La presidenta Cristina Kirchner tiene todas las intenciones de reasumir su cargo luego del reposo obligado de 30 días, al que está sometida por la operación de su hematoma intracraneal. Pero sus médicos y su familia la obligarán a disminuir significativamente el nivel de actividad tras su regreso, reducir su esfuerzo físico y limitar su exposición al estrés.

"Seguramente tendrá actividad mucho más reducida, sin tanto viaje en avión , actos y con más horas de trabajo en Olivos", confió ayer a LA NACION un ministro. Esa convicción circula ahora entre funcionarios y genera preocupación por el futuro perfil del Gobierno.

Altas fuentes oficiales confirmaron que "está casi descartada" la posibilidad de que se le deba colocar un marcapasos debido a su cuadro cardiológico. "Esto no va a ser así", aseguran esas fuentes.

El momento de su reasunción y la manera e intensidad en que lo hará serán decididos por el equipo médico de la Fundación Favaloro y la propia Presidenta. En teoría, los 30 días de estricto reposo se cumplirían el 13 de noviembre. También se consultará la opinión de los doctores Luis Buonomo y Marcelo Ballesteros, de la Unidad Médica Presidencial. Pero la voz cantante será la del director del Instituto de Neurociencia de la Fundación Favaloro, Facundo Manes.

"El momento y la manera en que podrá regresar a la actividad serán definidos por Manes y la propia Presidenta en el momento que termine su convalecencia", confió a LA NACION un allegado al entorno presidencial. Sin embargo, aseguraron que la actividad deberá reducirse.

Por ejemplo, deberá disminuir sus desplazamientos, los vuelos en avión, la frecuencia de sus discursos, la participación en actos institucionales, las horas de trabajo, el esfuerzo físico y su exposición al estrés. Esto, al menos, debería ser respetado en las primeras semanas.

Tanto es el aislamiento que ayer los funcionarios de Balcarce 50 dejaron trascender que la Presidenta sólo recibirá información de las elecciones de hoy a través de su hijo Máximo, que estará en Santa Cruz, adonde viajó para votar. Es posible que hable, además, con el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini. "Pero está muy aislada. En teoría todo lo recibirá de Máximo y no recibirá a nadie en Olivos, ni verá televisión", dijo la fuente.

Según señalan, existe entre sus colaboradores la instrucción de que la mantengan aislada de la información, como parte de su recuperación y aislamiento del estrés.

"Hoy no va a ser un día fácil para Cristina: a la derrota electoral del Frente para la Victoria que se espera, hay que sumarle que es el tercer aniversario de la muerte de Néstor [Kirchner]. Y eso la bajonea mucho", señaló a este diario un ministro con aceitado acceso al entorno de la jefa del Estado.

El cuadro cardiológico y neurológico de la Presidenta no es grave ni reviste riesgos mayores. Pero las tensiones de la función presidencial no son aconsejables y se deben evitar, según dicen sus médicos.

Otra gran incógnita es cómo le puede afectar a la Presidenta la derrota, según sea su magnitud.

También los hijos pesarán de manera decisiva. Florencia Kirchner es la más sensibilizada y le reclama estricto acatamiento a las indicaciones médicas para no sufrir riesgos como lo hizo su padre, el fallecido ex presidente Néstor Kirchner. En ello tiene encontronazos con el ala dura del Gobierno, comandada por Zannini, que sugiere el rápido retorno de la mandataria. En cambio, Máximo Kirchner intermedia entre ambos y con los médicos.

El jueves último, la Presidenta se sometió a una tomografía computada, que arrojó un resultado normal, y se reveló el parte médico de la Fundación Favaloro, que informó sobre bloqueos y disfunciones cardíacas que no revisten gravedad, pero merecen atención.

Además, se consignó que deberá cuidarse de hacer ejercicios físicos y de exponerse al estrés.