La otra frase sería que año que tuvimos por Dios. Sequía primero, luego inundaciones, trabas a las exportaciones y comercializaciones, rutas y caminos de mal en peor, impuestos que subieron exponencialmente y costos de producción que explotaron.
Se siguen cerrando frigoríficos, la carne está muy cara para el consumidor y al productor le pagan lo mismo por kilo vivo desde hace casi un año. También el productor lechero recibe casi el mismo precio por litro de leche desde hace casi 18 meses, cuando sus costos de producción subieron el 85% en 2 años.
Por otro lado, se hizo mucho menos trigo nuevamente, se hizo más cebada pero con resultados no tan buenos según las zonas, era el año del maíz y pasó de largo, el girasol nunca termina de levantar, habrá menos hectáreas de soja por las inundaciones pero con un precio bueno para mayo 13. La nueva Ley de Semillas tampoco salió este año.
Pese a mi esperanzada mirada hacia adelante, es muy importante analizar qué paso, cómo se hicieron las cosas para no cometer los mismos errores, y pensar de verdad en tratar de aprovechar las enormes oportunidades que nos muestra el mundo cada día. En primer lugar, lo que la Argentina tiene que tener en cuenta para hacer un análisis real de cómo estamos y hacia dónde vamos es tener un diagnóstico de lo que le pasa a nivel agroindustrial. Podemos analizar dos factores para arrancar:
I) La Argentina, junto con Brasil, son los únicos países en el mundo que en los once últimos años crecieron en la producción de alimentos. Esa razón se sostiene simplemente porque ambos países son los únicos que tienen todavía MUCHAS HECTÁREAS para poder crecer en las producciones primarias y, por ende, de alimentos.
II) La Argentina tiene los recursos naturales (suelo, agua, zonas agro climatológicas aptas) pero con eso NO es suficiente.
No somos competitivos en muchos puntos, y mientras no controlemos la inflación (que trae aumentos importantes de costos en las producciones), no abramos las exportaciones y podamos acceder a los mejores (demandantes y mejores pagadores) países en los mercados internacionales y tener una comercialización normal, predecible y expansiva, estaremos como diría alguno de mis hijos en el horno.
Si los que deben analizarlo toman estos dos factores (tan obvios) verán la oportunidad a la vuelta de la esquina.
Ahora bien, para todo hay que tener memoria, ser humildes, dejar las ideologías de lado, pensar en el país y decidirnos a arrancar.
La Argentina TODOS los años tiene enorme y privilegiada oportunidad de mirar que hace el mundo para después poder hacer (planificar) lo que el mundo pide, y ser competitivos y eficientes en hacer lo que mejor podemos hacer y ofrecer. Pero liberamos el trigo cuando no lo podemos vender bien, hacemos cebada cuando no podemos hacer trigo, dejamos de hacer maíz porque el costo de producción de la soja es menor.
Es evidente que los análisis de año a año muchas veces no son tan buen negocio. Ahora, en la medida que las políticas no apunten al mediano y largo plazo, no exista seguridad jurídica, no se vean reglas claras y que motiven, no se vea que la Argentina apunta sus estrategias a los países del mundo que necesitan y reclaman nuestros alimentos, seguiremos sin poder agarrar la sortija de la calesita. Esa sortija que están tomando desde hace años Brasil, Chile, Uruguay, México, Perú, Colombia y Paraguay. Para muestra basta un botón: Uruguay luego de siete años de trabajo, ya puede ingresar su carne bovina a Corea del Sur, uno de los países que mejor paga en el mercado, dejando al alcance de la mano la entrada a Japón, otro de los mercados mejor pagadores.
Mientras nosotros hacemos misiones a Angola, logrando vender u$s 1,7 millones de carne fresca en 10 meses de este año. Y no me voy a meter en temas de infraestructura general, donde Brasil esta semana nos dio otra lección cerrando el acuerdo para hacer un tren bala para unir Sao Paulo con Río de Janeiro, que estará operativo a partir del 2018. Dejo una reflexión para todos. Este año ya fue (como diría otro de mis hijos), y viene el 2013.
Año electoral!
Y un buen vestuario de lo que podría pasar en el 2015.
El mundo sigue andando, y la política Argentina poco les importa. Sí lo que les podemos dar y lo que podemos producir para ellos. ¡Pensemos en las oportunidades de verdad!. Señores funcionarios: Miren al mundo, escuchen a los empresarios y a las entidades, atiendan los reclamos de los productores, miren las necesidades de financiamiento que tiene la cadena, siéntense a resolver temas y no a tomar café para quedarse tranquilos que los temas están planteados.
Nuestros vecinos esperan nuestra ineficiencia y parálisis para tomar la sortija de la calesita del mundo. Y hasta ahora nos van ganando con creces. La foto de este 2012 que termina podría ser: Aciertos (pocos), Errores (muchos), Enseñanzas (todas), y Oportunidades (millones).
Pensemos de verdad en esos escenarios de oportunidades sin ideologías en el medio. Hay mucho para hacer, resolver, accionar y aprovechar. Otra vez, como tantas veces por este medio, espero ansioso cambios de fondo para el año que viene.