El recuerdo las encuentra en la Italia fascista, en la Alemania nazi, y en la Rusia de Stalin ,en regímenes que suponían que la fuerza arrogante por la fuerza misma doblegaría una enfermedad económica. Pero la batalla contra la inflación no se puede reducir a la delación que efectúen las milicias para que el Secretario de Comercio imponga multas (el límite sería ese, salvo que reciban órdenes para actuar con violencia, posibilidad que no se puede descartar si el indicador se vuelve inmanejable)
La inflación es un fenómeno mucho más complicado, donde los comerciantes son sólo un eslabón de una larga cadena de manejos espurios. El comienzo de esa cadena es el mismo Estado, que emite enloquecidamente, sin límites, para poder hacer frente a los gastos crecientes. En la inflación juega el factor expectativa, el azoramiento frente a determinadas medidas oficiales y el miedo. Y por supuesto que influyen algunas componendas entre los monopolios. Con las milicias en acción es como querer actuar a las trompadas. El resultado será inocuo. Con el temor de los comerciantes nada cambiará. No habrá resultados a la vista. Paralelamente si se quieren implantar controles de precios se sabe que tendrán muy corta duración.
Como la presión es grande, como los costos se elevan exponencialmente no hay valor que consiga estabilidad. De lo contrario producir es a pérdida. La década del setenta en la Argentina, especialmente en la administración peronista ( 1973-1976) mostró la ineptitud de los controles.
Pero el asunto de las milicias es sólo una cara del populismo autoritario en marcha.. Como hay muchos tipos de populismo, se puede decir que todos reducen sus fórmulas políticas a jerarquizar al Pueblo, como conjunto social homogéneo y como depositario único de los valores positivos de un país. Para el populismo según el famoso politólogo Norberto Bobbio el pueblo es fuente principal de inspiración y objeto constante de referencia. Por lo tanto es el dominio absoluto de las Mayorías, que representarían, en el imaginario, al pueblo, en desmedro de las Minorías que no comprenden lo que el pueblo realmente quiere y anhela.
Con ese criterio el populismo es esencialmente autoritario. Porque para un gobierno populista, quien no piensa en los términos que manipula el gobierno es un enemigo, un destituyente, un ciudadano peligroso, temible, que puede hacer daño a la mayoría. No interesan las instituciones, tampoco importan los pilares del constitucionalismo, se descartan los viejos principios constitutivos de la división y equilibrio entre los Poderes. Porque todo hay que someterlo al Pueblo que es fuente de toda sabiduría.
En la mayoría de los discursos de Cristina Fernández está presente la impronta populista. El sábado 25 expresó desde la tribuna: Es necesario empoderar al pueblo con estas conquistas, para que nadie pueda arrebatárselas. Si bien a muchos dejó al margen el uso del término empoderar, el Diccionario de Uso del idioma de María Moliner viene en ayuda: quiere decir apoderar. Repitió: Es necesario empoderarnos a nosotros mismos. ¿Habrá querido decir apoderarnos a nosotros mismos? Se defendió : Mal que les pese a algunos, es una década ganada. No por el Gobierno, ganada por el pueblo. Para agregar: Si no se organizan, si no participan, van a venir por todos ustedes.
Son típicas expresiones populistas. Si no gobierna la Presidenta el pueblo corre peligros. Maternalmente propone que el pueblo se organice para no perder lo que ganó, para que los otros, si llegan al poder, no le hagan daño. En varios sistemas populistas se suele resaltar el liderazgo carismático y la formación de seguidores iluminados, que son intérpretes de la voluntad y el espíritu del pueblo.
El enfrentamiento amigo-enemigo o aliado-destituyente es la palanca para alimentar el día a día del gobierno populista. Es el recurso natural de un proceso en crisis, donde los indicadores económicos están en retroceso, hay disconformidad social, varios sectores piden márgenes de libertad de movimiento que no existen, el empleo vuelve a escasear porque la actividad productiva se fue deteniendo, la pobreza va en aumento y magnitud de los excluidos del sistema es preocupante.