El segundo bloque de A Todo Trigo desmenuzó uno de los temas que en las últimas campañas estuvo a la orden del día: las alternativas al trigo. Al inicio, Daniel Miralles enmarcó los cambios de la agricultura argentina de los últimos años. “En 2002, de la superficie agrícola total del país, el 52% estaba ocupada con soja y el 25% con trigo. En la última campaña, la soja creció al 59% y el trigo se redujo al 15%”, dijo el especialista de la FAUBA y coordinador técnico de A Todo Trigo. Desde 2010 en adelante la tendencia se magnificó, el área sojera crece a razón de 720.000 hectáreas por año mientras que el trigo pierde 240.000 hectáreas por campaña.
Aunque en la última campaña los resultados de la cebada no fueron buenos, ese cultivo es la opción invernal que más superficie le viene restando al trigo. Desde 2008 hasta el presente, la superficie con cebada viene creciendo a razón de 260.000 hectáreas por año. A la vez que, en materia de rendimientos, en los últimos 20 años la cebada mostró un crecimiento de 55 kg/ha/año, muy superiores a los del trigo que promediaron 36 kg/ha/año. Al respecto, Miralles explicó que a través de un estudio quedó demostrado que las mayores ganancias en el rendimiento, tanto de trigo como de cebada, se han logrado en los ambientes de mayor potencial productivo.
Pero el técnico alertó sobre un factor que pone en riesgo la estabilidad del esquema de producción basado en la secuencia cebada/soja, debido a que el 90% de la superficie sembrada con cebada está sustentada en un solo cultivar.
Colza
La colza es otro de los cultivos que compite con el trigo. En ese tema tomó la posta Pablo Calviño que condensó los puntos clave para el éxito de ese cultivo. En primer lugar enumeró “lo que no hay que hacer”, señalando lo no conveniencia de sembrar colza en lotes con riesgo de anegamientos temporarios, en ambientes muy heladores, cuando haya problemas de residualidad de herbicidas, en lotes sucios de malezas o con exceso de rastrojos, también cuando se sembró colza en los últimos dos años o con lotes vecinos que hayan tenido “Phoma”, que es la principal enfermedad que afecta al cultivo.
Para explicar los requerimientos del cultivo, Calviño citó a modo de ejemplo las condiciones que a fines de agosto se deben reunir para tener excelentes rindes en lotes ubicados al sur de la Ruta Nacional 7: Muy buena provisión de agua, excelente biomasa, disponibilidad de nutrientes, y que el cultivo esté limpio de malezas, plagas y enfermedades. “Si a esto se le suman temperaturas frescas y sin heladas en septiembre, octubre y noviembre, entonces tendrán buenos rendimientos de colza”, dijo Calviño a los asistentes.
Sobre las fechas de siembra, indicó que la temperatura de suelo óptima es 10°C, y explicó que en los primeros estadios la colza es muy sensible a insectos, por lo que es muy importante que el desarrollo inicial sea rápido. “Con temperaturas por debajo de 5°C detiene el crecimiento”, indicó el asesor privado. Y agregó que “La mayor tolerancia al frío es cuando la planta tiene 8 hojas y tallos de 8 mm de diámetro”.
Respecto de las densidades de siembra recomendadas en los cultivares invernales el número de plantas a lograr es 25 a 40 por metro cuadrado, que equivale a 2,5 a 4 kg/ha de semilla, y en las primaverales es 60 a 100 plantas por metro cuadrado, que es unos 4 a 6,5 kg/ha. También quedó claro que en los cultivares de ciclos largos es más importante lograr un stand parejo en tiempo y espacio que la diferencia que se puede obtener por sembrar a 15 o a 52 cm entre hileras.
Por último, Calviño explicó que la cosecha se realiza aproximadamente a los 60 a 65 días de comenzar la floración y que la gran recomendación es comenzar con 16 a 16,5 % de humedad. Teniendo la precaución de considerar que la humedad baja de 2 a 4 puntos por día y esto puede aumentar las pérdidas.
Antecesores
Para rematar el tema, José Andrade, de la Fauba, describió los resultados del trabajo en el que analizaron el comportamiento de distintos antecesores invernales a la siembra de soja de segunda. Esos resultados representan un gran aporte para la toma de decisiones al elegir el cultivo de invierno, ya que si bien no surge una receta o conclusión rotunda, constituyen una guía frente a las condiciones particulares de cada lote a sembrar.
Quedó claro que la arveja es el cultivo que permitió alcanzar los mejores rendimientos de soja de segunda, porque utiliza pocos recursos y permite siembras tempranas del cultivo de segunda, pero su siembra está prácticamente restringida a la zona arvejera del Norte de la provincia de Buenos Aires.
El doble cultivo colza / soja fue el que más recursos capturó del ambiente (radiación y agua) y esto derivó en una alta productividad de ambos cultivos, ya que mostraron una muy buena complementación en el uso de esos recursos.
Mientras, los cultivos de trigo y cebada son los que aportaron mayores volúmenes de rastrojo al suelo y tienen rendimientos mucho más estables que los que se pueden lograr con colza y arveja.