Con excepción del oficialismo, que todavía considera a la Comisión de Enlace como un adversario, los dirigentes procuran llamar la atención de los partidos políticos sobre los problemas que atraviesa la actividad agropecuaria y las soluciones que requiere. El encuentro con mayor trascendencia fue la reunión que mantuvo la Comisión de Enlace con Sergio Massa. Sin embargo, la lista es más larga: los ruralistas se reunieron con Ángel Rozas, Ricardo Colombi, Julio Cobos y Mauricio Macri. También tienen proyectado encontrarse con Margarita Stolbizer y algunos de ellos tienen trato frecuente con Hermes Binner y José Manuel de la Sota.

Hasta el momento, el denominador común de los contactos con el arco opositor es que hay un consenso respecto del maltrato que padeció y todavía padece la actividad agropecuaria en las políticas oficiales. Lo demuestra el simple hecho de que no fue convocado ningún dirigente del sector a la mesa de diálogo del Gobierno con industriales, banqueros y sindicalistas. Ante la falta de puentes con el oficialismo, los ruralistas están intentando algún grado de compromiso respecto de las políticas agropecuarias que piensan instrumentar los opositores en caso de llegar al poder. "No queremos que hagan lo que decimos nosotros, sino lo que piensan hacer", explica el presidente de la Sociedad Rural Argentina, Luis Miguel Etchevehere. "Los ciclos biológicos del campo necesitan una definición", aclara.

El presidente de la SRA cree que si las figuras que hoy se perfilan como presidenciables en 2015 dicen que van a eliminar las retenciones a la carne en caso de ser gobierno, el productor que tenga una ternera en el campo puede decidir hoy retenerla y no liquidarla. "Lo mismo hará el tambero si le dicen que no habrá restricciones para vender leche: sembrará pasturas ahora porque a partir de 2015 cambiará su ecuación", explica Etchevehere. Si esas definiciones llegan recién dentro de dos años se habrá perdido un tiempo precioso.

Desde el oficialismo se interpretan estos movimientos como los del "lobby del campo" o los de una presión para devaluar la moneda. Claro, siempre es más sencillo colocarse en el lugar de víctima que animarse a evaluar los errores propios. No obstante, alguna apertura comienza a vislumbrarse. El ministro de Agricultura, Norberto Yauhar, admitió esta semana que el Gobierno estaba evaluando flexibilizar el control sobre el mercado de granos. No dio precisiones, aunque admitió que era probable. Sea como gesto hacia el campo o por la intención de obtener divisas ante la baja de reservas y la fuga por la importación de combustible, lo cierto es que hay un atisbo de autocrítica.

En rigor, el campo tiene urgencias por resolver que no se compadecen con los ritmos lentos de la burocracia del Estado. Por ejemplo: el norte de Santa Fe necesita cuanto antes que se declare la emergencia agropecuaria nacional por sequía. Ya hubo una demora sustancial con Salta. No tiene sentido castigar a la producción.

"Hay que hablar con el campo, no crear instrumentos para fundirlo"

Gerónimo Venegas / Sec. Gral. de la UATRE