El secretario Guillermo Moreno intervino personalmente para impedir que en las últimas semanas se concretaran negocios de importación de trigo desde Uruguay. Dichas compras hubieran servido para aliviar la crisis de los molinos locales y frenar la suba del precio del pan. Pero su concreción habría sido la mejor evidencia del fracaso de las políticas del kirchnerismo.
La foto de la importación de trigo – la primera en muchísimos años – sería escandalosa para el Gobierno, donde siempre se burlaron con saña del pronóstico del ex titular de la Rural, Hugo Luis Biolcati, en Palermo 2009, cuando dijo que Argentina celebraría el Bicentenario “importando carne y trigo”. Lo primero no sucedió, aunque se perdieron 10 millones de bovinos. De lo segundo no había novedades... hasta ahora.
Según reveló a Clarín el consultor agropecuario uruguayo Eduardo Blasina, a mediados de mayo iba a concretarse la importación de 25.000 toneladas de trigo desde ese país. Había comprado el cargamento, que iba a llegar en barcazas desde Nueva Palmira, uno de los principales molinos locales. Pero Moreno se enteró y ordenó deshacer la operación.
¿Por qué haría algo así el secretario de Comercio? Pues simplemente para evitarse el papelón, ya que la noticia sería la confirmación del fracaso de sus políticas para ese mercado, donde los productores están hartos de sus manejos discrecionales (en especial con los permisos de exportación) y han reducido la siembra a la mitad. En 2007, cuando comenzaron los controles, en la Argentina se sembraban 6 millones de hectáreas de ese cultivo. Hoy apenas se superan las 3 millones y la última cosecha fue muy pobre, de 9 millones de toneladas.
El faltante actual de trigo es tan grande que el propio Moreno tuvo que ordenar a las exportadoras de cereales, a las que ya había autorizado a embarcar parte de la cosecha, a devolver esos granos y vendérselos a los molinos. Pero como esto sucede a cuentagotas, los precios se fueron hasta el cielo: en el Mercado a Término de Buenos Aires la tonelada del cereal se pagó esta semana a 510 dólares por toneladas, 60% más cara que la de soja. Y esto repercute a pleno en la canasta básica: la harina aumentó 300% desde principio de año y el pan lo hizo 35% solo el último mes.
En este contexto no resultaba irracional la importación de trigo uruguayo. En Uruguay el trigo vale un poco más de 300 dólares por tonelada y dentro del Mercosur no se pagan aranceles. Es decir que aquel molino hubiera podido abastecerse de trigo más barato allá que acá.
“El Gobierno, aunque lo niegue, es responsable. En este momento, si vos querés bajar el pan, lo ideal sería importar trigo”, confirmó el ruralista cordobés Eduardo Roulet. Hasta Juan Perón, en su primer gobierno y tras el fracaso de varias cosechas por la sequía, se resignó en cierta ocasión a tener que importar trigo. Pero, al menos en este asunto, Moreno no parece seguir los consejos de El General.