibida con satisfacción por el campo, su salida deja sin definición un tema que preocupa por estos días a productores y exportadores. Se trata de cuándo se va a poder embarcar nuevamente trigo y harina. En rigor, cuentan en el sector, con la cosecha del cereal en marcha, si no hay una apertura de las exportaciones, podría generarse una sobreoferta interna que deprima los precios a los productores.

Desde que en 2006 Moreno comenzó a intervenir en el mercado de granos, el 1° de noviembre de cada año era la fecha a partir de la cual se podía empezar a embarcar trigo. Previo a ese momento, el funcionario se reunía con los exportadores y les daba el visto bueno para hacerlo.

Pero este año no hubo encuentro previo ni tampoco señales en ese sentido. Los exportadores esperaban con ansiedad que, antes de su renuncia, el funcionario habilitara la exportación. Sin embargo, según trascendió, la decisión ahora va a quedar en manos del reemplazante de Moreno, Augusto Costa. "Seguramente, ese tema va a quedar para que lo decida el nuevo funcionario", contó una fuente con acceso a las decisiones que tomaba Moreno.

Que este tema pase a Costa hace pensar a operadores del sector que, lejos de eliminarse, el sistema de control sobre las exportaciones agrícolas que ejercía el secretario Moreno, con los conocidos Registros de Operaciones de Exportación (ROE), podría continuar, salvo que decida abandonar ese sistema.

"Hace por lo menos un mes y medio que Moreno nos tendría que haber dicho a partir de cuándo podríamos exportar el trigo nuevo", contó un exportador. El operador expresó el temor que tienen en algunas empresas: "No sabemos si realmente va a dejar exportar este año".

Ese temor tiene un cierto fundamento, luego de que este año, tras la pobre cosecha de 8,2 millones de toneladas del ciclo pasado, Moreno recortara el saldo exportable de 5 a 3 millones de toneladas. Para la cosecha que está en marcha, no hay un único pronóstico sobre cuál será la cosecha: mientras la Bolsa de Cereales de Buenos Aires habla de 10,35 millones de toneladas, la Bolsa de Rosario estima 9,l millones de toneladas y el Ministerio de Agricultura anuló, con el ex ministro Norberto Yauhar, una proyección donde inicialmente calculaba 8,8 millones de toneladas.

Iván Malianni, operador comercial en una amplia zona del centro sur bonaerense, se sumó al temor que hay en el sector respecto del futuro de las exportaciones. "Hasta que no sepa con certeza con cuánto trigo cuenta en esta campaña [el Gobierno] no va a dejar exportar. Esto va a provocar que el trigo quede en el mercado interno", indicó.

En este contexto, sin la exportación abierta, sorprende el bajo volumen de trigo comprado por los exportadores y la aún más pobre cantidad de Registros de Operaciones de Exportación (ROE) habilitados por el secretario de Comercio Interior.

Aunque no se pueden embarcar, según un relevamiento del productor Néstor Roulet, los exportadores llevan adquiridos hasta el momento 775.200 toneladas de la nueva cosecha de trigo. Contrasta con los 4.339.700 toneladas que habían comprado para igual época, pero de 2012.

Vale otra comparación. Entre mayo y noviembre de 2012, el Gobierno aprobó ROE por 4.864.671 toneladas. En 2013, para el mismo período sólo habilitó ROE por 8700 toneladas.

Para Roulet, el Gobierno quiere sobreofertar el mercado de trigo, presionando sobre el precio, quizá con el objetivo de lograr una baja del precio de la harina.

Hoy el cereal ya vale 60% menos que hace un mes.

Por otra parte, luego de que Moreno frenara las exportaciones de harina, los molinos comenzaron a inquietarse por la reapertura. El funcionario les habló en algún momento de que podría ser la primera semana de diciembre. Pero ahora reina la incertidumbre.

"Tenemos varias plantas paradas que necesitan exportar", contó un molinero.

A los molinos les preocupa que Turquía esté intentando meterse en Brasil, un comprador tradicional de harina de la Argentina.

Un mercado intervenido

Consecuencias en el trigo

Inicio tormentoso

Moreno intervino por primera vez en el trigo en noviembre de 2006. En ese momento, les pidió a los exportadores del cereal que no pagaran más de 370 pesos la tonelada. En realidad, nunca pudo controlar el precio. Este año, por la escasez de mercadería a causa de la baja de la cosecha, el cereal llegó a cotizarse en 4400 pesos.

Harina, en alza

El Gobierno pagó compensaciones a los molinos harineros para que pudieran vender la harina a un valor razonable. Sin embargo, igual aumento y tras el fin de ese sistema la bolsa de 50 kilos saltó de 47 pesos más IVA a más de 400 pesos.

Pan, imparable

El funcionario tampoco logró frenar el precio del pan. Este año, en medio de las restricciones en la oferta de harina en las panaderías llegó a tocar los $ 26.

Siembra, en baja

Desde que se intervino el cultivo, la siembra no dejó de caer. El año pasado, con 3,1 millones de hectáreas, se registró la peor siembra en más de 100 años.

El cereal perdió más de 2 millones de hectáreas respecto del área promedio en los noventa.

Producción en riesgo

La Argentina supo tener un pico de producción de trigo de 16 millones de toneladas. Sin embargo, en la última cosecha se registraron sólo 8,2 millones de toneladas, volumen que, pese a cubrir el consumo interno, puso dudas sobre el abastecimiento en el mercado.

Exportaciones

La Argentina perdió posiciones en el ranking de exportación. Cayó del tercero al noveno lugar desde 2006 y Brasil, su principal cliente, tuvo que buscar trigo en otros destinos. De hecho, en 2013 Estados Unidos desplazó a la Argentina como principal proveedor de Brasil.