En este caso, reconocen el conocimiento generado por Nidera sobre el gen que controla la altura en girasol. Una línea de trabajo que permitirá el diseño de un nuevo cultivo.
El carácter tradicionalmente rústico del girasol puede explicar parcialmente por qué siempre ha recibido menos cuidados que los cultivos estivales.
Históricamente se le han asignado suelos de menor calidad, o provenientes de cultivos invernales, en detrimento de la producción. No obstante, en la última década, el grupo de Biotecnología de Nidera se dedicó a la creación de nuevos caracteres de importancia agronómica para este cultivo, un esfuerzo recientemente reconocido por la Sociedad Argentina de Genética, que premió a investigadores de la empresa por un trabajo sobre el enanismo en girasol.
El galardón "Francisco A. Sáez", que la institución otorga en forma bienal a investigaciones inéditas realizadas íntegramente en el país, fue asignado este año a los científicos Mariano Bulos, María Laura Ramos, Emiliano Altieri, y el recientemente fallecido Carlos A. Sala, del Departamento de Biotecnología de Nidera. El reconocimiento a estos investigadores se debe a un trabajo publicado en la revista Theoretical and Applied Genetics sobre la localización e identificación de uno de los genes encargados de controlar la altura del cultivo.
El premio, que se otorga por primera vez a un grupo que trabaja dentro de una empresa privada, será entregado durante la realización del XLII Congreso Argentino de Genética, que tendrá lugar en la ciudad de Salta entre el 20 y el 23 de octubre.
“Así como el gen responsable de producir enanismo en trigo revolucionó la agricultura en el mundo, el conocimiento generado sobre el control de altura en girasol permitirá el diseño de un nuevo cultivo”, explicó Bulos, uno de los científicos galardonados. “En el trabajo se detalla además el fenotipo observado en plantas de estatura reducida que portan este gen modificado, y describe las variantes observadas para el mismo gen en parientes silvestres del cultivo y dentro de una gran variedad de materiales de alto rinde disponibles”, añadió.
El investigador resaltó la importancia de conocer los genes involucrados en el control de la altura del cultivo, ya que dicha información puede ser utilizada para generar híbridos con alturas modificadas y adaptadas a ambientes que requieran una estructura de cultivo diferenciada. “Esto otorgará estabilidad, reduciendo problemas de vuelco en materiales con altura reducida, o la posibilidad de incrementar la densidad de siembra y el uso de fertilizantes para lograr un rendimiento hasta ahora no alcanzado”, indicó.
Por su parte, Emiliano Altieri destacó otras investigaciones hechas por el departamento de Biotecnología de Nidera: “el control de malezas es un carácter crítico para el desarrollo del cultivo, principalmente en regiones donde la oferta hídrica es un factor limitante. La tecnología CLPlus, desarrollada por nuestro equipo –liderado hasta su fallecimiento por Carlos Sala– fue rápidamente adoptada por la industria semillera a nivel mundial. A este lanzamiento se le sumó un nuevo desarrollo, la tecnología AIR, que amplía las familias de herbicidas disponibles para proteger al cultivo y eliminar así el problema observado con malezas de difícil control. Además, una serie de proyectos del mismo grupo de investigación apuntan a generar un cultivo más estable y sustentable”.
En ese marco, el equipo logró ubicar en el genoma de girasol numerosos genes de resistencia a enfermedades, para ser llevados a materiales comerciales mediante el uso de marcadores moleculares. Este procedimiento acelera el proceso y permite que estos genes de interés no lleven consigo otros genes no deseados, que se encuentran usualmente ligados a los primeros.
“Al mismo tiempo, se inició la búsqueda de los genes responsables de las principales características agronómicas del cultivo, para luego caracterizarlos en numerosos materiales y modificarlos para generar mejores variantes de los mismos”, concluyó.
De esta forma, la estrategia de Nidera es seguir convirtiendo al girasol en un cultivo competitivo y de alta productividad, tanto en Argentina como en el resto de los países productores.