Es la carta más importante que tiene por jugar el sector agropecuario y a la vez la más temida por el oficialismo. Productores rurales afirman estar dispuestos a paralizar las ventas de la soja nueva, a partir de abril (cuando en general ingresa al mercado el grueso de la cosecha gruesa), en repudio a las políticas sectoriales del kirchnerismo.
Fue la principal amenaza que surgió tras la asamblea de la ciudad de Pehuajó, realizada el viernes, y que dio el puntapié inicial para lo que los dirigentes señalan serán 45 días de activa consulta con las bases productivas, y con la vista puesta en una protesta nacional que complique los planes del Gobierno, en pleno año electoral y cuando se necesita de la liquidación de los agrodólares casi como nunca. Esa amenaza, y sus efectos, puso a funcionarios a trabajar para relanzar una Junta Nacional de Granos, que aunque no implica monopolio estatal para comprar poroto, tendría fuerte poder de presión.
La administración central depende en el primer semestre de las exportaciones sojeras para mejorar los números de la alicaída economía. Cuando se pronostican 50 millones de toneladas de producción y a valores internacionales actuales (u$s 524 por tonelada, el cierre del viernes en Chicago), la campaña sojera que vendrá está valuada en u$s 26.200 millones. Esa sería la inyección de divisas que la exportación de la oleaginosa dejaría en este 2013, de las cuales más de u$s 9.000 millones quedará en manos del Estado por la aplicación del 35% de derechos de exportación.
El presidente de Sociedad Rural (SRA), Luis Etchevehere, confirmó que la principal propuesta que los productores dejaron en Pehuajó fue frenar la comercialización de soja por tiempo indeterminado. Se busca que se apliquen medidas que devuelvan la competitividad al campo, remarcó.
En la asamblea, también se habló de una eventual rebeldía fiscal, ante la creciente presión impositiva, en los tres niveles de gobierno (municipal, provincial y nacional). Además, se exigió la finalización de la intervención oficial en los mercados de granos y carne.
Los productores también repudiaron la intención del ministro de Agricultura, Norberto Yauhar, de convocar el mes próximo y por separado a las cuatro entidades rurales (SRA, Federación Agraria, Coninagro y CRA). Instaron a los líderes gremiales a ir en conjunto o no concurrir a eventuales invitaciones del funcionario.
Ninguna de las alternativas evaluadas en Pehuajó, es de aplicación inmediata. Si se concreta el paro sojero sería el ataque más directo y fuerte que el agro puede hacerle al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. La retención de la soja ya viene sucediendo en la práctica. Según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, de la nueva campaña se comercializaron apenas 6,6 millones de toneladas, casi la mitad de lo que se había vendido a igual fecha de 2012.
La sola amenaza de los productores de seguir sentados sobre la soja puso en alerta a varias espadas del oficialismo, que quieren quitarle el polvo al tantas veces mencionado reflote de una Junta Nacional de Granos, que sea la que fija el precio y compra las oleaginosas y cereales.
El economista cercano al kirchnerismo Héctor Valle fue tajante al respecto. El Gobierno debe plantearse una Junta Nacional de Granos. No puede darse el lujo de dejar que estos señorones se sienten sobre la soja, remarcó en declaraciones a Campo & Economía, de radio América. Y planteó como vital en el primer semestre la liquidación de divisas agrarias, a fin de recuperar reservas del Banco Central.
Tras las inspecciones que encabezó la AFIP para conocer cuánta soja tienen hoy los productores, en el mercado resurgió el fantasma de la Junta granaria. En despachos oficiales estarían trabajando en un proyecto para ser lanzado en las próximas semanas, aseguran. Consultados por El Cronista, desde el Ministerio de Agricultura se desestimó que se recorra ese camino. Al menos de momento.