Alberto Ramos dice que no lo sorprende para nada. El economista jefe para Amèrica latina de Goldman Sachs parece tan curado de espanto como muchos argentinos. La decisión de la Presidenta de pedirle la renuncia al titular del Banco Central Martín Redrado llega como una confirmación más de un estilo de gestión que se lleva puesto al que no acata, asegura. “Está claro que no hay lugar para voces disidentes. Es lo mismo que pasó con Lavagna y con Prat Gay. Cuando tuvieron un punto de vista propio, les cerraron la puerta. Esto es muy infortunado y muy negativo. Pero no me sorprende que pase. Es una repetición de lo que ya vimos en el pasado”, le dijo a El Cronista.

“Redrado está defendiendo sus principios y hace bien porque el gobierno está cometiendo un abuso al avanzar sobre la autonomía del Banco Central”, comentó Ramos, quien aclaró que “si bien el timing fue muy malo, en realidad no hay buen timing para lo que ocurrió”. Es que el pedido de renuncia llega en un momento en que los inversores extranjeros empezaban a convencerse de que la Argentina tenía buenas intenciones luego del acercamiento con los hold-outs y el esfuerzo por volver a los mercados.

De todos modos, Ramos no cree que el escándalo termine empañando el resultado del canje. “No pienso que vaya a tener mayor impacto. Creo que la operaciòn saldrá bien siempre y cuando el gobierno entienda que ésta es una segunda oportunidad para resolver un problema y no busque mostrarse demasiado duro o agresivo con los tenedores de bonos”, explicó. “Lo que sí afecta es el potencial de la Argentina para reinsertarse más tarde en el mundo y en los mercados voluntarios y acceder a capital fresco. Esta movida va sin dudas en contra de ese objetivo”, remató.