Esto significa, que nos tenemos que preparar para convivir con volatilidades
en los precios mayores a las que habitualmente vemos en otros momentos del
ciclo. A su vez, la presente situación de transitar con existencias ajustadas,
le imprimirán una adrenalina adicional a las cotizaciones. Las tres semanas que
tenemos por delante – con su constante actualización de pronósticos climáticos –
serán las que nos marcarán la ruta a seguir, en ese camino que tiende a
asemejarse con el de una montaña rusa.
A todo aquel que se preste a seguir de cerca las cotizaciones de los granos, lo
invitamos a abrocharse el cinturón de seguridad, ya que estamos ingresando en el
período crítico de definición de producción en Estados Unidos. Esto significa,
que nos tenemos que preparar para convivir con volatilidades en los precios
mayores a las que habitualmente vemos en otros momentos del ciclo. A su vez, la
presente situación de transitar con existencias ajustadas, le imprimirán una
adrenalina adicional a las cotizaciones. Las tres semanas que tenemos por
delante – con su constante actualización de pronósticos climáticos – serán las
que nos marcarán la ruta a seguir, en ese camino que tiende a asemejarse con el
de una montaña rusa.
El fiel reflejo de este escenario que acabamos de describir, lo tuvimos la
semana pasada. Nos tocó presenciar dos mercados bien diferenciados. De lunes a
jueves, convivimos con pronósticos que proyectaban – para la zona núcleo
estadounidense- un período con temperaturas por encima de lo normal y con
escasos aportes de lluvias. Esto hizo que, con el correr de los días, las
cotizaciones fueran agregando prima climática. Está claro, la atención está
puesta ahí, en lo que suceda en términos de precipitaciones y temperaturas. Tal
es así, que el pasado jueves 11, la oficina de agricultura de los Estados Unidos
(USDA), publicó su tradicional informe de estimación de oferta y demanda, y con
cierto desinterés el mercado parece haberle dicho: “…bien gracias…”. Sucede que
la información que los operadores tomaron como relevante, fue la que se publicó
el 28/6, al momento de proyectar la superficie de la nueva campaña e informar el
dato de existencias al 1/6. Luego, lo que se informó en el reporte de Julio, se
considera a como un mero traslado de las cifras que se habían dado a conocer 12
días antes, y por ende, el impacto que el mismo generó en los precios, fue
insignificante.
Desde el mercado Financiero, también llegaban noticias alentadoras que colaboraron con la mejora en las cotizaciones. Ben Bernake - titular de la Reserva Federal de Estados Unidos-, quitó algo del temor instalado semanas atrás, anunciando que se va a mantener la política monetaria expansiva hasta tanto los datos de empleo muestren resultados más sólidos. Esto le quita probabilidad de ocurrencia a un fortalecimiento del dólar y por ende, ratifica al menos en el mediano plazo, el poder de compra de las principales monedas que componen la demanda. Por otro lado la mejora vista en la cotización del petróleo – básicamente por problemas políticos en Egipto y especulaciones de caída de stocks en USA – que llegó a cotizar U$S 106, coloca a los sustitutos energéticos elaborado a bases de granos, en un escenario más atractivo, y por lo tanto, también aportó al fortalecimiento de los precios.
Hasta que llegó el viernes, y con él vinieron las actualizaciones de pronósticos climáticos, que en este entonces, marcaban la llegada de mayores precipitaciones en los principales estados productores de USA, que permitirían un mejor tránsito de las altas temperaturas, que estaban amenazando a los maíces en su etapa de floración. Esto fue suficiente para que el mercado removiera de los precios casi la totalidad de la prima climática agregada de lunes a jueves. Y así fue como pasó la semana, esa que tendrá que ser tomada, como la “entrada en calor”, del mercado climático que se nos avecina.
En el mientras tanto, las cotizaciones a futuro siguen mostrando un descuento amenazante con respecto a los niveles actuales. Sucede que las proyecciones de producción estadounidense continúan siendo muy abultadas – 355 MM toneladas de maíz y 93 MM toneladas de soja. El argumento – confirmada la superficie- parece estar en las condiciones climáticas ideales que le ha tocado transitar a los cultivos. Como muestra de ello, el pasado lunes el USDA mejoró en 1% la categoría de bueno y excelente en maíz para ubicarlo en 68%, dejando constante el dato informado la semana previa para soja (67%).
Como mencionamos anteriormente, por delante tenemos semanas críticas, que probablemente nos brinden alguna oportunidad para la toma decisiones referidas a la cobertura de precios. Habrá que estar atentos, y tener preparadas herramientas flexibles que nos permitan poner pisos, no tan alejados de los precios que fueron utilizados por la mayoría al momento de confeccionar los presupuestados.