El discurso inaugural de Sergio Massa como candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires fue mucho más duro y opositor que el que el mismísimo Massa hubiera querido pronunciar, en una campaña donde uno de sus eslóganes será el del cambio con continuidad. Y si Massa imaginaba un discurso más light la diversidad de su lista y la presión de algunos de sus integrantes y socios políticos, lo obligaron a que sea de tono más opositor.
El mismo Massa dejó en claro que evitará todo tipo de debates sobre temas de actualidad y que evitará las polémicas a las que lo quieren llevar, sobre todo desde el denarvaísmo. Su alianza con el PRO no está clara aún, y en este sentido Mauricio Macri, que necesita algún tipo de referente importante en la Provincia, estuvo pícaro la semana pasada cuando dijo que si viviera en ese distrito votaría a Massa. O ahora nos venimos a enterar que el diputado nacional porteño Federico Pinedo tiene domicilio en la Provincia y que votará a Massa. Más allá de la estrategia del PRO de querer asociarse en la práctica a Massa, esto originó los primeros cortocicuitos al interior del massismo, sobre todo en el intendente Darío Giustozzi, que no quiere saber nada con tener cerca al PRO de Macri, o un poco más tenue, en Felipe Solá, que evita políticamente desde el 2009 a su ex socio político.
El tono marcadamente opositor que sus socios le marcarían a Massa, podría
llevar a que el tigrense pueda perder los votos de aquellos filo K que dicen lo
votarán, aún cuando estén con Cristina.
Massa empezó muy arriba en el discurso, se plantó como si ya quisiera ser
Presidente y faltan dos años. La ansiedad lo puede traicionar, sostiene un
consultor.
Desde la perspectiva del oficialismo, uno de sus estrategas de campaña analiza la actual coyuntura de la siguiente forma: El Gobierno tenía muy medido a Massa. Es más, las encuestas que manejábamos le daban más diferencia sobre nuestro candidato, es decir que los números que se publicaron ahora, son alentadores.
El consultor indica, y reconoce eso sí, que ahora el Gobierno tiene un candidato fuerte enfrente, que no lo tenía hasta ahora y que obliga al oficialismo a pensar seriamente en una estrategia electoral, que hasta ahora no ha a parecido. Los del Gobierno son siempre bastante desorganizados en materia de estrategias electorales y esta campaña no escapa a eso. No tienen nada organizado aún y recién la semana que viene se comenzarán a poner en marcha los equipos de campaña, a mi entender un poco tarde sostiene el asesor.
Siempre actuaron como una rutina, sin tener nadie enfrente o teniendo lo conocido de otras elecciones, ahora es diferente. Es alentador para el Gobierno que los medios ya hayan tomado a Massa como el candidato fuerte de la oposición, porque eso le hará perder al intendente algunos puntos que el kirchnerismo le prestó y que al darse cuenta que es un candidato opositor pueden volver al redil señala el asesor del Gobierno. En este punto, esta opinión coincide con otro de los directores de una de las encuestadoras que el domingo presentó su encuesta, quien afirma: Si el Gobierno reacciona, cosa que hasta ahora no ha hecho porque no está claro como ven a Massa ya que Cristina nada ha dicho sobre él y no se sabe si es porque los tomó por sorpresa o tienen un acuerdo oculto; pero si reaccionan, pueden descontar la diferencia que les lleva Massa y equilibrar los tantos. Y agrega: Massa va a tener que hacer un esfuerzo tremendo, de equilibrista permanente si quiere mantener este perfil que le ha dado resultado de filoK crítico, si se desbanda para uno u otro lado, puede perder votantes. Hay que verlo en la campaña.
La semana próxima se empezará a ver la campaña del Gobierno, a través de los primeros spots y también de los discursos de la Presidenta. Se estima que ya hubo una reacción, al presentarlo junto a ella en el acto de Pilar de esta semana (a Martín Insaurralde) que al momento se ha mostrado extrañamente esquivo a la requisitoria de los medios. Tal vez, porque como decíamos más arriba, la campaña del oficialismo aún está en pañales.
La irrupción de Massa ha pegado fuerte en el cuartel de campaña de Francisco de Narváez. Tal vez Hugo Moyano, desde la tribuna de Plaza de Mayo haya adelantado la estrategia que desplegarán junto a su socio politico, De Narváez en territorio bonarerense: El (Sergio Massa) es Ella (la Presidenta) y nosotros vamos contra Ella.
Es decir el denarvaismo a la par que mostrarán los denominados puntos oscuros de la gestión de Sergio Massa en Tigre, no perderán la oportunidad de polarizar con la Presidenta de la Nación. En definitiva seguiremos con nuestra estrategia planteada en el spot de Ella o Vos. Nosotros hace tiempo que somos oposición y no abandonaremos ese camino. En todo caso Massa deberá demostrar en la cancha cuan lejos o cerca está del Gobierno, pero es problema de él sostiene un denarvaista de la primera hora.
Más allá que seguramente Gabriela Michetti termine ganando, una vez más la Capital federal y sea el único distrito donde el Pro muestre organización política, todo lo demás, es decir provincia de Buenos Aires, Córdoba u otras provincias donde no pudieron cerrar alianzas fuertes, vuelve a dejar a Mauricio Macri muy debilitado políticamente frente a sus aspiraciones para el 2015. Otra vez desde su círculo íntimo se han vuelto a escuchar los reproches hacia su primo político Jorge Macri, por como cerró con Massa en la provincia de Buenos Aires. Desde las cercanías de Macri un político en ascenso bonaerense sostienen que siempre son ninguneados por el PRO capitalino, y que si no fuera por como actuó Jorge Macri, se hubieran quedado fuera de todo reparto. Esta decisión dejó varios heridos, entre ellos a los frustrados candidatos Carlos Melconián y Guillermo Montenegro, que se retiraron a sus habituales ocupaciones, lamiéndose heridas y sintiéndose maltratados políticamente.
Y dentro del mismo PRO, otra vez un rumor ha comenzado a correr fuerte, que llena de intranquilidad a sus dirigentes; una vez que termine su mandato como Jefe de gobierno porteño, ¿se retirará de la política Mauricio Macri?