El conficto agropecuario se encuentra muy lejos de su final. El derrumbe de las cosechas de soja, trigo y maíz dibujan un horizonte de muchísimos problemas que los Kirchner lucen o incapacitados para afrontar o insensibles y, en cualquier caso, los condena a padecer el sufragio en contra rural, que tanto los había votado en 2005 y 2007.

Novedad Nº1: La dirigencia empresarial agropecuaria anunció su decisión de postergar temporalmente su reclamo sobre las retenciones para priorizar soluciones a otros problemas del sector en su diálogo con el Gobierno nacional al finalizar ayer el séptimo día de paro de comercialización de su séptima protesta contra la presidencia de Cristina Fernández.  "Hay que sacarse la mochila de la discusión de las retenciones para dar paso a otros temas que afectan a los productores", dijo Eduardo Buzzi (Federación Agraria) en conferencia de prensa.

Novedad Nº2: En un proyecto de comunicación que presentó ante la Cámara Alta, el senador nacional (Córdoba-Frente para la Victoria) Roberto Urquía (accionista de Aceitera General Deheza) propuso al Ejecutivo rebajar del 23% al 13% las alícuotas de los derechos de exportación para el trigo de la campaña 2009/2010.  También planteó asegurar la provisión del mercado interno "sin dañar la imagen del origen argentino en los mercados del mundo" y mantener abierto todo el año el registro de ventas al exterior. El (¿ex?) kirchnerista Urquía reclamó asegurar al productor el precio pleno de mercado y que el Estado, con los recursos de las retenciones, abone a los molinos harineros la diferencia entre el precio pleno pagado a los productores (el que publica diariamente Agricultura) y el precio equivalente a trigo fijado para la harina triple cero que se destine al mercado interno. Urquía exigió incentivar la introducción de tecnología y nutrientes a los suelos –lo que redundará en mejores rendimientos por hectárea– mediante la deducción, por parte de los productores, como gasto en la liquidación anual del impuesto a las Ganancias, en forma adicional de un 60% de la compra realizada de fertilizantes, en el ejercicio en el que se comercialice la primer producción a la que fueron destinados.

Ahora, algunos recortes periodísticos del sábado 2803:

Pablo Andreani, de Agripac, en La Voz del Interior: "La sequía no solamente tuvo un impacto negativo sobre la evolución de los cultivos sino que también provocó una sustancial caída en la superficie de siembra de trigo y de maíz. La caída en la superficie de trigo alcanza 1,25 millón de hectáreas, mientras que en el caso del maíz la baja fue de 500 mil hectáreas.

En términos de producción, la merma en trigo fue mayor al 50% (o su equivalente de 9 millones de toneladas), en tanto que para el maíz supera los 8 millones de toneladas. La soja, que se pensaba iba a ser la más favorecida, no lo fue debido a que la sequía provocó un atraso en la fecha de siembra de los cultivos de primera en más de 30 e incluso 45 días.

La sequía también tuvo un efecto negativo en la evolución de los cultivos una vez implantados, tanto en el caso de los de primera como de segunda siembra. Por ello, se proyecta una caída en la cosecha de soja de 13 millones de toneladas con respecto a la campaña anterior. De acuerdo a las estimaciones de AgriPAC, la producción de soja de la campaña 2007/08 fue de 50 millones de toneladas, mientras que para la cosecha actual 2008/09 la consultora estima una producción de 37 millones de toneladas. Nuestro estudio está en condiciones de afirmar que en esta campaña agrícola 2008/09 se perdieron más de 30 millones de toneladas respecto de la cosecha récord de la campaña anterior, de 100 millones.

Esto, a pesar de la ceguera que nos impone el Gobierno nacional al decidir la no publicación de las cifras oficiales. Los datos que manejan las consultoras privadas son muy difíciles de comparar, pues el gobierno ha decidido no publicar más las cifras de producción de cada una de las cosechas en la Argentina. (...)

A partir de la decisión del Gobierno de no publicar más las estimaciones agrícolas, el mundo y el país se han quedado sin una herramienta de sumo valor a la hora de planificar políticas de Estado, dejando sin sustento a las empresas privadas a la hora de proyectar sus inversiones.

Da la impresión de que el gobierno aplica los mismos métodos de la vieja Rusia y China, cuando sus gobiernos centrales conservaban las cifras oficiales en manos de funcionarios del Estado y no las publicaban (...)".


Cristian Mira en el suplemento Campo, del diario La Nación

"(...) Según un informe del Instituto de Estudios de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la caída del comercio exterior de granos y subproductos fue del 37,8% en febrero pasado respecto del mismo mes de 2008. La caída no está dada sólo por la baja de los precios, sino también por el volumen. Es decir que ya se están sintiendo los efectos de una política que provoca la caída de la producción.

"Con las herramientas del Gobierno estamos produciendo cada vez menos. No nos pongan palos en la rueda que estamos dispuestos a producir", afirmó el vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Néstor Roulet, durante un acto realizado anteayer en Armstrong, provincia de Santa Fe.

En esa misma jornada, el presidente de la Federación Agraria Argentina (FAA), Eduardo Buzzi, sostuvo que "el Gobierno quiere ver al campo de rodillas. La miopía no les permite ver que no es un problema de 80.000 productores, es un tema mucho más profundo. Con el motor que pone en marcha a más de 10 millones de argentinos. No quieren ver a ese interior".

Y es precisamente esa falta de visión estratégica sobre un modelo productivo es la que hace creer que el campo representa sólo a un sector primario de la economía. Un trabajo reciente de la Fundación Apertura, de Rosario, afirma que, en rigor, debe hablarse de "cadena de valor" y cita el caso de Francia. En ese país, recuerda, "más del 40% del empleo se genera alrededor de la cadena agroindustrial". Esos puestos de trabajo, añade, "son de gran calidad y hacen a la base socioeconómica y cultural de Francia". Y resalta que el análisis como cadena de valor es uno de los elementos fundamentales para que esa nación europea haya decidido subsidiar a los productores por ser el eslabón más débil de esa cadena.

"La cadena láctea francesa tiene un ejemplar desarrollo, pero no puede existir si no hay tamberos ordeñando los campos", afirma Esteban Hernández de la Fundación Apertura. (...)".


Sergio Persoglia, en el suplemento Rural, del diario Clarín

"(...) El clima es espeso y así es difícil trabajar normalmente. No hay certezas sobre si quienes vaciaron esos camiones fueron productores intentando hacer cumplir uno de los objetivos de la medida de fuerza que finalizaba anoche (que no se vendieran granos), militantes afines al gobierno o vaya a saber quién. Pero, así, el flujo comercial se traba. Quien tiene silos, guarda en el campo. Quien ya lo coordinó, embolsa en los chorizos plásticos. Y sólo se anima a vender quien tiene alguna necesidad impostergable. La mayor parte fue sólo hasta los acopios, si sabían que el camino estaba despejado.

Pero, así, el final de una campaña complicadísima se hace más difícil aún. La seca ya obligó a un arranque tardío y lleno de debilidad. La caída de los precios trastocó todas las ecuaciones. Y los ataques de plagas pocas veces visto fueron casi la frutilla del postre. La infografía que acompaña esta página muestra a las claras cómo bajó la tecnología aplicada, de la cual los fertilizantes son una parte absolutamente central.

La consecuencia será una caída de casi 25 millones de toneladas en la producción nacional que, así, quién sabe cómo y cuándo se venderá.

Los productores necesitan comercializar, no sólo para cubrir compromisos de la gruesa, sino para ir pensando en la fina de la nueva campaña, la 2009/2010, que ya está a la vuelta de la esquina, con un escenario poco alentador en lo político y más simpático desde lo económico, con costos que se han ido acomodando a los nuevos precios internacionales. (...)".


Mercedes Colombres en el diario La Nación

"(...) Para el negociador de la Sociedad Rural, Ernesto Ambrosetti, las entidades tienen por delante trabajo en dos frentes de acá a fin de año. "Por un lado, se debe presionar fuertemente a los diputados del interior, y por otro, hacer un trabajo de concientización a la sociedad de cómo afecta al interior la parálisis del campo", dijo Ambrosetti.

Para Murray Alonso, a la hora de conseguir voluntades para tratar los intereses del agro todos los caminos conducen al oficialismo. "El mejor aliado que puede tener el sector es el oficialismo, que tiene que la mayoría hasta diciembre. Le guste o no le guste al agro, se va a tener que acercar a ellos, o al menos a una parte, porque si no, no les van a dar las cuentas para el quórum", dijo.

Finalmente, los otros dos factores que pueden definir la batalla del campo en la Legislatura son la campaña electoral y las candidaturas que pueda conseguir el sector para junio. "El adelantamiento de las elecciones politizó al máximo el problema del campo y agravan el conflicto. Pero por otro lado las elecciones ponen el foco sobre los diputados y sus posturas de defensa del campo y eso beneficia al sector", señaló Gribaudo.

"Concretamente, después del debate de las retenciones, muchos kirchneristas no podrán postularse porque quedaron desprestigiados en sus distritos, como pueden ser Agustín Rossi en Santa Fe o Gerónimo Vargas Aignasse en Tucumán, y eso es a raíz del conflicto del campo en 2008", agregó.

Otros señalan el peligro que puede entrañar mostrarse aliado de la oposición y compartir con esta el crédito político obtenido en 2008, y después, ser ignorado cuando el aliado llega al poder. "En muchos casos se usa al campo como aliado con fines electorales y creo que muchos se van a olvidar de él cuando ganen. Los dirigentes que tienen ofertas para ser candidatos se quejan de que les ofrecen los peores lugares", señaló uno de los ruralistas que recorre los pasillos y prefirió mantener su identidad en reserva.

Ambrosetti también descree de la efectividad de tener dirigentes en las candidaturas, pero por otras razones. "Si un diputado entra por un partido equis, aunque pertenezca al sector, va a tener que responder al partido. El campo va a tener que instalar un número muy grande de diputados para tener peso propio", dijo. (...)".


Héctor Huergo, en el diario Clarín, a propósito de las retenciones

"(...) La gran pregunta era porqué el overshooting sólo tenía incidencia en la cuestión agrícola, y no en otros segmentos de la actividad económica. El arancel de exportación para el resto era del 5%, con un reembolso similar. Esta discriminación es mucho más que una cuestión ética o estética. Tiene que ver con una visión anacrónica, aunque tenga la bendición de lo políticamente correcto. Pasaron seis años y el overshooting pasó, pero las retenciones quedaron. Y aumentaron.

Otro anacronismo es creer que las ventajas competitivas de la actividad agroindustrial se deben a la naturaleza.

Son ventajas competitivas tecnológicas, creadas por los actores del negocio. Pero aun si así fuera, tampoco hay justificación posible, porque para poder explotar los beneficios naturales, primero hay que pagar por ellos. Comprando la tierra o alquilándola, para aprovechar el suelo, el sol y la lluvia, hay que poner plata. Así es el capitalismo, y así lo aceptan los que juegan con estas reglas. Que son las que consagra la Constitución: la propiedad privada, y el derecho taxativo de ejercer cualquier industria lícita.

A no ser que decretemos que la soja no es industria lícita, en cuyo caso habría que procesar y sentenciar a los chacareros que incurran en el delito de sembrarla. No existe derecho alguno para expropiar automáticamente más de la tercera parte de la cosecha.

Todos los actores económicos están obligados, por ley, al pago del Impuesto a las Ganancias. La tasa determinada hasta el hartazgo por la ley y la jurisprudencia, es del 35%. El reclamo del campo es muy sencillo: ¿cómo va a aceptar entregar un 35% de su facturación bruta? Uno de cada tres camiones que despacha a puerto. Con los otros dos tiene que pagar todos los gastos, y si queda algo, otro 35% de los netos es para el gobierno.

Como no le queda nada, el negocio pierde interés. Entonces, no compra más sembradoras. Los metalúrgicos de Armstrong salen a las rutas, mientras los Kirchner explican que ellos son los que garantizan la distribución del ingreso. (...)".