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Sergio Massa perdió ocho kilos desde que comenzó la campaña. Se le nota en el rostro, en el cuello de la camisa, que le sobra. "No es lo mismo hacer campaña sin el Estado detrás", reconoce, como disculpándose. Aunque parezca cansado, el líder del Frente Renovador no se detiene un segundo y mantiene en el mismo frenesí al intendente, economista o asesor que en ese momento pase a su lado. "Sí, el martes presentamos la querella", le dice a un teléfono. "Voy para allá", escribe en otro.

Es viernes por la mañana, y el intendente de Tigre acaba de anunciar que suma a su campaña al ex ministro de Economía Roberto Lavagna. En breve se entrevistará con el ex fiscal anticorrupción Antonio Di Pietro, que en los 90 llevó adelante el famoso caso del mani pulite italiano. Después partirá hacia Lanús, para una recorrida. Luego a Lomas de Zamora. Lo alienta un pensamiento: cree que lo más duro de la campaña ya pasó. También lo decisivo. Y explica por qué.

"Ganar el domingo nos pone en una posibilidad muy cierta de ganar en octubre. Muy cerca. Y siempre hay que ganar, sobre todo cuando se enfrenta un aparato tan poderoso como el Estado nacional, el estado provincial y muchos estados municipales. No olvides que, en definitiva, más allá de las expectativas, somos David contra Goliat. Por más que tengamos gestiones muy valoradas, seguimos siendo un grupito de intendentes contra el Estado.

-Pensando en octubre y la psicología del votante, ¿es mejor ganar por 10 puntos o por 1?

-Hoy está claro que somos la única fuerza que puede ganarle al oficialismo y eso tiene que ver con que elegimos el camino de la gestión y la propuesta. Elegimos discutir el problema de la inseguridad, mientras muchos lo ignoran; planteamos la injusticia del Impuesto a las Ganancias para trabajadores, jubilados y empresarios pymes, mientras la compraventa de sociedades no lo paga; también la urgencia del empleo joven y, para eso tomamos las mejores propuestas del equipo de Lavagna; establecimos que no vamos a permitir que se avance sobre la Corte Suprema y la Constitución.

-¿ Le preocupa que Martín Insaurralde achique la brecha?

-Cuando ganás por un voto, ganás; si perdés por uno, perdés. El primer resultado importante es que en sólo 40 días instalamos una fuerza política nueva en la provincia y logramos centralidad en la campaña para poder discutir temas que nadie quería discutir.

-Sumó a Eduardo Amadeo, a Lavagna. ¿Sumaría a Duhalde?

-Pasa que nosotros expresamos futuro y, más allá del respeto que tenga por una persona, buscamos experiencia en las personas con perfil técnico y renovación en los políticos, para generar una confluencia: gente joven apoyada por experiencia de gestión.

-¿Y a Facundo Moyano?

- Sí, claro. Es un gran dirigente y un gran tipo. Ya tenemos la suerte de convocar a gente de cuatro centrales sindicales.

-¿Cuál es el límite del Frente Renovador?

- El más importante: a los que creen que se puede construir una Argentina con la lógica amigo-enemigo.

-Entonces, ¿cómo le explica al votante que el gobernador Daniel Scioli, que dice lo mismo, esté del lado del frente?

- Yo no hablo de las personas. Cada uno tiene la responsabilidad de explicar sus acciones.

-¿Imaginó a un Scioli tan activo en la campaña de Insaurralde?

- Él eligió un espacio y tiene que hacer todo por defender ese espacio. Yo no me siento parecido ni a La Cámpora, a [Luis] DElía ni a [Guillermo] Moreno.

-Así como defiende la Asignación Universal por Hijo, ¿qué defiende de la gestión de Scioli?

- Ejem [ríe]. Creo que si realmente hay decisión de tener policías municipales y no simplemente amagar con un proyecto, hay que hacerlo. Hay que descentralizar la Justicia, para que cada pueblo tenga un fiscal, un juez y un ayudante defensor. Son cosas que hoy están en atisbo.

-¿Qué le dice al votante que lo asocia con este gobierno y que nunca lo escuchó hablar de corrupción, de Ciccone, de Jaime?

- Me parece que no hay que plantearlo desde "el" caso. La clave es que tengamos una justicia independiente. La mayor garantía respecto de nuestra actitud es la incorporación de un tipo como Adrián Pérez, que hace años trabaja sobre ese eje y al que le encomendamos que arme una estrategia y un paquete de leyes sobre transparencia.

-Y usted...

[Interrumpe] - Yo no tengo ninguna causa en contra. Pero eso, en todo caso, es un valor, no debería ser una diferencia. No me comparo con los demás. Creo que el secreto de nuestro vínculo con la gente es eso: no hablar de los otros políticos sino hablar de los problemas de la gente. Nuestra fuerza plantea una clara diferencia con el Gobierno. Si me pedís que haga descalificaciones personales, no las voy a hacer.

-Su esposa, Malena, mostró un carácter fuerte en la TV. ¿Qué le criticó a su campaña?

-Me pidió que fuera más duro con quienes me atacan.

-O sea que se va a endurecer...

- No. En casa manda Malena y en política mando yo.