No habrá peor sordo que el que no quiso oir. Este dicho, transformado en advertencia en este caso, bien puede aplicarse a lo que se viene en materia sanitaria en soja, ya que, de acuerdo a los pronósticos climáticos, los especialistas ya aseguran que será una campaña con alta presión de enfermedades como mancha ojo de rana (MOR) y de enfermedades de fin de ciclo (EFC).

Esta semana, Marcelo Carmona, especialista en fitopatología de la Facultad de Agronomía (UBA), junto a Eduardo Sierra, experto en climatología de la misma institución, se juntaron y analizaron en perspectiva la evolución de este conjunto de enfermedades a nivel regional. De esta interacción, de la que fue testigo Clarín Rural , salieron interesantes conclusiones.

No es casual esta unión interdisciplinaria, ya que los patógenos fúngicos y el clima se “amigan” para causar importantes enfermedades en todos los cultivos. Además, en el caso particular de la soja, la combinación de El Niño y la MOR produjo una gran epifitia en la campaña 2009/10, que causó cuantiosas pérdidas en la oleaginosa.

Estos dos especialistas, además, se unieron en el último año para la actualización del software BayDir, de Bayer, que es una plataforma gratuita para el productor y una herramienta que ayudará en la toma de decisiones para la aplicación de fungicidas, en la que la empresa alemana viene trabajando en los últimos años.

Sierra abrió la charla contando el escenario climático regional que se vislumbra para los próximos meses. Explicó que el “factor de El Niño” ya pasó, pero aun quedan sus efectos a nivel atmosférico. Esto significa, continuó, que seguirán las precipitaciones y que las mismas estarán más concentradas en la zona núcleo y perderán intensidad en el resto de las regiones. El experto hizo un paréntesis en su análisis de la situación actual y afirmó que ya se está viendo de acuerdo a la variación de la temperatura del Pacífico Ecuatorial, la manifestación de una Niña precoz para la próxima campaña. Luego, siguió y dijo que el ambiente húmedo de este año, más las altas temperaturas del verano que bajan de norte a sur del país, crean el ambiente propicio para el desarrollo de enfermedades.

Ahí tomó la palabra Carmona, que advirtió que las temperaturas y las horas de mojado en las hojas crean las condiciones conducentes para el desarrollo de la MOR. Así, encendió la alarma para la zona sur de Santa Fe, norte de Buenos Aires y Entre Ríos y dijo que, por las condiciones que se avecinan, “hay un alto riesgo de ataque de MOR para toda la región desde el mes de diciembre”.

Aclaró que este alerta rige, por sobre todo, para las variedades sembradas que son susceptibles. Además, indicó que el inóculo puede subsistir en los rastrojos y este es un dato que debe tenerse en cuenta para hacer un buen monitoreo de los lotes.

Agregó, a modo de anticipo de lo que vendrá, que ya se están encontrando a campo plantas “guachas” de soja con sintomatología muy sospechosa y similar a la MOR.

Con las enfermedades de fin de ciclo ocurre algo parecido, pero en este caso la abundancia de lluvias es el desencadenante de este tipo de problemas. La diferencia, en este caso, es que “los altos riesgos de ataque de EFC comienzan desde finales de enero”. En ambos casos es muy importante el monitorear -coincidieron-, más teniendo en cuenta que están las condiciones conducentes para los ataques. En este último caso -el de las EFC- hay que tener en cuenta que tienen la capacidad de no mostrar los síntomas rápidamente, con lo cual los perjuicios pueden ser muchos mayores que los inicialmente estimados, manifestó Carmona.

Queda claro que no hay margen de error. Hay que apuntar todos los cañones al monitoreo y las aplicaciones a tiempo y de calidad, porque el más mínimo error se puede pagar con muchos quintales de rendimiento.