Los suelos arcillosos son preferibles a los francos o arenosos. Los de textura arenosa no son los adecuados. Son suelos de baja capacidad de compactación, baja estabilidad, alta permeabilidad y alta infiltración.

Este tipo de suelos exige de la adición de arcillas y limos para reducir su permeabilidad. El perfil petrocálcico (tosca) reduce la infiltración en el sitio pero el escurrimiento de lixiviados por sobre la masa de tosca no garantiza la reducción de la infiltración en profundidad debido al agrietado frecuente e interrupción de los estratos petrocálcidos.

Precipitación anual:

Se prefieren regiones de baja precipitación anual y de lluvias de baja intensidad. En regiones de 600 mm o menos la evaporación anual es altamente eficiente para reducir los volúmenes de líquido recogidos en el área del feedlot. La estructura de manejo de efluentes resulta más simple que en regiones con precipitaciones mayores, pudiendo plantearse sistemas aeróbicos solamente.

En regiones húmedas, por encima de los 1200 mm anuales, el manejo de efluentes se torna complejo, en su recolección y almacenamiento, y en el tratamiento del piso de los corrales. No sería aconsejable instalar feedlots en esos ambientes. En las regiones con precipitaciones intermedias (entre 600 y 1200 mm) la instalación es posible, pero debería tenerse en cuenta la magnitud de la misma en años húmedos.

Temperaturas:

Los climas de templados o templado fríos son preferibles para procesos de engorde intensivo. Los riesgos de incremento de emisiones aumentan con las temperaturas. Se deberían descartar planteos en regiones con temperaturas extremadamente altas combinadas con alta humedad ambiental

Proximidad a áreas sensibles:

La distancia a áreas urbanas depende de la sensibilidad social y ambiental. La opinión pública con respecto al confinamiento de animales, los olores y la proximidad a recursos hídricos o cuencas condicionan las distancias. Se sugieren distancias superiores a los 8 km para evitar conflictos con centros urbanos, áreas recreativas o rutas de alto tránsito por posibles emisiones con potencial contaminante.

El riesgo es considerado alto y de ubicación no recomendable cuando las distancias son inferiores a 5 km. A esas distancias, las alternativas prácticas para la remediación de efectos o para la adecuación de instalaciones resultarían insuficientes. Distancias entre 8 y 5 km pueden considerarse aceptables cuando se incluyan estrategias de minimización de emisiones (particularmente suelos secos) en áreas de bajo riesgo (regiones secas) y no se arriesguen recursos hídricos superficiales o subsuperficiales (NSW Agriculture, 1998; USEPA, 1973).

Distancias a rutas o caminos de alto tránsito:

La distancia a vías de alto tránsito está asociada a la seguridad pública y al concepto de paisaje. En primer lugar, la presencia de sistemas intensivos, con movimientos de animales y camiones próximos a una ruta incrementan los riesgos de accidentes por imprevistos o distracciones. En segundo lugar, la vista de instalaciones de alimentación en confinamiento no se integra a paisajes deseables para caminos o rutas de alto tránsito.

La implantación de cortinas forestales se sugiere frecuentemente para reducir la vista de planteos intensivos muy expuestos sobre rutas, pero la mejor opción es la instalación del feedlot a una distancia prudencial de las rutas asfaltadas, aquí sugerida de al menos 3 km (Sweeten, 2000). Distancias menores deberían contemplar estrategias para mejorar la imagen y la seguridad ante los movimientos o imprevistos (escape de animales, accidentes de camiones, etc.).

Dirección de vientos:

Es importante que la ubicación con respecto a los vientos predominantes sea tal que la probabilidad para que los olores alcancen a centros poblados sea baja o infrecuente. La orientación con respecto a los vientos predominantes es fundamental dada la alta sensibilidad de la sociedad a los olores indeseables (USEPA, 1987).

La comprobación de la ausencia de conflictos entre la información solicitada precedentemente con los índices de baja vulnerabilidad, sería condición suficiente para la aprobación y el registro de feedlots de escala igual o inferior a los 1000 animales de capacidad. Los feedlots de esta escala no estarían sujetos a un programa de seguimiento de gestión ambiental posterior a su aprobación, lo que no impide al agente público pertinente la visita el feedlot cuando este lo considere conveniente.

Escala superior a los 5000 animales de capacidad

La comprobación de la ausencia de conflictos entre la información solicitada precedentemente para esa escala con los índices de baja vulnerabilidad, será condición necesaria pero no suficiente para la aprobación y el registro de feedlots de esa escala. La empresa debe proveer los planos de diseño de los sistemas de manejo de efluentes y estiércol y los programas de manejo y monitoreo de excrementos, los que deberían ser evaluados y aprobados de acuerdo con pautas previamente fijadas por las administraciones locales (pautas que deberán fijarse y hacerse conocer previamente a las empresas).

El agente público de contralor debería demandar de las empresas un informe anual del estado de los principales indicadores de la gestión ambiental. Sin exclusión del monitoreo por el agente público de la gestión ambiental.

Escala de 1000 a 5000 animales de capacidad

La comprobación de la ausencia de conflictos entre la información solicitada precedentemente para el rango o escala de los 1000 a 5000 animales con los índices de baja vulnerabilidad, dará lugar a la aprobación y el registro de feedlots de esa escala. El agente público de contralor debería proponer a la empresa un cronograma de monitoreo anual de las variables de calidad de agua y suelo descriptas en el cuadro, asociadas a la gestión ambiental del feedlot.

Pautas para habilitación y el control público de la gestión ambiental

El control de la gestión ambiental del feedlot debería ser de interés de la empresa y del sector público. El sector público debería generar la legislación correspondiente para el control de una buena gestión ambiental. En ese sentido, sin excluir pautas particulares de cada administración, se propone a continuación el siguiente procedimiento:

Utilizar en primer término como guía para la determinación de la factibilidad de la instalación de feedlots las pautas sugeridas, teniendo en cuenta principalmente el criterio de reversibilidad u oportunidad de corrección de las condiciones de alta vulnerabilidad que son independientes de la escala (dimensión) del feedlot. Seguidamente, se debería tener en cuenta la escala para definir le grado de detalle del control de gestión.

Se propone la clasificación en tres categorías (A = feedlot con capacidad para engorde simultáneo igual o menos de 1000 animales , B = capacidad entre 1000 y 5000, C = más de 5000).

Los feedlots tipo A tendrían menos exigencias en cuanto a la información a proveer para su inscripción y posterior monitoreo que los de tipo B o C. Las exigencias para los de tipo A estarían restringidas a su ubicación física y potenciales riesgos de contaminación de recursos hídricos. La información a requerir a las empresas sería del tipo descriptivo de aspectos esenciales que hacen a la vulnerabilidad del sitio. Debido a la magnitud de la escala no sería necesario proveer planos y programas de manejo y monitoreo.

Sin embargo, el nivel de exigencias podría verse incrementado si el número de feedlots y la cercanía entre ellos incrementan el riesgo de una cuenca, recursos hídricos, región, etc. Provista la información requerida y verificada la ausencia de conflictos entre la normativa y el proyecto, se registraría el feedlot y otorgaría una habilitación permanente.

Las exigencias para los de tipo B crecen en = grado de detalle para calificar la vulnerabilidad del sitio, con sus posibles efectos regionales. Surge como demanda explícita el planteo del manejo y uso de efluentes. Adicionalmente, se sugiere que el agente de control proponga un programa de monitoreo de calidad de aguas a realizar con carácter preventivo.

Al igual que en el caso anterior, provista la información pertinente y verificada la ausencia de conflictos con la normativa legal se procedería al otorgamiento de una licencia permanente. Por último, los de tipo C deberían proveer información detallada de ubicación a nivel de predio y región (planos e imágenes satelitales), de diseño de instalaciones y programas para el manejo y el uso de efluentes y estiércol.

Para su mejor organización y gestión posterior, sería conveniente que para el otorgamiento del permiso o licencia a este tipo de feedlot, la autoridad competente elabore un protocolo a seguir para la instalación y operación de feedlots tipo C, que permita a las empresas cumplimentar en el tiempo las pautas para una adecuada gestión ambiental. Dicho protocolo debería incluir los tiempos y formatos para la presentación y posterior aprobación incluyendo los proyectos o programas de:

a) Ubicación e instalaciones,
b) Estructura de captura, procesamiento y almacenamiento de líquidos y estiércol,
c) Información y capacitación del personal,
d) Programa de monitoreo de aguas subterráneas y escurrimiento,
d) Programa de uso de efluentes líquidos y estiércol,
e) Eliminación de animales muertos y residuos peligrosos.

Cada proyecto será un requisito parcial para el otorgamiento definitivo de la licencia de operación. Los cuatro primeros deberían ser la condición principal para el inicio de las actividades y el otorgamiento de una licencia provisoria. Al cabo de dos años la empresa deberá presentar y alcanzar la aprobación de los otros dos para completar su licencia definitiva.

El programa de monitoreo implica la presentación anual de análisis de calidad de aguas en el área del feedlot y sectores de almacenamiento de efluentes. Para dicho programa, la administración pública deberá proveer pautas para su diseño y seguimiento. Habiéndose aprobado el sitio y habilitado el diseño, el monitoreo debería tener un rol preventivo para proponer ajustes o adecuaciones de estructura y no sería de carácter punitivo.

Finalmente, las licencias deberían ser revocables si el agente de control detectara procesos de deterioro ambiental de naturaleza irreversible o anormalidades en la gestión que no se condice con los procesos pautados en los programas de uso y monitoreo previstos. La revocación y suspensión de licencias deberá seguir un procedimiento desarrollado por la autoridad competente. La instancia de la revocación definitiva de la licencia debería abordarse cuando se han agotado las instancias de reversión de efectos o daños y la adecuación de las instalaciones o procesos.

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