Lamentablemente, casi todas las opciones han sido borradas. Los Kirchner han decidido ir demasiado lejos. Ahora habrá que ver hasta dónde irán los productores en defensa de su supervivencia y dignidad. Horas muy difíciles se aproximan y fue un error de muchos creer que a los Kirchner les interesaba evitarlo.
Los Kirchner le subieron la apuesta al campo, horas después que los productores se habían volcado a las rutas con casi 70 puntos de corte, asumiendo que el conflicto es inevitable.
Luego de dormir a la Mesa de Enlace durante varias semanas, los Kirchner asumen que no es improbable que en algún momento de los tiempos que vienen, los productores consigan la sesión especial legislativa que baje las retenciones, contra la decisión del Ejecutivo Nacional de no ceder ni un ápice ante los chacareros.
Entonces, los Kirchner ensayan una carambola:
> A los gobernadores e intendentes, que protestaban porque la transferencia de recursos coparticipables desde la Nación ha comenzado a declinar, le prometen una masa de dinero nuevo, que surge del 30% de los derechos de exportación que gravan a la soja. Así ellos podrán financiar el proselitismo del Frente para la Victoria: con el dinero de los productores de soja. A cambio de recibir esos recursos, los gobernadores e intendentes deberán defender a los Kirchner.
> A la oposición política se les envía un mensaje de desafío, sepultando el debate que intentaban promover de baja de las retenciones. Lentamente, los partidos políticos de oposición iban sumando nuevos legisladores en Diputados apuntando a conseguir el quórum, de insistir algunas semanas más, para tratar en sesión especial un proyecto de baja de esos gravámenes.
> A los productores agropecuarios se les notifica que su reclamo de reducción de las retenciones de la soja es imposible, y que ahora no deberán lidiar ya con el Ejecutivo Nacional exclusivamente sino también con los poderes provinciales y municipales. Los Kirchner quieren castigar al campo y creen que así consiguen su objetivo.
> A la opinión pública en general le informan que siguen gobernando, que mantienen el control de la situación y que van por todo.
Pero es el campo quien ahora tiene que hacerse escuchar. Los productores no deberían aceptar la imposición de los Kirchner. Los productores deben responder con similar rudeza y con alguna inteligencia adicional. De lo contrario, fueron. Si los productores se disciplinan al anuncio gubernamental, todo lo que hicieron desde el 12 de marzo de 2008 será pulverizado.
Los productores no tienen alternativa porque, además, lo que informó Cristina de Kirchner será incluido en un decreto de necesidad y urgencia (el 3ro. que firma ella, que había prometido no firmar ninguno), para impedir el debate parlamentario que podría resultar complicado.
Los Kirchner imitan a Hugo Chávez Frías en su decisión de polarizar y, en lo posible, aislar a todo aquel que no coincida con sus deseos. Básicamente coinciden en intentar ganar un comicio apelando a la tensión extrema.
Los negociadores han sido dinamitados, tal como Urgente24 había advertido hace varias semanas, aún antes que se difundiera que Hugo Biolcati, de la Sociedad Rural Argentina, se reunía en secreto con Julio De Vido.
Ocurre que suponer que los Kirchner se deleitan en el arte de la negociación es desconocer a los Kirchner, amantes de lo autoritario, creyentes en el rito de la sumisión.
Los chacareros han pasado demasiado tiempo debatiendo si corresponde o no cortar las rutas por lo que puedan pensar los integrantes de la clase media porteña, por el que dirán de gente que no calza sus zapatos.
Desde el voto no positivo de Julio Cobos, el campo ha perdido demasiado tiempo y ahora se encuentra en peligro de perderlo todo, hasta aquel recuerdo de la nocfhe en el Senado.
Pero puede ser que el desgaste sufrido sea enorme y que prevalezca la resignación. No es lo conveniente pero es una opción. Sin embargo, no parece el espíritu de los hombres de campo que luchan con la naturaleza a diario, con percances e imprevistos cotidianos.
Lamentablemente, casi todas las opciones han sido borradas. Los Kirchner han decidido ir demasiado lejos. Ahora habrá que ver hasta dónde irán los productores en defensa de su supervivencia y dignidad.