La mitad de la producción nacional se exporta y la Unión Europea absorbe el 90% del total de las ventas. España es el principal comprador y, por el lobby de sus compañías productoras, aumentó los aranceles al ingreso de productos nacionales. El escenario abrió un debate sobre la ampliación del corte del diesel local para promover el producto y sustituir importaciones.

La Argentina es el principal productor de este tipo de biocombustible a nivel mundial. Del total de su producción, más de la mitad es destinada a la exportación. Estas exportaciones se multiplicaron por diez entre 2007-2012 y se estima llegaron a facturar el equivalente al 10% del  negocio sojero argentino.

Por un lado se baraja la posibilidad de un Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y algunos países del Mercosur, al tiempo en que se tensan las relaciones comerciales frente a los intereses de los capitales nacionales europeos al borde de la quiebra.

A mediados de año, la Argentina presentó un reclamo formal respecto de estas medidas, celebrado por la Cámara Argentina de Biocombustibles (CARBIO) que adujo que en definitiva los productores europeos "han demostrado ser poco eficientes y haber instalado una capacidad más amplia que la requerida por el consumo europeo, imputando falsamente a las importaciones las causas de sus problemas estructurales".

Más tarde, la Unión Europea anunció la imposición de aranceles sobre el biodiésel argentino en un rango del 22%-25%, siendo desde mayo de entre el 6,8%-10,6%, a partir de la controversia, mientras que anteriormente era del 0%. Frente a lo cual el gobierno inició el procedimiento de resolución de controversias de la OMC, que recién se resolvería en un mínimos dos años, para lo cual Argentina deberá pagar derechos retroactivos en caso de que se concluya que existió dumping.

Ya con el inicio de las investigaciones por la Comunidad Europea sobre dumping en 2012, las exportaciones de biodiésel argentino hacia este destino comenzaron a caer. Según el reciente informe publicado por la consultora Investigaciones Económicas Sectoriales (IES), en los primeros ocho meses de 2013 la producción de biodiésel fue de 1,1 millón de toneladas, lo que significó una caída del 39,7% interanual, y las exportaciones sumaron 602,9 millones de dólares, reduciéndose en un 58,4% para el mismo período.

Según CARBIO, para este año las empresas del sector estarían operando al 40% de su capacidad. De aquí que las grandes productoras y exportadoras de biodiésel como AGD, Bunge, Vicentín, Molino, Cargill y del grupo Eurnekian, reclaman medidas como la baja de impuestos y un mayor corte del gasoil con biodiésel que pase del 7% al 10% para que el mercado interno compense el cierre del mercado europeo, lo que a su vez reduciría parte de las importaciones de gasoil.

Otro intento por parte del sector sojero para contener el impacto negativo en su producción de biodiésel a partir de las medidas restrictivas impuestas por la UE, es la mayor diversificación de los países destinatarios de sus exportaciones. En este sentido, el mes pasado se exportó por primera vez biodiesel a base de soja a Puerto Rico. Asimismo, se espera la autorización de la Agencia de Protección Ambiental de EE UU para que este combustible de producción local sea aceptado en el corte de gasoil estadounidense, siendo que el destino actual hacia este país es sólo para la calefacción de los hogares.