El resultado de estas elecciones no pondrá en riesgo la clara mayoría que tiene el kirchnerismo en el Senado, pero si se repitiera el escenario de las primarias de agosto pasado en los ocho distritos que eligen representantes este año, el oficialismo perdería tres votos clave de cara al tramo final del segundo mandato de Cristina Kirchner.

Con 33 bancas propias y nueve legisladores aliados , el Frente para la Victoria controla hoy todos los resortes del Senado. Tiene quórum propio para habilitar las sesiones y está a seis votos de los dos tercios del cuerpo, número mágico para habilitar un proceso de reforma constitucional.

Sin embargo, este turno electoral podría herir de muerte la posibilidad de usar a la Cámara alta como ariete de una ofensiva re-reeleccionista, ya que, en el más optimista de los escenarios, el Gobierno perdería un escaño.

Siempre tomando como parámetro las primarias del 11 de agosto, la sangría oficialista se registraría a través de sus aliados, que perderían las cuatro bancas que ponen en juego. No obstante, el bloque del FPV (que pone en juego 12 escaños) vería incrementado en por lo menos uno los integrantes que hoy reportan a las órdenes del rionegrino Miguel Pichetto.

A pesar del número modesto de bancas que deberá revalidar, apenas cuatro sobre las 16 que hoy posee, la UCR parece afrontar la apuesta más complicada. Si se repitieran los resultados de las PASO, perdería un escaño, aunque el panorama podría complicarse y elevar a tres esa cifra.

El resto de las 24 bancas que deberán renovarse en diciembre corresponden al peronismo disidente (2), Nuevo Encuentro (2), al Partido Renovador (Salta), el Movimiento Popular Neuquino (MPN), el Frente Amplio Progresista y al porteño Samuel Cabanchik, ex Coalición Cívica devenido en kirchnerista.

El Senado se renueva cada dos años por tercios y por distritos. En este turno, deberán modificar su representación Capital Federal, Chaco, Río Negro, Neuquén, Salta, Tierra del Fuego, Entre Ríos y Santiago del Estero.

Todo indica que el kirchnerismo se llevará el triunfo en seis provincias, quedando las restantes para Pro (Capital), que, a partir de diciembre, tendrá representación en el Senado, y para el Movimiento Popular Neuquino.

Caso por caso

El escenario más favorable para el oficialismo se registra en Santiago del Estero, donde el gobernador Gerardo Zamora pergeñó un esquema para alzarse con las tres bancas. Así, a los dos senadores por la mayoría que ganará el Frente Cívico de Santiago se les sumará el sindicalista Gerardo Montenegro, que compite con el sello Frente Popular, una fuerza inexistente hasta estos comicios y que se vio beneficiado por el reparto de votos ordenados por el mandatario provincial.

La contracara podría ser Neuquén. Si se repitieran los resultados de las primarias, el kirchnerismo perdería tres bancas. El MPN se prepara para ganar la elección, pero sus candidatos son opositores al gobernador Jorge Sapag y, por lo tanto, no se alinearán con el kirchnerismo que, a su vez, podría perder las dos bancas que pone en juego si es que, como ocurrió en agosto, la lista filoradical de Compromiso Cívico Neuquino sale en segundo lugar. Esta pulseada, que podría dejar sin banca al ultrakirchnerista Marcelo Fuentes, es de pronóstico reservado.

Otro distrito con saldo negativo para el oficialismo sería Tierra del Fuego. Si bien ganaría la elección y dos bancas propias, pone en juego tres escaños. La banca por la minoría sería para el Movimiento Popular Fueguino.

La Capital también comporta riesgo para la Casa Rosada, ya que podría perder dos votos. A la inexorable salida del aliado Cabanchik, se le podría sumar la de Daniel Filmus, que lucha palmo a palmo su escaño con Fernando Solanas (UNEN).

En Salta, en tanto, el kirchnerismo recuperaría dos votos. Hoy, en esa provincia, todos sus representantes son opositores. La tercera banca sería para el peronismo disidente de Juan Carlos Romero, aunque podría arrebatársela el frente que lidera Alfredo Olmedo.

Por último, el kirchnerismo retendrá con comodidad las dos bancas que debe revalidar en Chaco, Entre Ríos y Río Negro. En el primer distrito, la UCR retendría su escaño por la minoría.

Sin embargo, tanto Entre Ríos como Río Negro podrían traer malas noticias para el centenario partido, ya que las bancas que pretende renovar en esos distritos se ven amenazadas por el ruralista Alfredo De Angeli (Pro) y Magdalena Odarda (ARI), respectivamente.