Esta vez, a diferencia de aquel entonces, la economía mundial atraviesa por una etapa de enfriamiento o de recesión, según las regiones. Ambos momentos componen una película que para la Argentina debería ser tenida en cuenta para proyectar su futuro.
El crecimiento de la demanda mundial por los alimentos y la energía es superior a la actual capacidad de la oferta. Que los actuales gobernantes sepan interpretar el contenido de esa situación estructural, que no se agotará en sus mandatos, y sean capaces de aprovecharla, es una cuestión pendiente. Eso sí, hay que reconocer que el campo despierta alguna atracción, aunque muchas veces, quizás la mayoría, se haga lo contrario para estimularlo. No hay más que seguir los pasos de la presidenta Cristina Kirchner, que en los últimos días encabezó actos públicos para anunciar inversiones o proyectos de inversión vinculados con la agroindustria.
Comenzó en Nueva York hace dos semanas cuando recibió a los directivos de Monsanto que le anunciaron una inversión de 1600 millones de pesos para una planta de maíz en Córdoba. Continuó luego con su presencia en San Luis para una inversión por poco más de 100 millones de pesos para un criadero porcino de la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), cuya construcción comenzó en 2011. Esta semana organizó una videoconferencia con la fábrica de pastas que Los Grobo construyó en Chivilcoy - que había sido inaugurada en marzo pasado- y, por la noche, recibió a los directivos de Syngenta, quienes le dijeron que invertirán 800 millones de pesos para levantar una planta productora de semillas de maíz y girasol también en Córdoba. Además, el miércoles próximo encabezará en General Rodríguez un acto para inaugurar la construcción de una fábrica de maquinaria agrícola del grupo Agco.
El malestar que provoca la figura presidencial en muchos productores por la política de regulaciones e intervenciones impulsada por el Gobierno probablemente representen otra mera escenificación del "relato oficial". Más allá de estos razonables resquemores, lo evidente es que hoy el campo y la cadena productiva que se extiende a su alrededor es el sector de la economía que mejores perspectivas presenta para el mediano y el largo plazo. Seguramente podrían ser muchos más los proyectos de inversión que estarían en condiciones de ser anunciados si las políticas del Gobierno fueran audaces y no temerosas del funcionamiento de los mercados.
El rally alcista de los granos vuelve a confirmar que las oportunidades están al alcance de la mano. Con un maíz que en Chicago superó los 300 dólares por tonelada para la posición más cercana, la apertura de ROE para la nueva campaña debería ser más que generosa. Las proyecciones indican hasta ahora que la soja volverá a crecer en superficie, en detrimento del maíz. Una señal clara por parte del Gobierno sería una señal positiva para incentivar la siembra del cereal. Pero todo depende de la voluntad del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Con un volumen superior en la cosecha, el Gobierno podría contar con más divisas en 2013. Y nuevamente es el campo quien le puede aportar la solución a los problemas.
En este contexto, resulta insólito como se pueda dejar a algunos sectores a que vuelvan a padecer por una crisis cuando tienen todo para ganar. La lechería es uno de ellos. Con la inflación, la suba de costos de la industria y los precios que permanecen casi sin cambios respecto del año pasado, los tamberos vuelven a hablar de planes de ajuste. "Con mucho dolor decidí la venta de un plantel de vacas lecheras y darle más espacio a la agricultura; soy tambero de alma, pero no me queda otra opción", contaba en estos días un productor de los verdaderamente grandes. "Un colega prefirió instalar su tambo en Uruguay porque lo tratan mejor allí, no tiene problemas con las regulaciones", dijo.
Esos ajustes y decisiones de no inversión son invisibles para la política oficial. Allí no hay posibilidades de hacer anuncios y prestarse para los discursos. Cuando Moreno decide que puede manejar los precios y las cantidades de la economía se olvida de que sin competencia ni libre juego de la demanda y de la oferta las posibilidades de que alguien invierta su capital son menores. La propia presidenta Cristina Kirchner dijo una palabra clave, que tomó del CEO de Los Grobo, Gustavo Grobocopatel: confianza. Al Gobierno le cuesta confiar en el potencial productivo del campo y prefiere intervenir y poner trabas allí donde se puede crecer y arriesgar. Esa es la película que todavía no se anima a protagonizar, aunque prefiera arrimarse para la foto.
resumen
597
Dólares por tonelada
Se llegó a cotizar la soja en el mercado de Chicago
LA FRASE
"Más de 500 familias perdieron sus fuentes de trabajo en La Pampa por las dificultades con la carne"
Virginia Linares
Diputada nacional (FAP-provincia de Buenos Aires).


