Algo parecido hace el Gobierno. Encerrado en su propio laberinto va tomando medidas cada vez más restrictivas para intentar hacernos olvidar del dólar y consigue exactamente lo contrario.

El último ejemplo de esta práctica tuvo lugar recientemente cuando el titular de la AFIP anunció que todas las operaciones asociadas de alguna manera al turismo pasan a estar gravadas con un 20%, en la forma de un adelanto de impuestos luego difícil de utilizar. Con una decisión menor, el Gobierno puso nuevamente los reflectores sobre sus problemas cambiarios. La medida hizo a muchos prestar mayor atención sobre la dinámica de las reservas, que en lo que va del año vienen cayendo a un ritmo de 700 millones de dólares por mes. Si cada vez hay menos billetes verdes y el Banco Central emite pesos a un ritmo de casi 100.000 millones anuales, es obvio que el dólar valdrá cada vez más. Y en ese contexto, el anuncio se interpretó como un adelanto de inconvenientes por venir y de controles que no sólo continúan sino que se van profundizando.

Con su política económica el kirchnerismo obtiene así un irresistible pero paradójico poder sobre nuestras mentes, sin dudas mucho más efectivo que 6-7-8

El dólar blue subió 10% en apenas dos días, de $ 7,80 a $ 8,75 , con lo cual inclusive el 20% quedó reducido a cierta irrelevancia. Supongamos que antes se podía comprar un pasaje al exterior por 1000 dólares oficiales o 5000 pesos. Si uno analizaba cuántos dólares blue le costaba el primer paso rumbo a otro país, la semana pasada llegaba a un valor de 640 dólares. Ahora hay que desembolsar 6000 pesos, de los cuales es posible recuperar parte de los 1000 pesos adicionales. Pero mientras todo esto se implementaba la cotización del blue también aumentó, con lo cual el costo -medido por ese tipo de cambio- se incrementó sólo en 45 dólares o 7%, pasando de 640 a 685 dólares. Y eso ocurre con las compras desde la Argentina, porque todo lo abonado en el exterior ya estaba gravado con un 15%. En este último caso, el aumento impositivo quedó por debajo de la disparada del paralelo haciendo inclusive que se reduzca el valor blue de dichas transacciones (que es el que utilizan como referencia aquellos que tienden a gastar más afuera).

El Gobierno tenía alternativas a fines de 2011 para no caer en el cepo y el control de importaciones. Y tiene aún instrumentos para controlar esta situación. Sin embargo, en su andar espasmódico sólo logra tropezarse más y más. Con cada nueva intervención, la cotización en el mercado paralelo sube. Cada "no pienses en el dólar" sólo consigue obsesionarnos con este fetiche argentino. Con su política económica el kirchnerismo obtiene así un irresistible pero paradójico poder sobre nuestras mentes, sin dudas mucho más efectivo que 6-7-8 , Fútbol para Todos, o las radios, periódicos, revistas y canales de TV controlados por amigos y adictos. Qué pena que no podemos entre todos decirle a la Presidenta: ¡no piense en la inflación! Quizás de esa manera podríamos lograr que se concentre, aunque sea por un breve instante, en la madre de todos sus (y nuestros) problemas..