En dicho plenario expusieron Martín Vásquez, Gerente de Investigaciones de
Indear; Claudio Dunnan, Director de Estrategia de Bioceres; y Roger Salameh,
Director de Verdeca y Vicepresidente para Argentina de Arcadia Bioscienes. El
panel contó con la moderación del Gerente General del Instituto de
Agro-Biotecnología Rosario (Indear), Federico Trucco.
Federico Trucco fue el el encargado de introducir tanto al panel de especialistas como al tema en cuestión: “La creciente demanda de alimentos y un cambio en la matriz energética, dos tendencias que parecen contrapuestas, tienen su punto de contacto en la biotecnología”, arrancó Trucco.
"Hace 70 años, producíamos 650 millones de toneladas de alimentos, explotando 620 millones de hectáreas. Hoy podemos producir tres veces más en la misma superficie gracias al impacto que surte en la producción de alimentos el desarrollo de nuevas tecnologías", indicó. “El impacto de la Biotecnología tiene que ver en primer lugar, con el cuidado de los cultivos, a través del desarrollo de nuevos eventos. Hacia adelante, si queremos romper con las limitantes es en la biotecnología donde debemos hacer foco”, sostuvo el CEO de Indear.
A su turno, el Director de Estrategias de Bioceres, Claudio Dunan, hilvanó la cuestión de los limitantes introducida por Trucco y de la solución ante un panorama económico global con cada vez mayor dependencia del desarrollo tecnológico para resolver el problema alimentario. “Ya estamos en la era de la bioeconomía, –aquella que estudia las formas más eficientes de administrar los recursos biológicos–. Eso define por sí mismo adónde van a dirigirse los recursos en el futuro inmediato. Ya no es una discusión de cómo nos va a impactar, sino de una decisión estratégica, la de apoyar la investigación y facilitar la transición de los productos de investigación al mercado”, señaló.
Dunnan explicó que en el mediano plazo “el 70 por ciento de la población mundial va a vivir en ciudades, con el aumento de demanda de recursos que eso implica, el impacto será enorme. Pero tenemos experiencia en afrontar el desafío de abastecerla. Durante el siglo XX la población mundial se incrementó cuatro veces y lo pudimos hacer. Incluso fuimos capaces de hacerlo manteniendo los precios bajos”, indicó.
“Hoy –continuó–, para usar un término del campo, estamos sobrepastoreando los recursos. En los ‘80 ya habíamos superado la bio-capacidad del planeta, en la actualidad estamos sobrepastoreando el 150 por ciento, y de seguir con el mismo grado de impacto ambiental, llegaremos a una sobrexplotación de los recursos del 200 por ciento en los próximos diez años”, advirtió. “Las proyecciones son que si seguimos haciendo esto, vamos a seguir calentando el planeta, lo que nos perjudicará a toda escala, aumentará los gastos en todos los niveles. Y la agricultura tiene también un impacto en el calentamiento global a través de la emisión de CO2. El mega desafío del agro está en reducirlo según los requerimientos del protocolo de Kyoto. Y para lograrlo se debe hacer foco en el cómo. Estamos en una transición hacia un nuevo paradigma económico. Es el final del business as usual. Empresas y sociedades deben transformarse para ser exitosas y sobrevivir a este nuevo paradigma”, finalizó.
Un ejemplo de transformación pero sobre todo de innovación fue brindado por el Gerente de Investigaciones de Indear, Martín Vázquez, quien habló sobre los nuevos campos de estudio en que incursionó la ciencia. En este caso, se refirió a las investigaciones que se llevan a cabo sobre microbioma, el conjunto de microorganismos que forman parte del organismo humano y con los que este se halla en constante interacción.
Vázquez explicó que la importancia de haber descubierto la injerencia que en la vida y la salud humana tienen los microbiomas, suscitó el lanzamiento de un proyecto dirigido exclusivamente a su análisis. El Proyecto Microbioma Humano (en inglés Human Microbiome Project o HMP) que se sirve de la metagenómica junto con métodos convencionales de secuenciación, para conseguir establecer los pormenores de esa interacción.
“A partir del HMP se detectó que las dificultades en la salud relacionadas al microbioma incluyen una numerosa serie de enfermedades (incluido ciertos tipos de cáncer). Se ha podido establecer que las deficiencias en los microbiomas están relacionadas con las enfermedades, de lo que se desprende el potencial biotecnológico que supone su estudio”.
El investigador explicó que parte de ese potencial ya se explota mediante el desarrollo de alimentos prebióticos y probióticos: “El desarrollo de este tipo de alimentos –apuntó Vázquez– es hacia donde se apunta en el futuro” y está íntimamente ligado a lo que consideró inherente a la problemática alimentaria de aquí en adelante, “un enorme desafío: el próximo gran salto en el rendimiento”.
Sobre el panorama alimentario a afrontar y en relación a “esta ventana al futuro”, fue el turno de tomar la palabra para el Director de Verdeca y Vicepresidente para Argentina de Arcadia Bioscienes, Roger Salameh, quien graficó la situación a partir de datos concretos: “Tenemos que hacer más con menos y esto, en el orden del 30 por ciento para 2030 y del 50 por ciento para el 2050, y para lograrlo, fundamentalmente, tenemos que usar todas las herramientas disponibles”, dijo.
Sobre el primero de los aspectos limitantes en que se focalizó, el uso eficiente del agua, sostuvo que “el consumo del agua actual no es sustentable y lo podemos hacer sustentable incluso ante una sequía si tomamos la decisión de encontrar la manera de solucionarlo”. Entre las herramientas cuyo desarrollo ya se encuentra encaminado está la tecnología de tolerancia a sequía, que se halla en etapa de prueba y que, según aclaró Salameh, brinda “un 20 por ciento más en el rinde frente a parcelas de control. Son eventos líderes que van a estar disponibles en el 2013”.
Contextualizado en la fuerte sequía que azota los Estados Unidos, Salameh señaló que “si bien las expectativas climatológicas no indican a futuro sequías tan severas, es importante el alcance de los nuevos eventos que se encuentran en desarrollo”. Citó en ese sentido, la tecnología de eficiencia en el uso del agua así como la de eficiencia en el uso de nitrógeno.
Sobre este último, remarcó que “representa a la agricultura, lo que el combustible a los autos”. “La tecnología para reducir el uso de nitrógeno en los suelos que se haya en desarrollo ha logrado en las pruebas rindes incluso mayores usando el 65 por ciento menos de nitrógeno en diversas especies de cultivos como la canola, arroz, maíz, incluida la soja”.
“Son todas estas, tecnologías que nos permiten hacer más con menos y reducir los riesgos que supone la producción agrícola en un incierto panorama climático”, apuntó.