Así, en lo que va del año se observan tres sectores bien diferenciados en la región pampeana: el este, centro y el sur de Buenos Aires y el este de Entre Ríos con adecuada disponibilidad de humedad; el oeste de Entre Ríos, casi toda la provincia de Santa Fe y el oeste y el sur de Buenos Aires con condiciones regulares o malas, y las provincias de Córdoba y La Pampa con condiciones muy malas.
"En las zonas más castigadas, la escasez de lluvias está fulminando los trigos y las cebadas", asegura un técnico del sur de Santa Fe. En esa zona llovieron 220 milímetros hasta principios de septiembre, menos de la mitad de lo que corresponde a un año normal, con mínimos registros en los últimos dos meses. En 2012, en cambio, cayeron 100 milímetros en agosto y 70 en septiembre.
En esos campos, los trigos están elongando el tallo con muchas dificultades, tienen la espiga embuchada y perspectivas de floración en 10 días. "De los 500 macollos que se desarrollaron por metro cuadrado, sólo la mitad está generando espigas. Además, con un contenido hídrico insuficiente en el suelo, se esperan espigas más chicas y con menos flores. En ese escenario, un cultivo que hubiera rendido 50 quintales por hectárea en condiciones normales recorta su potencial a la mitad si no ocurren lluvias importantes en los próximos días", adelanta el asesor.
En esa región se necesitan imperiosamente registros importantes para recargar los perfiles. "Si caen 35 mm no alcanzan por la gran desecación del suelo", alerta el técnico. Pasa algo similar en Córdoba. "La siembra se realizó con humedad almacenada en el barbecho y con un chaparrón de 20-30 mm, pero luego no llovió más y los cultivos van para atrás", lamenta un productor de Marcos Juárez.
La situación mejora hacia el sur de Buenos Aires, donde se registraron mayores lluvias en agosto y durante esta semana que permiten encaminar la floración del trigo y de la cebada en mejores condiciones.
En síntesis: los productores que no vendieron anticipadamente su cosecha de trigo podrían seguir esperando sin tomar coberturas, porque las perspectivas de producción se reducen respecto de las de la época de siembra. Con un stock inexistente del ciclo anterior, se esperan precios sostenidos, a menos que se registren lluvias importantes y generalizadas antes de fin de mes.
Impacto en ganadería
Las condiciones climáticas adversas también afectan significativamente a los productores de leche y de carne. "Los pronósticos no vaticinan lluvias importantes para los próximos siete días en la región pampeana. Si ocurrieran a fines de septiembre, luego se necesitarían 30 días más para un rebrote importante de las pasturas y de los campos naturales, que recién podrían aprovecharse a fines de octubre. A partir de ese momento, sólo quedan 45 días de forraje de alta calidad hasta mediados de diciembre, cuando las especies forrajeras reducen su tasa de crecimiento", explica un profesional.
"Los tamberos ven que se agotan sus reservas de silo y no pueden comprar más subproductos de la destilación de etanol porque varias plantas dejaron de operar. Ante esa realidad, buscan diversificar con otros ingredientes para conformar la dieta y recurren a algunos que habían abandonado hace muchos años, como la cáscara de maní. Otro pagan altos costos de flete para traer malta desde Mendoza", asevera el técnico.