Acrecentar las cosechas y obtener mayor rentabilidad, produciendo de modo sustentable, son objetivos que se plantean hoy los productores. Para alcanzarlos, deben capacitarse, por un lado, y lograr ajustar al máximo cada decisión de manejo, por otro lado.
A fin de debatir sobre los desafíos actuales de la producción agrícola, Clarín Rural dialogó con cinco asesores técnicos, de diferentes zonas productivas, respecto a cuáles son las cuestiones más importantes que deben tener en cuenta al hacer hoy agricultura en cada una de sus regiones.
Pablo Bissolino trabaja en asesoramiento y seguimiento de campos en el partido de Trenque Lauquen, al oeste de la provincia de Buenos Aires. Allí, uno de los principales desafíos “es aumentar los niveles productivos a través de una mayor eficiencia en la utilización de recursos, para que las empresas alcancen un resultado económico que les permita subsistir y crecer”, cuenta. Es que en el oeste bonaerense los productores corren con desventaja: “Trabajamos en una región que está bastante cercana a los límites agrícolas; por lo tanto, hoy nuestra preocupación no es explorar techos productivos, sino poder aumentar los pisos promedios de producción y hacer una actividad un poco más previsible a pesar de las variaciones climáticas abruptas”, explica Bissolino.
El técnico, que charló con Clarín Rural en el marco de una reciente jornada organizada por Pioneer en Pergamino, recordó que el año pasado pasaron de la sequía a estar inundados durante cuatro meses. Pero dejó en claro que la mejora en la productividad no debe lograrse a cualquier costo, sino “dentro de un marco de disminución del impacto ambiental y conservación de los recursos naturales”.
En el centro oeste de Córdoba, las cosas tampoco son tan sencillas. Raúl Martina, asesor y vendedor de insumos agropecuarios de Almafuerte, explica que en esa zona la mayoría de los productores son pequeños o medianos y alquilan campo por necesidad de escala. Siembran fundamentalmente soja y maíz, y donde el ambiente presenta mayores restricciones, hacen sorgo granífero. “Trabajar allá es un desafío, ya que estamos en una región marginal y los problemas se acentúan sobremanera en comparación con la zona núcleo”, dice Martina.
Por eso, se esfuerzan para lograr que los sistemas productivos sean lo más eficientes posibles, sobre todo en el uso del agua, que es la principal limitante. En esas tierras cordobesas, año a año, los agricultores han ido apostando a siembras de segunda y de ese modo han conseguido sistemas más estables. “Dejamos de lado los picos de rinde pero entramos en esquemas de productividad estable en el tiempo, lo que va de la mano con la sustentabilidad que buscamos; ese es el camino y el desafío que hoy los productores de la región tienen por delante”, indica el asesor.
Una situación muy distinta se plantea en la zona de Junín, donde Matías Ermacora coordina las actividades de agricultura del CREA Norte de Buenos Aires.
“Un desafío es levantar los potenciales de rendimiento de maíz, ya que los semilleros han hecho foco en proteger los rendimientos que tenemos pero han dejado de lado el aumento del potencial”, arriesgó Ermacora, al tiempo que destacó el trabajo hecho por las empresas en la incorporación de eventos que protegen al cultivo de insectos y enfermedades. “Ahora, nosotros debemos aprender a tomar las mejores decisiones de manejo para sacar el mayor provecho de estas tecnologías disponibles; ese es el desafío defensivo”, dice.
Por ese mismo camino hacia la vanguardia tecnológica va Emilio Marconetti, asesor de la empresa Las Taperitas, de San Justo, en el norte santafesino. “Apuntamos a maximizar la eficiencia en el uso de insumos y nuestro desafío productivo es la agricultura de precisión”, señala.
Desde hace seis años trabajan con lotes ambientados, divididos en bajo, medio y alto potencial, ajustando las densidades de siembra y fertilización según las distintas expectativas de rinde en cada sitio. “En maíz incorporamos una sembradora con cortes por secciones, ya que tenemos lotes muy quebrados, con mucha pendiente, y eso nos permitió reducir el costo de insumos, que son el 60% del costo de producción, a eso apuntamos”, detalla Marconetti.
En la empresa siembran principalmente soja y maíz, y algo de sorgo en los bajos o lotes con problemas estructurales, teniendo como objetivo integrar la materia prima y darle valor agregado.
También en Santa Fe se desempeña Diego Baroni, técnico de Adecoagro. “Nuestro mayor desafío es aumentar la eficiencia en el uso de insumos, que son cada vez más costosos, y tratar de definir ambientes, ya que, por ejemplo el norte provincial, es una zona bastante heterogénea en este sentido”, explica.
En el departamento San Justo, siembran soja, maíz, trigo, girasol, y algo de garbanzo. Su objetivo es producir al menor costo, teniendo como principios fundamentales la sustentabilidad y el cuidado del medio ambiente.
“Lo que se viene para esa zona es la ambientación de los cultivos, para aplicar dosis variables de semillas, fertilizantes y agroquímicos”, afirma Baroni. Actualmente están trabajando en el ajuste de densidad del maíz para bajar el número de plantas por hectárea. En soja, están determinando ambientes, llevando los grupos más cortos a los bajos y sembrándolos en fecha más temprana. Por su parte, los peores lotes los destinan a siembras tardías.
Adoptar y adaptar la tecnología, respetando buenas prácticas agrícolas, ambientales y empresarias. Esas son las consignas compartidas por los asesores. Conocimiento para crecer, el denominador común de la evolución.