EE.UU., gran productor mundial de soja, sufre en lo inmediato la escasez de oferta que se advierte en sus inventarios.
Por ello, tanto los valores de contado como los de futuros con entrega cercana han logrado sortear –aunque relativamente- la presión de la oferta esperable norteamericana de la nueva campaña.
Las perspectivas de producción son alentadoras y, justamente, por ello las posiciones más alejadas del mercado de Chicago se muestran en baja. Así se ven.
El fuerte diferencial entre puntas es elocuente. Los futuros con entrega en julio y noviembre de este mercado revelan una diferencia próxima u$s 110 por tonelada.
Así están las cosas… Por ahora el factor climático juega a favor de la producción en EE.UU. Algo que, obviamente, opera en contra de los precios internacionales.
La única excepción a tal cuadro, se registra en el oeste y el sudoeste, lugar donde sigue habiendo cierta escasez de humedad.
En fin… por el lado de la oferta, el volumen norteamericano, muy promisorio, amenaza los mercados internacionales. Y de esta forma se diseña una suerte de techo que si no resulta más bajo aún es por la escasez de mercadería en lo inmediato.
Por el lado de la demanda, el nuevo cuadro financiero mundial -de la mano de los nuevos aires que se advierten en la política económica de EE.UU.- tiene ahora en vilo a los mercados.
El anuncio de la Reserva Federal -de abandonar su programa flexible de liquidez que incluye bajas tasas para 2014- está sembrando todo tipo de temores en las plazas granarias.
Nos referimos a la eventual baja en la expansión monetaria, que conllevaría al incremento de la tasa de interés y, consecuentemente, a la reversión en la tasa de depreciación del dólar. Esto no augura nada bueno para los precios de la soja.
Un alza en las tasas de interés fortalecería el dólar contra las otras divisas y contra los precios internacionales de los commodities, donde obviamente figura la soja.
Se advierte la probabilidad de un alza en las tasas, desde el piso histórico de una del 0,25% -a fines del 2008, luego de la crisis de las hipotecas- hacia los promedios de mediano y largo plazo, esto es del 3,5%.
De esta forma, la incipiente posibilidad de un proceso de revaluación del dólar ya está impactando en las monedas de los emergentes. Brasil, por ejemplo, ya devaluó su moneda cerca de un 7%.
La estrategia de tasas de interés en América del Norte no es neutra para los emergentes. Sobre todo para China y Brasil. El primero tendrá mayor presión hacia la devaluación del yuan, aspecto que no sólo deprime la capacidad importadora, sino que también afecta, en lo inmediato, el nivel vida de su población.
Y el segundo, queda sujeto a la tendencia a devaluar el real pues mayor es la propensión a desprenderse de reales para adquirir dólares lo que eleva la competitividad de la actividad sojera en el vecino país, hecho éste que propende a la baja de precios del grano y sus derivados.
Como vemos, el cuadro se ha complejizado. Aunque no está todo dicho respecto a la modificación en la política financiera de EE.UU. la realidad es que la posibilidad afecta el comportamiento de los mercados y de los precios.
En este nuevo escenario, más luces de alarma se prenden.
Bueno sería entonces aprovechar los valores regidos por la situación de bajas reservas. Más aún en el caso de nuestro país, donde la política de desprendimiento de mercadería -en forma sumamente conservadora- permite un soporte adicional.