La turbulencia en el mercado de cambios es fruto del desajuste macroeconómico que sufre la Argentina. Este desequilibrio lleva un par de años sumando presión y se ve potenciado por la mala praxis de los funcionarios económicos en el manejo del dólar. La impericia en conducir el tipo de cambio involucra a Mercedes Marcó del Pont, Guillermo Moreno, Hernán Lorenzino, Axel Kicillof y Ricardo Etchegaray.

“Son unos burros”, así los calificó Aldo Pignanelli, ex titular del Banco Central. Luis Betnaza, el número dos de Techint censuró: “No se puede manosear el tipo de cambio” El quinteto está desbordado por la evolución del mercado y solo tienen reflejos para dos cosas: profundizar sus internas y recurrir a estrategia viejas para intentar temporariamente calmar la cotización. El miércoles, el Gobierno resolvió ir por más controles y presiones a los inversores.

Ayer, Guillermo Moreno volvió a amenazar a Alfredo Piano y a los gritos le exigió: “Quiero un dólar por debajo de los 8,50 pesos”.

Esta acción fue decidida en la Quinta de Olivos el miércoles, después de que los funcionarios expresaran sus tibias propuestas a la Presidenta. En la reunión con Cristina Kirchner se volvió hablar de “complot” y se acusó a los banqueros de intentar un “golpe de mercado.” También se imputó a las “multis” cerealeras de buscar una devaluación.

Frente a la ausencia de respuestas, Moreno volvió a tomar protagonismo y prometió perseguir a los cambistas. Su acción fue una caricatura de otros momentos. Ya hace un tiempo – cuando empezó el cepo, a finales del 2011– llamó también a Alfredo Piano y lo amenazó más duramente: “Si no bajás el dólar, te meto preso a vos y a toda tu familia.” En ese momento el dólar paralelo estaba en 4,60 pesos y ayer cerró a 8,45. La estrategia de Moreno fue un verdadero fracaso: entre ambas amenazas, el dólar blue aumentó un 84%. Y la brecha paso del 15% al 65%.

Así, el Gobierno instrumenta la peor política cambiaria: un dólar oficial atrasado que perjudica a la industria y el campo, y un dólar paralelo súper alto que genera expectativas inflacionarias y de devaluación.

La improvisación del elenco “cristinista” generó una pelea en el Gabinete. Ministros peronistas, como Julio De Vido, y Florencio Randazzo, coinciden –en reuniones con colaboradores– en descalificar al equipo económico.

Ambos recuerdan una máxima de Néstor Kirchner y temen que la turbulencia cambiaria afecte a Cristina.

El ex Presidente repetía: “Nunca hay que perder el control del dólar, porque una corrida puede hacer perder el control del gobierno.” El quinteto de funcionarios económicos deslinda responsabilidades y se acusan mutuamente por la marcha cambiaria.

La interna es feroz

Moreno critica a Marcó del Pont y quiere que se vaya del Banco Central. Otra vez, el miércoles, surgió la versión de la renuncia de la ex economista desarrollista. Axel Kicillof volvió a plantear desdoblar el mercado y sueña con su “Plan Federal”, que incluye un cambio de moneda. Dice que la brutalidad de Moreno no conduce a nada y que sus formas “primitivas” le ocasionan un costo alto a la Presidenta.

Moreno insiste en seguir con “su tablita cambiaria” y ajustar el 20% anual.

También el miércoles se habría avalado operar en el mercado negro a través de “cuevas” vinculadas a la Casa Rosada. Se trataría de una operación ilegal, que investigan legisladores del radicalismo.

Consistiría en lo siguiente: la AFIP y la Secretaría de Comercio autorizarían importaciones truchas a financistas, para que estos vuelquen dólares oficiales al mercado negro y se atempere la cotización.

El problema cambiario está en la decisión de la minera Vale de frenar las inversiones. En privado, Dilma Rousseff se lo dijo a Cristina Kirchner en diciembre, en la cumbre de Brasilia. Cristina prometió: “Si no hay una solución económica, va a ver una solución política.” La turbulencia cambiaria ocurre mientras se define la conducción de la Unión Industrial Argentina.

Los empresarios frenaron la designación de José Urtubey, propuesto por la agrupación interna “Celeste y Blanca.” Ayer, el grupo “Industriales” decidió postergar cualquier aval definitivo a la figura de Urtubey y notificó que recién se expedirá sobre su candidatura el 9 de abril. Este largo plazo es un claro freno a las aspiraciones de Urtubey y abre un período de tres semanas de negociación, en el cual puede ocurrir cualquier cosa.

Urtubey ya sufrió un desgaste porque su candidatura recién surgió después de que Miguel Acevedo declinara ser titular de la UIA. Pero tiene una ventaja: ayer, Ignacio de Mendiguren volvió a decir que respeta los acuerdos de alternancia y no busca la reelección fabril.

El Grupo Techint, de Paolo Rocca, no avala la nominación de Urtubey, como tampoco Arcor, de Luis Pagani. Temen que se meta la interna peronista en la Unión Industrial, dado que el empresario salteño es hermano del gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey.

“Somos 10 hermanos. Yo tengo mi propio proyecto ”, se defiende José Urtubey, el precandidato a liderar la UIA, para no ser involucrado con los planes del gobernador. Juan Manuel Urtubey acaba de avalar un referéndum para la reelección de Cristina.

Por eso figuras como José Manuel de la Sota, Sergio Urribarri y un ministro de Daniel Scioli pidieron explicaciones para saber si la UIA también abrazará un proyecto re-reeleccionista de la Presidenta.

En la Unión Industrial Bonaerense la interna también está al rojo vivo: los delegados de Techint, Arcor y Peugeot habrían renunciado, molestos con la conducción de Osvaldo Rial.