En los últimos días, Daniel Scioli renovó su público apoyo a la gestión de Cristina Kirchner, pero al mismo tiempo reclamó por los puntos de coparticipación que perdió la provincia de Buenos Aires desde los años 80 y por el Fondo del Conurbano, congelado en 650 millones de pesos por año desde hace una década. El mandatario bonaerense cree que, tarde o temprano, el gobierno nacional lo auxiliará para resolver el conflicto salarial con los docentes, pero por las dudas pidió a técnicos de su administración que le acomoden los números del presupuesto provincial para ofrecerles algo a los maestros si no llega a contar con la ayuda de la Casa Rosada.

No faltan quienes, tanto en el sciolismo como en el kirchnerismo, sostienen que el mejor negocio de un acuerdo para que la Nación acuda en auxilio de la provincia frente a la delicada situación financiera bonaerense lo haría el gobierno de Cristina Kirchner. La primera razón es que evitaría un incendio de la provincia en un año electoral en que cual el kirchnerismo no debería prescindir de ningún sector del partido gobernante. La segunda razón es que el apoyo financiero de la Casa Rosada al gobernador sería muy bien facturado políticamente.

En torno del mandatario provincial, circularon fuertes rumores sobre una señal de que el gobierno nacional estaría dispuesto a salir en auxilio de la provincia para que se termine el paro docente y se inicien las clases

En torno del mandatario provincial, circularon fuertes rumores sobre una señal de que el gobierno nacional estaría dispuesto a salir en auxilio de la provincia para que se termine el paro docente y se inicien las clases. Pero ese apoyo, que podría pasar tanto por la venia a Scioli para que Buenos Aires contraiga nuevo endeudamiento como por el giro de fondos frescos, estaría condicionado por pretensiones del cristinismo que hombres del gobernador califican como desmesuradas y, en ciertos casos, inaceptables.

Esos condicionamientos que la Nación busca imponerle a Scioli van desde la cesión al cristinismo de algunas áreas estratégicas de la gestión provincial hasta el abandono por el gobernador de la carrera por obtener la Presidencia en 2015.

Como Scioli no estaría dispuesto a ceder frente a esas presiones, aunque tal vez sí a otras menores, es que pidió a algunos de sus colaboradores que afinen el lápiz para poder formularle al gremio docente una propuesta superadora de la original, que consistía en un 17,8 por ciento de aumento salarial en dos pagos a lo largo del año.

En el sciolismo, están convencidos, de cualquier forma, que a ningún sector le conviene la ruptura en este 2013 electoral

Mientras se negocia con los trabajadores de la educación para poder iniciar las clases, Scioli ensaya una doble política de acercamiento y diferenciación respecto de Cristina Kirchner. "Sigo al lado de ella, pero no soy lo mismo que ella", es el mensaje que aspira a transmitir el gobernador bonaerense a la opinión pública, según quienes lo conocen de cerca.

El tiempo dirá si esta estrategia no genera una mayor desconfianza entre las partes que derive en un conflicto mayor entre la Nación y la provincia. En el sciolismo, están convencidos, de cualquier forma, que a ningún sector le conviene la ruptura en este 2013 electoral, pero observan con preocupación la posibilidad de que, en 2014, ya sin elecciones de por medio, Cristina Kirchner se decida a hacer añicos al gobernador.