El girasol no tuvo una década ganada y este año volverá a demostrarlo. La siembra estará 21% por debajo del promedio registrado en la década y será, si se toma en cuenta la cifra oficial conocida hasta el momento de intención de superficie, 1.360.000 hectáreas, la menor de los últimos 39 años. Hay que remontarse a 1974 para encontrar un número más bajo, ya que ese año se implantaron 1.196.000 hectáreas.
En rigor, salvo que el Ministerio de Agricultura retoque a la suba la estimación de siembra, el girasol tendrá el peor registro desde 1974.
Una curiosidad: la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, que prevé una baja de 170.000 hectáreas, tiene un número distinto al de la cartera agrícola. Aguarda 1.630.000 hectáreas. Sólo si se cumpliera esta previsión, en lugar de ser la menor siembra en 38 años la caída sería de 9,5% y pasaría a ser la más baja desde 2009, cuando se hicieron 1.543.000 hectáreas, según datos de Agritrend.
"El promedio de las siembras de 2002 a 2011 fue de 2,06 millones de hectáreas. En las primeras seis campañas, de 2002 a 2007, la media fue de 2,24 millones de hectáreas. En las tres últimas campañas, con siembras de 2010 a 2012, la media fue de 1,75 millones de hectáreas", graficó Jorge Ingaramo, asesor económico de la Asociación Argentina de Girasol (Asagir), que subrayó: "Si para esta campaña se cumple la estimación del Ministerio de Agricultura, la baja respecto del promedio de la última década es del 34% y si se cumple la previsión de la Bolsa de Cereales será del 21 por ciento".
Pero en la siembra no fue lo único donde no hubo década ganada para el girasol. También en las exportaciones de aceite de girasol, un lugar donde la Argentina siempre fue referente, hay pérdida de posiciones.
"En 2007 vendimos 1,2 millones de toneladas de aceite y fuimos el 29,5% del mercado mundial. De cumplirse el pronóstico del Ministerio de Agricultura, el próximo año apenas superaríamos las 550.000 toneladas, con lo cual bajaría nuestra participación a algo más del 8%", explicó Ingaramo.
Este retroceso en las exportaciones significa también menos ingresos en dólares. Así, de los 916 millones de dólares conseguidos por exportaciones de aceite en 2007 ahora se podría caer a 498 millones de dólares,
Los problemas climáticos de los últimos años, como las reiteradas sequías en el centro norte, hicieron también que se redujera la superficie en el país. Pero no fue lo único: el productor se encontró con el peso de las retenciones, que le restaron incentivo para sembrar. El girasol paga una tasa del 32% en el grano y del 30% en sus derivados.
"La Argentina perdió participación en los mercados mundiales por razones locales, como la fuerte discriminación por los derechos de exportación", argumentó Ingaramo.
Además de las retenciones, hay una pérdida de competitividad en las exportaciones por el atraso cambiario. El experto agregó: "El atraso cambiario aumenta los fletes en dólares, perjudicando a Chaco, el norte de Santa Fe, Santiago del Estero, San Luis, el norte de La Pampa y el oeste y centro de la provincia de Buenos Aires". Se trata de regiones netamente productoras del cultivo.
Precisamente, para Ingaramo las retenciones y el atraso del tipo de cambio generaron "un círculo vicioso". Explicó que una mejora del 15% en el tipo del cambio y una rebaja de las retenciones al 4% para el grano y al 0% al aceite "restaura" la competitividad del sector. Para el productor, con esas dos medidas, y considerando un rinde del cultivo de 2 toneladas por hectárea, mejoraría su ecuación económica.
"Se ha creado un círculo vicioso que se rompe con un tipo de cambio más normal y retenciones sólo para la protección del valor agregado local, no con fines recaudatorios", indicó el especialista de Asagir. Lo que recauda el Estado por las retenciones en el girasol ronda los US$ 300 millones, un valor ínfimo frente a los casi US$ 10.000 millones en total que recibe del sector granario.