Armella no es Boudou ni tiene su protección, claro está. Pero es evidente que el vicepresidente logra esquivar todos los controles con bastante facilidad.

Hace seis años, la Corte delegó en el juez federal de Quilmes el control de las tareas de saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo. El domingo último, sin embargo, un detallado artículo de Página 12 reveló datos que comprometerían a la mujer del juez y a su suegro con una empresa que se beneficia con contratos.

La Corte reaccionó rápidamente y en el acuerdo de anteayer le dio cinco días para que se defienda -Armella responderá que alguien montó una maniobra en su contra- y también le pidió a la Auditoría General de la Nación (AGN) que investigue esos contratos, para que verifique si hubo sobreprecios.

Nadie puede cuestionar la decisión del tribunal que preside Ricardo Lorenzetti. La Corte quiere saber si el juez al que le delegó las tareas, en 2008, en una sentencia ejemplificadora sobre medio ambiente, abusó de la confianza de los ministros y del poder que le entregaron.

Si bien resulta extraño que un juez, en lugar de ser investigado por el Consejo de la Magistratura o por una auditoría interna de la Corte, quede bajo el ojo de la AGN, ello se explica por qué en la sentencia de 2008 la Corte le entregó todas las tareas de auditoría a ese organismo.

Pero el contraste con Boudou no puede ser mayor. Según el recuento del Gobierno, hubo casi mil notas de La Nacion y Clarín mostrando datos reveladores sobre la proximidad del vicepresidente Amado Boudou con Alejandro Vandenbroele y con el escandaloso desembarco de The Old Fund en Ciccone.

Pero Boudou, a diferencia del juez Armella, es un político y sólo es investigado por el juez federal Ariel Lijo y por el fiscal Jorge Di Lello, que llegaron a la causa luego de que aquel imputado lograra desplazar al juez y al fiscal anteriores y al entonces procurador Esteban Righi. Además, el Congreso sancionó la expropiación de la empresa Ciccone tratando de ocultar rastros del supuesto delito.

Frente a este llamativo ejercicio que roza la impunidad, ¿se les podrá reclamar a Lijo y a Di Lello, en el futuro, que arriesguen sus carreras contra Boudou cuando todos hacen la vista gorda?.